La receta africana
Para variar ya no nos fijemos en lo que hicieron las economías desarrolladas para serlo, invirtamos la fórmula: Veamos qué ha hecho África para retroceder y…hagamos todo lo contrario.
Una patera es una embarcación pequeña de fondo plano, sin quilla. Cada año miles de africanos intentan llegar a España o a Italia hacinados en esas precarias embarcaciones. ¿Por qué? Porque huyen de la miseria; se arrojan al mar en las pateras para alejarse, aunque sea un pequeño escalón, del infierno.
El economista español Juan Velarde Fuentes resumió ayer en unas cuantas líneas en el periódico ABC las causas de la miseria de un continente que, teniendo una riqueza envidiable en materias primas y recursos naturales, retrocede en lugar de avanzar. La emancipación, la independencia de regímenes coloniales, de forma absurda se han traducido en mayores penalidades, ¿por qué?
Aprovecho algunas ideas de Velarde para dar mi propia versión de la receta africana, infalible para lograr la miseria creciente y perpetua:
1. Por regla general los países africanos padecen gobiernos profunda y extensamente intervencionistas; súmese a ello que sus burocracias no sólo son proverbialmente incompetentes y autoritarias, sino corruptas.
2. Campea en la mayor parte de África una inseguridad jurídica espantosa; los poderes judiciales distan de ser independientes y se puede esperar cualquier cosa de ellos menos la aplicación lisa y llana de la ley.
3. Dos principios más o menos generalizados en el llamado mundo occidental están ausentes en la mayor parte de África, más aún, son profundamente repudiados: A. El respeto a los derechos de propiedad y B. Los rudimentos de una democracia liberal.
4. La cereza en el pastel es la ayuda paternalista – y no pocas veces hipócrita- que recibe África de los países desarrollados y de organismos como las Naciones Unidas: Ha servido para enriquecer a gobiernos corruptos y despóticos, casi nunca promueve las iniciativas individuales, no gubernamentales, de los africanos (porque desconfía de ellas) y, además, le da el pretexto perfecto a los políticos locales – ávidos de poder y riqueza personal- para culpar de todos los males de África a los malvados de occidente; en este sentido, la mala conciencia de los filántropos paternalistas fabrica el perfecto chivo expiatorio.
Cualquier semejanza con América Latina NO es casualidad.
Una patera es una embarcación pequeña de fondo plano, sin quilla. Cada año miles de africanos intentan llegar a España o a Italia hacinados en esas precarias embarcaciones. ¿Por qué? Porque huyen de la miseria; se arrojan al mar en las pateras para alejarse, aunque sea un pequeño escalón, del infierno.
El economista español Juan Velarde Fuentes resumió ayer en unas cuantas líneas en el periódico ABC las causas de la miseria de un continente que, teniendo una riqueza envidiable en materias primas y recursos naturales, retrocede en lugar de avanzar. La emancipación, la independencia de regímenes coloniales, de forma absurda se han traducido en mayores penalidades, ¿por qué?
Aprovecho algunas ideas de Velarde para dar mi propia versión de la receta africana, infalible para lograr la miseria creciente y perpetua:
1. Por regla general los países africanos padecen gobiernos profunda y extensamente intervencionistas; súmese a ello que sus burocracias no sólo son proverbialmente incompetentes y autoritarias, sino corruptas.
2. Campea en la mayor parte de África una inseguridad jurídica espantosa; los poderes judiciales distan de ser independientes y se puede esperar cualquier cosa de ellos menos la aplicación lisa y llana de la ley.
3. Dos principios más o menos generalizados en el llamado mundo occidental están ausentes en la mayor parte de África, más aún, son profundamente repudiados: A. El respeto a los derechos de propiedad y B. Los rudimentos de una democracia liberal.
4. La cereza en el pastel es la ayuda paternalista – y no pocas veces hipócrita- que recibe África de los países desarrollados y de organismos como las Naciones Unidas: Ha servido para enriquecer a gobiernos corruptos y despóticos, casi nunca promueve las iniciativas individuales, no gubernamentales, de los africanos (porque desconfía de ellas) y, además, le da el pretexto perfecto a los políticos locales – ávidos de poder y riqueza personal- para culpar de todos los males de África a los malvados de occidente; en este sentido, la mala conciencia de los filántropos paternalistas fabrica el perfecto chivo expiatorio.
Cualquier semejanza con América Latina NO es casualidad.
Etiquetas: África, burocracia, derechos de propiedad, estado de derecho, filantropía, modelos económicos, obstáculos al desarrollo, recetas para el atraso
2 Comentarios:
Hace un par de años tuve la oportunidad de platicar con un empresario Nigeriano quien como yo se dedica a proveer insumos para la agricultura.
Ambos llegamos a la conclusión de que nuestros países son almas gemelas en extremos opuestos del atlántico.
Ambas naciones tienen petróleo, consumen maíz como alimento y padecen gobiernos ineficientes, burocráticos y corruptos.
Hoy, además, corremos el grave peligro de quedarnos sin maíz para comer y sin fertilizante para producirlo.
La utilización de maíz para producir etanol lo hará que el maíz sea caro y escaso. Con los fertilizantes pasará lo mismo, con la demanda creciente para la siembra de maíz la capacidad de producción de fertilizantes ya alcanzó su máximo nivel.
El futuro luce complicado tanto para México como para Nigeria y ni hablar del resto de Africa a donde no llegarán las ayudas alimentarias... porque no habrá excedentes que enviar.
Hola Ricardo...
Aprovecho para saludarte y para comentarte de un libro en el que se toca el tema africano de un modo que se me hace muy "medinamaciísta" (ja)por lo poco convencional. Ya lo has de conocer: "El Economista Camuflado"... así como otro también del estilo: "Freaconomics"...
Te mando un abrazo y felicidades por tus atinados comentarios!
Antar González.
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