¿Cómo empezó esto? (V)
La crisis global puso al descubierto decenas de prácticas financieras absurdas – que persisten, como comenté ayer respecto del banco en México que le otorga tarjetas de crédito no solicitadas ¡a los desempleados!, en plena sequía crediticia- que fueron como otras tantas cargas explosivas que contribuyeron a diseminar la calamidad económica.
Philip Delves Broughton, periodista británico que cursó el famoso MBA en Harvard, acudió a uno de sus compañeros de clase, Vivek, tratando de entender por qué el estacionamiento de los alumnos de la Harvard Business School (HBS) estaba repleto de automóviles BMW. Vivek, que sabía todo sobre finanzas y sobre autos, le explicó:
- “Muy sencillo, muchos compran un BMW porque quieren entrar a la HBS y obtener ayuda financiera”.
- “¿Qué?, ¿compras un BMW para que te den una beca?”, preguntó Philip incrédulo.
- “Sí, porque cuando tú enlistas tus activos en la solicitud de ayuda financiera, no tienes que mencionar tu auto, pero sí debes mencionar todo el dinero que tengas en cuentas de ahorro o inversión. Si tú compras un auto de $30,000 dólares, tu cuenta de banco tendrá $30,000 dólares menos que probablemente recuperaras mediante la ayuda financiera. Así, básicamente la HBS te compra un BMW para que estudies aquí tu MBA”.
- “Pero eso, ¿no es mentir?”
- “No, como tampoco es tomar todo el dinero que tienes en cuentas a tu nombre y pasarlo temporalmente a las cuentas de tus padres mientras tú estás solicitando la ayuda financiera.”
No resulta muy edificante saber que la prestigiada HBS, presunta cumbre de la sabiduría en administración y finanzas, acaba subvencionando autos de lujo a sus alumnos, con la peregrina ilusión de que está subsidiando a estudiantes necesitados. Pero eso, exactamente, es lo que suele suceder con los créditos de algunos bancos de desarrollo en todo el mundo: El banco de fomento, por ejemplo, cree subsidiar a un necesitado agricultor para que haga la perforación de un pozo (algo que, de cualquier manera, habría hecho el agricultor con su propio dinero), pero en realidad le está facilitando al agricultor comprarse una camioneta Cheyene con sus ahorros.
Incentivos perversos.
(El muy recomendable libro de las experiencias de Broughton como estudiante de MBA en Harvard se llama “Ahead of the curve. Two Years at Harvard Business School”, Penguin Press, New York, 2008.)
Seguiré mañana.
Philip Delves Broughton, periodista británico que cursó el famoso MBA en Harvard, acudió a uno de sus compañeros de clase, Vivek, tratando de entender por qué el estacionamiento de los alumnos de la Harvard Business School (HBS) estaba repleto de automóviles BMW. Vivek, que sabía todo sobre finanzas y sobre autos, le explicó:
- “Muy sencillo, muchos compran un BMW porque quieren entrar a la HBS y obtener ayuda financiera”.
- “¿Qué?, ¿compras un BMW para que te den una beca?”, preguntó Philip incrédulo.
- “Sí, porque cuando tú enlistas tus activos en la solicitud de ayuda financiera, no tienes que mencionar tu auto, pero sí debes mencionar todo el dinero que tengas en cuentas de ahorro o inversión. Si tú compras un auto de $30,000 dólares, tu cuenta de banco tendrá $30,000 dólares menos que probablemente recuperaras mediante la ayuda financiera. Así, básicamente la HBS te compra un BMW para que estudies aquí tu MBA”.
- “Pero eso, ¿no es mentir?”
- “No, como tampoco es tomar todo el dinero que tienes en cuentas a tu nombre y pasarlo temporalmente a las cuentas de tus padres mientras tú estás solicitando la ayuda financiera.”
No resulta muy edificante saber que la prestigiada HBS, presunta cumbre de la sabiduría en administración y finanzas, acaba subvencionando autos de lujo a sus alumnos, con la peregrina ilusión de que está subsidiando a estudiantes necesitados. Pero eso, exactamente, es lo que suele suceder con los créditos de algunos bancos de desarrollo en todo el mundo: El banco de fomento, por ejemplo, cree subsidiar a un necesitado agricultor para que haga la perforación de un pozo (algo que, de cualquier manera, habría hecho el agricultor con su propio dinero), pero en realidad le está facilitando al agricultor comprarse una camioneta Cheyene con sus ahorros.
Incentivos perversos.
(El muy recomendable libro de las experiencias de Broughton como estudiante de MBA en Harvard se llama “Ahead of the curve. Two Years at Harvard Business School”, Penguin Press, New York, 2008.)
Seguiré mañana.
Etiquetas: "Ahed of the curve", Harvard, HBS, incentivos perversos, locos por la crisis, MBA, Philip Delves Broughton
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