lunes, 10 de agosto de 2009

Reformas estructurales e índices de precios

Hay que prestarle mayor atención a los índices de precios que recopila el Banco de México. Además del fenómeno inflacionario en sí - asunto en el que no debe quitarse el dedo del renglón -, los índices que miden las variaciones de diferentes precios (los de mercancías, los de bienes sujetos a factores de estacionalidad, los administrados y concertados por el gobierno o los gobiernos) nos dicen mucho acerca de las distorisones que padecen los mercados en México.

Los precios son la información más relevante para la toma de decisiones económicas.

Hace unos días, al revisar el Informe Trimestral sobre inflación de Banxico, me llamó la atención la gráfica que comparaba las variaciones anuales - mes a mes- de tres variables: el Índice Nacional de Precios al Consumidor (lo que conocemos popularmente como "la inflación en México"), la llamada inflación subyacente (conocida en Estados Unidos como "core inflation") que es la que corresponde a los precios de mercancías comerciadas libremente y que no padecen claros efectos estacionales y la llamada inflación no subyacente que son los precios de aquellos bienes sujetos a variaciones estacionales, como las frutas y verduras o el ganado, y de aquellos bienes y servicios cuyos precios NO fija el mercado, sino que son "administrados" (eufemismo equivalente a "fijados") por el gobierno federal y en ocasiones por gobiernos locales, como: gasolinas, electricidad, agua o "concertados" por los gobiernos (tarifas de transporte o tarifas de telecomunicaciones).

La inflación subyacente o "core inflation" es aquella en la que, en principio, se supone que los instrumentos de la política monetaria del banco central influyen directamente, como tasas de interés interbancarias, crecimiento de los agregados monetarios (especialmente el "dinero del alto poder", M1 y M2) y es la que más interesa, en principio subrayo, para detectar tendencias de alza generalizada en los precios, esto es: Para la inflación como fenómeno monetario.

Lo que me llamó la atención de la gráfica fue la gran volatilidad, en el transcurso de dos años, de la inflación no-subyacente, que iba de "cimas" de casi nueve por ciento anual a "valles" de casi dos por ciento anual, en contraste con la evolución, ligera pero claramente al alza, sin picos ni valles, de la inflación en general y de la inflación subyacente.

Uno presumiría que la volatilidad de la llamada inflación no subyacente obedece fundamentalmente a las variaciones estacionales y pronunciadas de la oferta de bienes agropecuarios, como verduras, legumbres, granos, así como de ganado en píe. Variaciones que obedecen a las estaciones del año en cada hemisferio y a factores muy difíciles de prever o predecir, como huracanes, plagas, sequías y demás.

Sin embargo, en el caso de México y en los últimos años ha influido más la variabilidad de los precios administrados y concertados (llamémosle precios de gabinete gubernamental como contrarios a precios de mercado) que la volatilidad de la oferta de bienes agropecuarios (volatilidad que, por otra parte, tiende a disminuir conforme hay más libertad de comercio en el mundo y los avances en transporte, almacenamiento y conservación de los alimentos permiten normalizar a lo largo de todo el año la oferta de dichos bienes y disponer, por ejemplo, de jugosas ciruelas chilenas durante el invierno en México).

De hecho, los precios de gabinete gubernamental pesan 17 por ciento en el INPC de México, en tanto que los precios de bienes agrícolas y ganaderos pesan sólo 8 por ciento en el mismo índice general de la inflación.

(Hay un interesante trabajo de investigación del propio Banxico respecto de pronósticos de índices de precios que comenta, aunque sea de forma lateral, algunos de estos aspectos, puede leerse haciendo clic aquí).

La siguiente gráfica muestra con claridad los pronunciados picos y valles de los "precios administrados y concertados" respecto de la trayectoria más regular del INPC, (la línea azul corresponde a los precios "administrados y concertados" y la línea color naranja al índice nacional de precios al consumidor), durante los últimos cinco años.



Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto con las reformas estructurales de las que tanto se habla y, a veces, tan poco se comprende?

1. El hecho de que alrededor del 17 por ciento de los precios en México NO sean fijados por la oferta y la demanda en los mercados, nos revela una gran distorsión en la asignación de recursos. Los precios, repito, son el elemento clave de la economía porque permiten asignar los recursos eficientemente, cuando los precios son "administrados" o "concertados" desde una sala de juntas en el gobierno o desde una oficina donde unos cuantos oferentes de los bienes y servicios negocian ajustes con las autoridades, a despecho de la voluntad de los consumidores, nos confirma que los mercados en México están lejos de ser completamente libres y, por supuesto, muy lejos de ser eficientes.

2. En cada uno de los casos de precios administrados y concertados estamos hablando de insumos clave para toda la economía (energéticos, transporte, telecomunicaciones) por lo que las variaciones en dichos precios afectan directamente a toda la actividad económica, desde un banco hasta una tienda de abarrotes, desde una fábrica de maquinaria y equipo hasta una empresa de mensajería.

3. Si vemos con detenimiento la gráfica notaremos que los picos suelen situarse alrededor de noviembre a enero y los valles entre abril y junio, pero no de una manera uniforme todos los años, ni en los mismos periodos para cada año (si nos fuésemos más atrás, veríamos que los picos invariablemente se presentaban cada enero, como en los servicios de educación privada los picos de precios al alza se presentan invariablemente en septiembre), un elemento determinante de esta tendencia son las famosas "tarifas de verano" de la Comisión Federal de Electricidad, cuando entran en vigor el índice cae y cuando termina su vigencia el índice vuelve a subir, pero no es el único.

4. Un factor cada vez más decisivo para estas variaciones es la situación de las finanzas públicas. Esto, a mi juicio, tenderá a agravarse conforme los ingresos petroleros han caído estrepitosamente no sólo por el descenso de los precios internacionales, sino por la declinación inexorable de la plataforma de producción y exportación (la llamada reforma energética NO resolvió, ni por asomo, esta grave vulnerabilidad).

5. Lamentablemente los precios y tarifas del sector público - electricidad y combustibles, sobre todo- fueron "administrados" políticamente en años recientes para calmar a grupos de presión (véase el escándalo que puede hacer un puñado de adinerados negociantes por el precio del diesel), para complacer al electorado o por la errónea percepción de que un aumento de algunos precios (verbigracia, gasolinas) incendiaría a un país que se suponía (leen demasiados periódicos y ¡se creen todo lo que leen!) a merced de los caprichos de un iluminado que sentenció: "¡No al gasolinazo!", para regocijo de los amantes del ruido.

Concluyo, aunque el tema da para mucho más, que apenas estamos a tiempo para emprender reformas estructurales en serio y completas (fiscal, energética, de telecomunicaciones, educativa, laboral, entre otras), antes de que la dura realidad nos imponga escenarios catastróficos: Presiones inflacionarias por alzas desmedidas de precios "administrados y concertados" con toda su cauda de efectos en el resto de los precios, finanzas públicas al borde de la quiebra o escasez de veras grave de algunos bienes, por ejemplo: el agua, cuyos precios, fijados por los gobiernos locales, llegan a ser criminalmente irrisorios como en el Distrito Federal.

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1 Comentarios:

Anonymous axa dijo...

caso concreto del agua en la ciudad de méxico: hay poca y no se puede beber de la llave.

precio bajo, servicio deficiente. da mucha risa cuando algún defeño no muy brillante expresa su apoyo al bajo precio del agua en el DF.

agua, electricidad, gas, drenaje, calles con asfalto, recolección de basura, todos los servicios tienen precios distorsionados. lo único que hacen los subsidios es enseñarnos a derrochar recursos

agosto 12, 2009  

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