sábado, 3 de mayo de 2008

Competencia, competencia y más competencia

¿Quién está causando las presiones inflacionarias en alimentos y energéticos? Los gobiernos entrometidos. La solución es eliminar regulaciones obstruccionistas, promover la competencia sin cortapisas y apostarle a la eficacia de los mercados globales para asignar los recursos.

Si fueran médicos les estarían recetando a los diabéticos ingerir toneladas de azúcar.

Las alzas mundiales en los precios de los alimentos y los energéticos están alentando a los intervencionistas gubernamentales en todo el mundo a proponer más del veneno que precisamente ha ocasionado los problemas: barreras al libre comercio, regulaciones obstruccionistas, mecanismos compensatorios, precios mentirosos, subsidios irresponsables…

Tenemos en Estados Unidos a los dos personajes que se disputan la candidatura del Partido Demócrata tratando de seducir a los electores con recetas populistas que han comprobado una y otra vez su fracaso. Tenemos a un presidente, George W. Bush, totalmente desorientado defendiendo – contra la contundente evidencia- los irracionales y ruinosos subsidios a la producción de etanol a partir de maíz.

Tenemos en Argentina a una presidenta populista enfrentando al sector más productivo de ese país – que son los agricultores y los ganaderos- poniéndoles impuestos confiscatorios a las exportaciones y obstruyendo el libre comercio de granos, de carne y de leche.

Tenemos en Asía a gobiernos torpes impidiendo la exportación de cereales, como el arroz, con lo que contribuyen a exacerbar la inflación mundial y el hambre.

Tenemos a los "verdes" y a otras organizaciones no gubernamentales – que en realidad viven de los recursos de los contribuyentes- impidiendo el avance tecnológico en la agricultura, oponiéndose con supersticiones medievales al uso de agroquímicos para aumentar la productividad en el campo y estigmatizando, con alegatos infantiles, los llamados cultivos transgénicos.

Tenemos a gobiernos y a falsos ecologistas impidiendo el uso de tecnologías modernas, viables y limpias para generar energía, como la nuclear, alimentando miedos y fantasías populares propios de la edad de las cavernas.

Tenemos en México a legisladores y medios de comunicación capturados por el principal monopolista privado, atacando con mentiras cobardes a quien promueve la competencia y a quien denuncia la arrogancia de los que depredan los excedentes de los consumidores.

La inflación que viene, y que ya vivimos, se combate sobre todo amarrándoles las manos a los intervencionistas gubernamentales y promoviendo la competencia, más competencia y más competencia. ¡Por Dios, por una vez en la vida dejen trabajar a los mercados libres!

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