Del “asesinato” de Juárez y su simultánea mitificación
Este fue uno de los grandes “aportes” del régimen de Porfirio Díaz a la política mexicana: La capacidad de desnaturalizar ideas que originalmente eran contrarias entre sí, hasta hermanarlas en una entelequia insípida e indolora.
A Benito Juárez lo mataron 15 años después de haber fallecido: el 28 de julio de 1887. Ese día, el régimen de Porfirio Díaz, a punto de lograr su segunda reelección, celebra con boato y solemnidad a Juárez.
En lugar del Juárez de carne y hueso, liberal “puro” como solía decirse, surgió Juárez el mito unificador. Figura central de esa historia patria de las estatuas de bronce, de las efemérides, de los discursos conmemorativos. No deja de ser una cruel ironía –como señala el historiador Charles A. Hale- que el surgimiento de Juárez como mito unificador haya sido obra de su principal antagonista en vida, Porfirio Díaz.
Junto con Juárez mataron al liberalismo mexicano, como ideología combativa que ponía la libertad y los derechos del individuo por encima de cualquier presunto derecho colectivo, y surgió el liberalismo como santo y seña de corrección política. Después de Juárez, todos en México fueron “liberales” entre comillas. Por todos entiéndase el “todo México” de los políticos, funcionarios públicos, escritores, periodistas, educadores. La consigna, más o menos a partir de ese “asesinato” de Juárez y del liberalismo, y del surgimiento de Juárez como personaje mítico y unificador, en 1887, fue “todos somos liberales”…, para mejor dejar de serlo.
Aunque no es el único caso, esta transformación del liberalismo a fines del siglo XIX hasta dejarlo en mera etiqueta legitimadora del positivismo en el poder y hasta del colectivismo más antiliberal, es probablemente uno de los más grandes procesos de falsificación, a partir de la política, que registra la historia de las ideas.
A partir de esta santificación-mitificación de Juárez – y con él de la etapa del liberalismo mexicano que había surgido en México a partir de los años 20 del siglo XIX, con personajes como el doctor Mora- el héroe oaxaqueño lo mismo ha servido, políticamente hablando, para un barrido que para un fregado.
Sólo esa santificación-mitificación de Juárez explica aberraciones como la del propagandista político que se llama a sí mismo Comandante Cero (antes sub-comandante Marcos) quien pretende mantener a los indígenas encasillados en comunidades rígidas y aparte de la civilización y de las leyes generales, ¡nada menos que invocando a Juárez!
Sólo esa mixtificación – ese engrudo que criba los hechos históricos para despojarlos de su contenido y convertirlos en plataforma política - explica que hoy en pleno siglo XXI el más anti-liberal de los candidatos a la Presidencia de la República se ostente como heredero e imitador del Benemérito de las Américas.
En este caso, la falsificación de las ideas sólo atacó un punto, pero un punto clave del liberalismo: La supremacía de los derechos y libertades individuales respecto de los presuntos derechos colectivos. Se pasó así del Estado garante de los derechos al arrogante Estado que pretende modelar la realidad.
2 Comentarios:
Hola!
Mi nombre es Luis y me encantó tu post. Estoy haciendo una investigación al respecto y me pregunto si sabes el título de algún libro que mencione directamente que Porfirio Diaz ayudó a la mitificación de Juarez, ya sea mediante su politica educativa o su forma de justificar su gobierno
Gracias por el comentario y el interés en el asunto. El libro que conozco y que trata específicamente este proceso de conversión de Juárez en "mito" durante el régimen de Porfirio Díaz es el siguiente:
Charles A. Hale, La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XIX,
traducción de Purificación Jiménez, México, Vuelta, 1991, 453 p.
Espero que te sea útil.
RMM
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