Un histórico triunfo de la inteligencia
El rescate impecable de 15 personas que mantenían cautivas las FARC es una gran noticia para toda la humanidad: La inteligencia sigue siendo más poderosa que la barbarie, la demagogia y la confusión.
Es un viejo lugar común ironizar acerca del aparente contrasentido de la frase “inteligencia militar”. Los ejércitos, las policías, los llamados cuerpos de seguridad han cometido, en la historia, un sinnúmero de tropelías que son la antitesis de la inteligencia. Por lo general, sin embargo, los culpables últimos de esas atrocidades son los jefes de los jefes de los jefes militares o policíacos, es decir: los políticos.
La minuciosa operación del 2 de julio para liberar a 15 víctimas de las FARC en Colombia, algunas de las cuales llevaban más de diez años en un cautiverio dictado por la estupidez ideológica (las ideologías son la falsificación más barata y más nociva de la inteligencia), pasará a la historia como un triunfo de la inteligencia.
La inteligencia de la operación sólo se entiende a cabalidad si nos remontamos al origen último: La decisión inteligente, pero impopular en los tiempos que corren, de no hacer concesiones a la barbarie y al atropello de los derechos humanos. El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, nunca confundió los procedimientos con los fines y por ello instrumentó procedimientos subordinados a los fines y acotados por ellos.
Los fines: Preservar las vidas humanas, restaurar la condición de seres libres a quienes la violencia y la sinrazón (disfrazadas de ideología) les ha privado de la libertad, no negociar poniendo en riesgo el imperio del derecho y de la razón cuya restauración se busca ante todo.
La operación – que en palabras de Ingrid Betancourt fue “una partitura” perfectamente ejecutada- no buscaba la aniquilación de nadie, sino la liberación de los cautivos.
Cuando los fines están claros, los procedimientos son inteligentes y honestos. No necesitan escudarse en la palabrería, ni requieren de jactancias de machitos. Se hacen las cosas como deben hacerse y punto. Despacito y con buena letra, como aconsejaba Machado.
¿Cuál es la diferencia entre “operativo espectacular” y “operación efectiva”? La inteligencia honesta. Y que en el primer caso tienes doce muertes estúpidas y en el segundo tienes 15 personas que recobran la vida al recuperar su libertad.
Es un viejo lugar común ironizar acerca del aparente contrasentido de la frase “inteligencia militar”. Los ejércitos, las policías, los llamados cuerpos de seguridad han cometido, en la historia, un sinnúmero de tropelías que son la antitesis de la inteligencia. Por lo general, sin embargo, los culpables últimos de esas atrocidades son los jefes de los jefes de los jefes militares o policíacos, es decir: los políticos.
La minuciosa operación del 2 de julio para liberar a 15 víctimas de las FARC en Colombia, algunas de las cuales llevaban más de diez años en un cautiverio dictado por la estupidez ideológica (las ideologías son la falsificación más barata y más nociva de la inteligencia), pasará a la historia como un triunfo de la inteligencia.
La inteligencia de la operación sólo se entiende a cabalidad si nos remontamos al origen último: La decisión inteligente, pero impopular en los tiempos que corren, de no hacer concesiones a la barbarie y al atropello de los derechos humanos. El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, nunca confundió los procedimientos con los fines y por ello instrumentó procedimientos subordinados a los fines y acotados por ellos.
Los fines: Preservar las vidas humanas, restaurar la condición de seres libres a quienes la violencia y la sinrazón (disfrazadas de ideología) les ha privado de la libertad, no negociar poniendo en riesgo el imperio del derecho y de la razón cuya restauración se busca ante todo.
La operación – que en palabras de Ingrid Betancourt fue “una partitura” perfectamente ejecutada- no buscaba la aniquilación de nadie, sino la liberación de los cautivos.
Cuando los fines están claros, los procedimientos son inteligentes y honestos. No necesitan escudarse en la palabrería, ni requieren de jactancias de machitos. Se hacen las cosas como deben hacerse y punto. Despacito y con buena letra, como aconsejaba Machado.
¿Cuál es la diferencia entre “operativo espectacular” y “operación efectiva”? La inteligencia honesta. Y que en el primer caso tienes doce muertes estúpidas y en el segundo tienes 15 personas que recobran la vida al recuperar su libertad.
Etiquetas: Álvaro Uribe, Colombia, FARC, honestidad intelectual, Ingrid Betancourt, inteligencia, libertad
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