martes, 8 de julio de 2008

Adiós, dinero fácil, adiós

La novedad, en la segunda mitad de 2008, es que crece la convicción de que el principal problema con que tiene que lidiar hoy la economía global es la inflación, no los amagos de desaceleración de la actividad económica. Los bancos centrales – especialmente la Reserva Federal- no pueden seguir ignorando que las tasas de interés negativas son combustible puro para los altos precios de energéticos y alimentos.


¿Qué papel jugaron las bajas tasas de interés y la expansión del crédito en las alzas de los precios de los energéticos y de los alimentos? La siguiente gráfica da mucho para pensar. Los datos son los precios promedio anuales (en el caso de 2008, hasta el mes de mayo) del petróleo WTI en el mercado "spot" (expresados en dólares de 2007) y las tasas de interés promedio de referencia de la Reserva Federal, también en promedios anuales.



¿Es buena idea que los bancos centrales desdeñen los volátiles precios de los energéticos y de los alimentos considerando que no forman parte de la "core inflation" o de la inflación subyacente?, ¿no han alimentado las bajas tasas de interés una burbuja especulativa de inversiones en "commodities" que, a su vez, impulsan al alza los precios de energéticos y alimentos?

Durante lo que va del siglo la cota más alta de la tasa de interés (6.24% promedio anual) se verificó en el año 2000, con unos precios nominales del petróleo de $27.39 dólares el barril y reales – en dólares de 2007- de $34.16 dólares. El segmento más dramático de la gráfica es la "reacción espejo" (inversamente proporcional) entre tasas y precios del petróleo a partir de 2007: Las primeras caen en picada, los segundos suben como la espuma…

Vistas así las cosas – y cada vez más gente empieza a verlas así en los gobiernos de los países desarrollados y en varios bancos centrales- la receta parece obvia: Adiós, dinero fácil, adiós.

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