miércoles, 3 de diciembre de 2008

Primero, restablecer los mercados

Una vez que se le haya puesto un piso a la crisis, lo más probable es que las políticas fiscal y monetaria de Estados Unidos, en el mediano y largo plazos, sean más restrictivas que en los primeros años del siglo.


Hay un poco más de claridad hoy que hace un par de semanas acerca de cómo se saldrá de la crisis en que está inmersa la economía global. Las pistas que ha dado el futuro presidente de Estados Unidos, a través de la formación de un equipo con excelentes credenciales en el frente económico, han contribuido a disipar algo de la niebla.
Sin embargo, los "osos" – mercados bursátiles a la baja – aún no desean irse a hibernar. Como indicadores de la confianza y de la certidumbre de una recuperación económica en el mediano y largo plazos, los mercados bursátiles permanecen cautelosos: aún pueden surgir cadáveres ocultos en los armarios – nuevos amagos de bancarrota en bancos y empresas emblemáticas – y existe la convicción de que no se ha puesto el "piso" definitivo al ajuste de la economía global.
El lunes la NBER (Agencia Nacional de Investigación Económica) oficializó la recesión. Por su parte, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, admitió que aunque el poder de la herramienta monetaria típica – descensos en las tasas de interés de referencia- es cada vez más limitado, al banco central le quedan otras armas en su inventario para contribuir a un restablecimiento de los mercados, como son las provisiones directas de liquidez al sistema y la compra de bonos del Tesoro de largo plazo en cantidades sustanciales para estimular la demanda agregada.
Pero el propio Bernanke dejó claro que estas son medidas de urgencia y no la política normal o deseable para el banco central. Una vez reestablecido el funcionamiento normal de los mercados, la Reserva Federal debe retomar como objetivo prioritario la estabilidad de precios.
Algo similar sucede en el campo fiscal. Lo que permiten anticipar los nombramientos que ha hecho Barack Obama en el frente económico es que, en el mediano plazo, se dará prioridad a la búsqueda del superávit presupuestario; la política fiscal será más restrictiva que en los desordenados ocho años de George W. Bush.
Reestablecer los mercados, no sustituirlos, es la prioridad. No hay que confundir las estrategias para superar la emergencia con las políticas de cambio estructural.

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