David Ricardo y la deuda del GDF
El gobierno del Distrito Federal ha publicitado con entusiasmo la reestructuración que logró – en plazos y tasas- de la mayor parte de su deuda. ¡Enhorabuena! Ojalá con el mismo entusiasmo nos informaran por qué sus ingresos propios por el principal impuesto local – el predial- muestran una caída anual en pesos constantes de 6.1 por ciento al primer semestre de este año.
Un bonito ejemplo de la llamada “equivalencia ricardiana” – que podríamos resumir así: “La deuda pública de hoy son los impuestos por venir”- es la reciente operación de reestructura de la deuda del gobierno del Distrito Federal.
Breviario: Se llama “equivalencia ricardiana” porque fue el economista David Ricardo el primero en formularla; por su parte, James M. Buchanan, premio Nobel de ciencias económicas 1986 la redescubrió ya que, como admitió en 1992 el economista Robert J. Barro – recordando una polémica suya con Buchanan alrededor de 1974- cuando se verificó tal debate la equivalencia ricardiana “era desconocida para la mayoría de los economistas”.
Es claro que al señor Marcelo Ebrard le disgusta que algunos medios hayan recordado que la operación de reestructura de la deuda del GDF significa, también, trasladar una carga a los contribuyentes de generaciones futuras a cambio de obtener un alivio en la carga fiscal presente. En este caso, sin embargo, esa observación tiene razón. Es la famosa equivalencia ricardiana.
Se entiende que el gobierno de la capital prefiera publicitar los beneficios presentes de la operación en lugar de advertir de sus consecuencias futuras, eso suelen hacer todos los gobiernos. Además, si las alternativas eran: no hacer nada o aprovechar las condiciones de los mercados financieros – y el aval del gobierno federal- para reestructurar la deuda, sin duda se hizo lo correcto. El punto es que hay que ver integralmente las finanzas del GDF, por ejemplo: ¿Cuál es el comportamiento del principal impuesto local, el predial, que cobra ese gobierno? La respuesta es preocupante: En los primeros seis meses de este año la recaudación por impuesto predial ha caído 6.1 por ciento en términos reales respecto del mismo periodo de 2006.
Esta caída en el principal ingreso propio de carácter local – cuyo flujo razonablemente debería servir para dar servicio a la deuda, entre otras cosas- no se conduele con la entusiasta propaganda sobre la salud financiera del GDF.
Un bonito ejemplo de la llamada “equivalencia ricardiana” – que podríamos resumir así: “La deuda pública de hoy son los impuestos por venir”- es la reciente operación de reestructura de la deuda del gobierno del Distrito Federal.
Breviario: Se llama “equivalencia ricardiana” porque fue el economista David Ricardo el primero en formularla; por su parte, James M. Buchanan, premio Nobel de ciencias económicas 1986 la redescubrió ya que, como admitió en 1992 el economista Robert J. Barro – recordando una polémica suya con Buchanan alrededor de 1974- cuando se verificó tal debate la equivalencia ricardiana “era desconocida para la mayoría de los economistas”.
Es claro que al señor Marcelo Ebrard le disgusta que algunos medios hayan recordado que la operación de reestructura de la deuda del GDF significa, también, trasladar una carga a los contribuyentes de generaciones futuras a cambio de obtener un alivio en la carga fiscal presente. En este caso, sin embargo, esa observación tiene razón. Es la famosa equivalencia ricardiana.
Se entiende que el gobierno de la capital prefiera publicitar los beneficios presentes de la operación en lugar de advertir de sus consecuencias futuras, eso suelen hacer todos los gobiernos. Además, si las alternativas eran: no hacer nada o aprovechar las condiciones de los mercados financieros – y el aval del gobierno federal- para reestructurar la deuda, sin duda se hizo lo correcto. El punto es que hay que ver integralmente las finanzas del GDF, por ejemplo: ¿Cuál es el comportamiento del principal impuesto local, el predial, que cobra ese gobierno? La respuesta es preocupante: En los primeros seis meses de este año la recaudación por impuesto predial ha caído 6.1 por ciento en términos reales respecto del mismo periodo de 2006.
Esta caída en el principal ingreso propio de carácter local – cuyo flujo razonablemente debería servir para dar servicio a la deuda, entre otras cosas- no se conduele con la entusiasta propaganda sobre la salud financiera del GDF.
Etiquetas: Ciudad de México, David Ricardo, deuda, equivalencia ricardiana, impuestos, James M. Buchanan, Marcelo Ebrard ó "La Ciudad", mercados financieros, Robert J. Barro
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