El FAP y los calamares fritos, (27 de agosto)
Una impresionante colección de disparates. Eso es la llamada propuesta de reforma energética del retrógrado Frente Amplio Progresista.
Hay pocas organizaciones políticas más retardatarias en México que el llamado "Frente Amplio Progresista". Por eso no nos debería extrañar que, tras meter en la licuadora las ocurrencias de (dicen) un centenar de "talentos" adictos al iluminado Andrés López, hayan parido una propuesta de reforma energética que no sólo tiene la calidad intelectual que podríamos esperar de un calamar frito, sino que es también profundamente reaccionaria.
Por ejemplo, si se aplicase la reforma que proponen al artículo 254 de la Ley Federal de Derechos lo más probable es que la "renta petrolera" se volviese insignificante, irrisoria o inexistente: No sólo bajaría la tasa del derecho ordinario de hidrocarburos (fuente de la famosa "renta petrolera" que pertenece a la Nación, no a PEMEX), sino que permitiría a PEMEX deducir de la base para ese gravamen el 100% de TODO tipo de inversiones (en exploración, desarrollo y explotación de yacimientos; en recuperación mejorada; en ductos, terminales, transporte, plantas; en conservación y en mantenimiento capitalizable, y no capitalizable, de infraestructura).
Desde luego, no debe ser la extinción de la renta petrolera el deseo del FAP (mismas siglas que las de la Federación Andaluza de Padel, para desgracia de los andaluces que practican ese deporte), pero tampoco parece ser el deseo de un calamar frito el ser devorado por un sujeto goloso; no obstante, el pobre animalito nada puede hacer para evitarlo.
Tal vez, concediendo a los autores de la propuesta un grado más de inteligencia de la que gozan los calamares fritos, podamos conjeturar que los señores del FAP simplemente saben que su propuesta no tiene la menor probabilidad de ser viable y, sabiéndolo, la toman como lo que es: una vacilada. Una ocurrencia en la que no tiene importancia alguna el contenido o la sustancia; en la que es el gesto de "proponer algo" – lo que sea, lo que se te ocurra- lo que vale. Esto es: Una propuesta nominal – un flato- para salir en los medios, hacer ruido y halagar al iluminado López.
La inmensa ventaja que tienen los calamares fritos respecto de los creativos del FAP es que los primeros jamás pretenderán gozar del exorbitante privilegio, intelectual y político, de mentir a placer con total impunidad. Por eso los calamares fritos son más confiables.
Hay pocas organizaciones políticas más retardatarias en México que el llamado "Frente Amplio Progresista". Por eso no nos debería extrañar que, tras meter en la licuadora las ocurrencias de (dicen) un centenar de "talentos" adictos al iluminado Andrés López, hayan parido una propuesta de reforma energética que no sólo tiene la calidad intelectual que podríamos esperar de un calamar frito, sino que es también profundamente reaccionaria.
Por ejemplo, si se aplicase la reforma que proponen al artículo 254 de la Ley Federal de Derechos lo más probable es que la "renta petrolera" se volviese insignificante, irrisoria o inexistente: No sólo bajaría la tasa del derecho ordinario de hidrocarburos (fuente de la famosa "renta petrolera" que pertenece a la Nación, no a PEMEX), sino que permitiría a PEMEX deducir de la base para ese gravamen el 100% de TODO tipo de inversiones (en exploración, desarrollo y explotación de yacimientos; en recuperación mejorada; en ductos, terminales, transporte, plantas; en conservación y en mantenimiento capitalizable, y no capitalizable, de infraestructura).
Desde luego, no debe ser la extinción de la renta petrolera el deseo del FAP (mismas siglas que las de la Federación Andaluza de Padel, para desgracia de los andaluces que practican ese deporte), pero tampoco parece ser el deseo de un calamar frito el ser devorado por un sujeto goloso; no obstante, el pobre animalito nada puede hacer para evitarlo.
Tal vez, concediendo a los autores de la propuesta un grado más de inteligencia de la que gozan los calamares fritos, podamos conjeturar que los señores del FAP simplemente saben que su propuesta no tiene la menor probabilidad de ser viable y, sabiéndolo, la toman como lo que es: una vacilada. Una ocurrencia en la que no tiene importancia alguna el contenido o la sustancia; en la que es el gesto de "proponer algo" – lo que sea, lo que se te ocurra- lo que vale. Esto es: Una propuesta nominal – un flato- para salir en los medios, hacer ruido y halagar al iluminado López.
La inmensa ventaja que tienen los calamares fritos respecto de los creativos del FAP es que los primeros jamás pretenderán gozar del exorbitante privilegio, intelectual y político, de mentir a placer con total impunidad. Por eso los calamares fritos son más confiables.
Etiquetas: Camacho Solís, FAP, López Obrador, Muñoz Ledo, reaccionarios, reforma a Pemex, retrógradas
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