"Sacar tajada de desastres consentidos"
Una tasa de interés exorbitante tiene gran eficacia pedagógica: "No consumas por encima de tus ingresos o te costará carísimo".
Alguien dijo que el lunes pasado Carlos Slim Helú "salió a la defensa" de los usuarios de tarjetas de crédito. ¿De veras?
Se me hace que no le entendieron al ingeniero Slim. Su mensaje fue que si los bancos cobran tasas moratorias desorbitadas a quienes no pagan antes de la fecha límite la totalidad de sus consumos efectuados con tarjeta de crédito, lo que sucederá es que los usuarios de las tarjetas las usarán como las usa cualquier persona inteligente: sólo para financiar consumos que se tiene la certeza de pagar antes de un mes.
Si eso sucede, si cada vez más personas usan las tarjetas de crédito sólo como un financiamiento de cortísimo plazo (a liquidarse en su totalidad antes de la fecha límite), se cierra un negocio muy rentable para algunos bancos.
Entiendo que el ingeniero Slim está a favor de trasquilar a las ovejas, no de degollarlas, ya que una oveja muerta deja de dar lana. Por su parte, las ovejas, léase los usuarios de tarjetas de crédito, debemos cuidarnos incluso de ser trasquilados.
El ingeniero Slim no estaba en absoluto defendiendo a los usuarios del crédito al consumo, sino advirtiendo – en lógica de negociante- que si las tasas moratorias son excesivamente altas (digamos de más de 100% anual, en lugar de poco más de 60% anual que es la tasa que aplica el banco de Slim), cada vez menos personas estarían dispuestas a efectuar consumos endeudándose por encima de sus ingresos.
Fincar un negocio en cobrar intereses moratorios es "sacar tajada de desastres consentidos" (como dice la canción "Buenos tiempos" de Serrat). Por eso no me parece mal que, gracias a tasas moratorias exorbitantes, cada vez menos personas incurran en la pésima costumbre de vivir por encima de sus ingresos o de retrasar sus pagos.
Alguien dijo que el lunes pasado Carlos Slim Helú "salió a la defensa" de los usuarios de tarjetas de crédito. ¿De veras?
Se me hace que no le entendieron al ingeniero Slim. Su mensaje fue que si los bancos cobran tasas moratorias desorbitadas a quienes no pagan antes de la fecha límite la totalidad de sus consumos efectuados con tarjeta de crédito, lo que sucederá es que los usuarios de las tarjetas las usarán como las usa cualquier persona inteligente: sólo para financiar consumos que se tiene la certeza de pagar antes de un mes.
Si eso sucede, si cada vez más personas usan las tarjetas de crédito sólo como un financiamiento de cortísimo plazo (a liquidarse en su totalidad antes de la fecha límite), se cierra un negocio muy rentable para algunos bancos.
Entiendo que el ingeniero Slim está a favor de trasquilar a las ovejas, no de degollarlas, ya que una oveja muerta deja de dar lana. Por su parte, las ovejas, léase los usuarios de tarjetas de crédito, debemos cuidarnos incluso de ser trasquilados.
El ingeniero Slim no estaba en absoluto defendiendo a los usuarios del crédito al consumo, sino advirtiendo – en lógica de negociante- que si las tasas moratorias son excesivamente altas (digamos de más de 100% anual, en lugar de poco más de 60% anual que es la tasa que aplica el banco de Slim), cada vez menos personas estarían dispuestas a efectuar consumos endeudándose por encima de sus ingresos.
Fincar un negocio en cobrar intereses moratorios es "sacar tajada de desastres consentidos" (como dice la canción "Buenos tiempos" de Serrat). Por eso no me parece mal que, gracias a tasas moratorias exorbitantes, cada vez menos personas incurran en la pésima costumbre de vivir por encima de sus ingresos o de retrasar sus pagos.
Etiquetas: bancos, Carlos Slim, crédito al consumo, pedagogía de la irresponsabilidad, tasas de interés activas, trasquilar ovejas
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