lunes, 17 de noviembre de 2008

Hu Jintao y el futuro de la economía mundial

No hay que perder de vista a China en medio de esta crisis financiera global. Su estrategia es inteligente y sin aspavientos. Hu Jintao, el Presidente chino, sabe que el mundo necesita de ellos.

Esta crisis es una magnífica oportunidad para estudiar chino. En serio.

Uno de los personajes más relevantes en la reunión del G-20 en Washington estaba unas horas después en La Habana visitando a Raúl Castro. Se llama Hu Jintao, es el presidente de China, es líder del partido comunista, tiene 66 años, es ingeniero y es un “caballero” en el sentido que los chinos suelen dar al término: de trato suave y de bajo perfil.

Pero tratándose de decisiones cruciales para salvaguardar al partido comunista chino Hu Jintao es inflexible y no hace concesiones. Pregunten en el Tíbet, si no.

“Las economías emergentes y en desarrollo deben tener una mayor voz y representación en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco Mundial” fue una de las tantas conclusiones de la reunión del G-20, pero para China no fue una declaración retórica. Aportará dos millones de millones (“trillions” en inglés) de dólares para fortalecer el fondo de estabilización del FMI; no lo hará a cambio de nada, sino de un mayor protagonismo en el rediseño del sistema financiero global.

Días antes, y como preámbulo a la reunión en Washington, el gobierno chino anunció un impresionante paquete de estímulos fiscales de 586 mil millones de dólares para la construcción de infraestructura en China, con el fin de mantener elevado el crecimiento económico, disminuir desigualdades regionales y sostener la demanda global por maquinaria, y “commodities”. Sin empacho, el primer ministro chino, Wen Jiabao, calificó el paquete como “la mayor contribución china al mundo” en el umbral de una recesión severa y prolongada.

De alguna forma, la estrategia china marcó la pauta del mensaje conjunto de los países en desarrollo durante la reunión en Washington: En las economías emergentes está la clave para mantener la demanda global con aliento, no cometamos el error de incurrir en el proteccionismo durante esta crisis, fomentemos el comercio global, rediseñemos las instituciones financieras multilaterales dándoles más atribuciones y recursos, pero también dándole a las economías en desarrollo una mayor presencia efectiva.

Tal vez Barack Obama debe empezar a tomar clases de chino. Podrá ser una instrucción muy útil para su próximo trabajo.

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