El equipo de Obama: Orientado al mercado
Barack Obama hizo una muy inteligente conformación de su equipo de primera línea para doblegar la crisis económica. Tan inteligente que ya desconcertó a los ilusos que apoyaron a Obama pensando que promovían a un populista estatólatra.
A fines de septiembre Larry Summers, elegido por el presidente Obama para presidir el National Economic Council, escribió en el diario Financial Times que la necesidad de reestablecer la confianza y el funcionamiento fluido de los mercados financieros implicará, inevitablemente, un incremento del déficit fiscal de corto plazo.
Ante la actual ineficacia de la política monetaria como estimulante del crecimiento (por ejemplo, la inutilidad de las sucesivas reducciones de tasas de interés) sólo queda echar mano de las herramientas fiscales, como recortes de impuestos, rescates directos de instituciones financieras, para capitalizarlas, limpieza de activos financieros tóxicos con cargo al erario, apoyos a deudores. Inevitablemente eso incrementa el déficit fiscal de corto plazo pero – advertía Summers- no se trata de dinero de los contribuyentes tirado a la basura (a fondo perdido), sino de una inversión dictada por la crisis que deberá redundar en que los mercados vuelvan a funcionar con soltura y, así, se recupere la mayor parte de lo invertido.
Summers y Timothy Geithner, el próximo Secretario del Tesoro, fueron colaboradores de Robert Rubin, el estupendo Secretario del Tesoro de los primeros años de mandato de Bill Clinton, quien persuadió al presidente demócrata, junto con Alan Greenspan, acerca de la importancia de lograr un superávit fiscal como la mejor estrategia no sólo para combatir la inflación sino para estimular el crecimiento. Rubin hizo una estupenda mancuerna con Greenspan y propiciaron la etapa más bonancible de la economía estadounidense en las últimas décadas: Baja inflación, crecimiento económico sostenido, bajo desempleo y avance de la productividad apuntalado en la innovación tecnológica y en la globalización.
En el equipo de Obama para vencer la crisis destaca también Peter Orzag, el futuro director de presupuesto en la Casa Blanca, quien hace poco criticó el excesivo gasto público destinado a salud (específicamente a “Medicare”): “Hay evidencia sustancial de que un mayor gasto público en salud no significa siempre obtener una salud de mayor calidad”.
Lo siento por los ilusos que soñaron que Obama inventaría el “agua tibia” (intervencionismo del gobierno fijando precios y salarios) para reemplazar al mercado en la asignación de recursos Por fortuna, se equivocaron.
A fines de septiembre Larry Summers, elegido por el presidente Obama para presidir el National Economic Council, escribió en el diario Financial Times que la necesidad de reestablecer la confianza y el funcionamiento fluido de los mercados financieros implicará, inevitablemente, un incremento del déficit fiscal de corto plazo.
Ante la actual ineficacia de la política monetaria como estimulante del crecimiento (por ejemplo, la inutilidad de las sucesivas reducciones de tasas de interés) sólo queda echar mano de las herramientas fiscales, como recortes de impuestos, rescates directos de instituciones financieras, para capitalizarlas, limpieza de activos financieros tóxicos con cargo al erario, apoyos a deudores. Inevitablemente eso incrementa el déficit fiscal de corto plazo pero – advertía Summers- no se trata de dinero de los contribuyentes tirado a la basura (a fondo perdido), sino de una inversión dictada por la crisis que deberá redundar en que los mercados vuelvan a funcionar con soltura y, así, se recupere la mayor parte de lo invertido.
Summers y Timothy Geithner, el próximo Secretario del Tesoro, fueron colaboradores de Robert Rubin, el estupendo Secretario del Tesoro de los primeros años de mandato de Bill Clinton, quien persuadió al presidente demócrata, junto con Alan Greenspan, acerca de la importancia de lograr un superávit fiscal como la mejor estrategia no sólo para combatir la inflación sino para estimular el crecimiento. Rubin hizo una estupenda mancuerna con Greenspan y propiciaron la etapa más bonancible de la economía estadounidense en las últimas décadas: Baja inflación, crecimiento económico sostenido, bajo desempleo y avance de la productividad apuntalado en la innovación tecnológica y en la globalización.
En el equipo de Obama para vencer la crisis destaca también Peter Orzag, el futuro director de presupuesto en la Casa Blanca, quien hace poco criticó el excesivo gasto público destinado a salud (específicamente a “Medicare”): “Hay evidencia sustancial de que un mayor gasto público en salud no significa siempre obtener una salud de mayor calidad”.
Lo siento por los ilusos que soñaron que Obama inventaría el “agua tibia” (intervencionismo del gobierno fijando precios y salarios) para reemplazar al mercado en la asignación de recursos Por fortuna, se equivocaron.
Etiquetas: Alan Greenspan, Barack Obama, Bill Clinton, Larry Summers, Peter Orzag, Robert Rubin, Timothy Geithner
1 Comentarios:
Al parecer es una buena noticia que Obama no esté haciendo lo que muchos esperaban de él en materia económica. A mi solo me queda esperar que suceda lo mismo en materia agrícola, pues se animó a decir lo siguiente a la revista Time ""nuestro sector agrícola en realidad contribuye con mas gases de invernadero que el sector del transporte. Al mismo tiempo, está creano monocultivos que son vulnerables a amenazas a la seguridad nacional, que ahora son vulnerables a que los precios se vayan al cielo o caigan en picada, a variaciones enormes en el precio y que son en parte responsables de la explosión de los costos de la salud porque contribuyen a la diabetes tipo 2, a los infartos y enfermedades cardiacas, la obesidad, a todas aquellas cosas que inciden en la expolisón de los costos de cuidado de la salud."
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