Obama, elogio de la inteligencia
Con la designación de Paul Volcker y de Austan Goolsbee el presidente electo de los Estados Unidos – Barack Obama- tiene ya a los mejores talentos disponibles para enfrentar la crisis.
Voy a presumir que hace tres semanas, el miércoles 5 de noviembre, hice votos para que Barack Obama recurriese a los consejos y asesoría de Paul Volcker. Los enterados lectores de El Economista y de esta bitácora ya estarán a estas horas al tanto de que Volcker encabezará el flamante consejo de asesores para la recuperación económica, que será el puente directo entre el presidente Obama y voces independientes de la sociedad, de la ciencia y de la academia que llevarán opiniones frescas y sin compromisos partidistas a la Casa Blanca.
Esos lectores tal vez recuerden vagamente que alguien hace unos días, en algún sitio, habló de lo mucho que podría aportar al nuevo gobierno un hombre como Volcker. Bien, lo leyeron aquí y lo dije yo.
Satisfecha la vanidad, pasemos a lo importante. A Volcker le acompañará en este consejo de asesores un joven doctor en economía, profesor en la escuela de gradados en negocios y administración de la Universidad de Chicago (el centro académico y de investigación que más premios Nobel de Economía le ha dado al mundo), que se llama Austan Goolsbee y que, por cierto, fue el principal asesor en economía de Obama durante la larga travesía electoral.
El exbanquero central, de 81 años, (que derrotó la inflación y sentó las bases para la recuperación de la economía de Estados Unidos después de los destrozos causados especialmente por los gobiernos de Nixon y Carter) podría ser el abuelo de Goolsbee, de 39 años, un economista del siglo XXI, autor de trabajos de investigación tan actuales como: “Competencia en la industria de cómputo: on-line contra comercio al detalle”, “En un mundo sin fronteras: El impacto de los impuestos en el comercio vía Internet”, “Competencia de precios on-line: Amazon contra Barnes & Noble”. Pero Volcker y Goolsbee, a pasar de la diferencia de edades, sin duda se entenderán muy bien entre sí y con su jefe Obama. La inteligencia no tiene edad, ni fronteras. Funciona. Y los inteligentes, como Obama, se rodean de colaboradores inteligentes. Con eso ya tienen ganada la mayor parte de la batalla. La inteligencia, en estos tiempos, es una magnífica noticia. ¿No creen?
Voy a presumir que hace tres semanas, el miércoles 5 de noviembre, hice votos para que Barack Obama recurriese a los consejos y asesoría de Paul Volcker. Los enterados lectores de El Economista y de esta bitácora ya estarán a estas horas al tanto de que Volcker encabezará el flamante consejo de asesores para la recuperación económica, que será el puente directo entre el presidente Obama y voces independientes de la sociedad, de la ciencia y de la academia que llevarán opiniones frescas y sin compromisos partidistas a la Casa Blanca.
Esos lectores tal vez recuerden vagamente que alguien hace unos días, en algún sitio, habló de lo mucho que podría aportar al nuevo gobierno un hombre como Volcker. Bien, lo leyeron aquí y lo dije yo.
Satisfecha la vanidad, pasemos a lo importante. A Volcker le acompañará en este consejo de asesores un joven doctor en economía, profesor en la escuela de gradados en negocios y administración de la Universidad de Chicago (el centro académico y de investigación que más premios Nobel de Economía le ha dado al mundo), que se llama Austan Goolsbee y que, por cierto, fue el principal asesor en economía de Obama durante la larga travesía electoral.
El exbanquero central, de 81 años, (que derrotó la inflación y sentó las bases para la recuperación de la economía de Estados Unidos después de los destrozos causados especialmente por los gobiernos de Nixon y Carter) podría ser el abuelo de Goolsbee, de 39 años, un economista del siglo XXI, autor de trabajos de investigación tan actuales como: “Competencia en la industria de cómputo: on-line contra comercio al detalle”, “En un mundo sin fronteras: El impacto de los impuestos en el comercio vía Internet”, “Competencia de precios on-line: Amazon contra Barnes & Noble”. Pero Volcker y Goolsbee, a pasar de la diferencia de edades, sin duda se entenderán muy bien entre sí y con su jefe Obama. La inteligencia no tiene edad, ni fronteras. Funciona. Y los inteligentes, como Obama, se rodean de colaboradores inteligentes. Con eso ya tienen ganada la mayor parte de la batalla. La inteligencia, en estos tiempos, es una magnífica noticia. ¿No creen?
Etiquetas: Austan Goolsbee, Barack Obama, capital intelectual, crisis, inteligencia, Paul Volcker, presunción y vanidad
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