jueves, 11 de junio de 2009

Hacia un nuevo periodismo (adiós a El Economista)

Una de las portadas más memorables del prestigiado semanario británico “The Economist” anunciaba la muerte del negocio de la telefonía tradicional ante la revolución que ha significado la Internet, dada la posibilidad de abatir sustancialmente mediante la red global los costos de la difusión de datos y de voz. Del mismo modo puede augurarse el inexorable fin del negocio tradicional del periodismo impreso, ante las abrumadoras ventajas que la red global ofrece para difundir intangibles. La clave para entender la magnitud de esta revolución es recordar que la información, la opinión, el análisis son productos intelectuales, no materiales.

Para hacer periodismo no es preciso contar con un ejército de distribuidores, ni con imprentas y gigantescos rollos de papel. La red sustituye con gran eficiencia – es un salto inconmensurable de la productividad- casi todas las etapas de la producción de un medio de información impreso y las reduce a lo esencial: un emisor y un receptor interactuando sin más intermediaciones.

Sería candoroso pensar que las consecuencias sociales y económicas, ¡culturales!, de la revolución de la Internet las veremos llegar de inmediato y a la misma velocidad con la que ha llegado el cambio tecnológico en sí. La telefonía tradicional seguirá siendo negocio por varios años más (si, además, sus dueños tienen poder sustancial de negociación para postergar las consecuencias de un avance tecnológico que les puedan resultar ruinosas, usan y usarán ese poder para frenar el progreso).

Tampoco desparecerán en un santiamén los medios impresos. Incluso cuando se generalice el hábito de informarse, debatir y difundir a través de la red, es posible que los impresos permanezcan como un archivo redundante para nostálgicos.
Pero las potencialidades del nuevo periodismo digital – casi instantáneo y de bajísimo costo para los generadores de contenidos y para los receptores de esos contenidos- son inmensas.

Cada cual decide dónde ubicarse, si en la tradición del papel, con costos y tiempos de producción que hoy son absurdos, o en el futuro de la aldea de veras global e interconectada. Una u otra opción entrañan riesgos, pero yo prefiero correr el riesgo de llegar antes que el de no llegar. No me agradaría ser como uno de esos organilleros, que mendigan unas monedas “para que no muera la tradición, jefecito”.

(Este texto fue mi última colaboración en el periódico impreso "El Economista")

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10 Comentarios:

Anonymous Cosme Haces dijo...

¡Qué pena que hayas tenido que dejar El Economista!
Espero que tengas mucho éxito en lo que vayas e emprender.

Cosme

junio 11, 2009  
Anonymous José Manuel dijo...

Apenas terminé de leer tu columna del jueves 11 de junio en el impreso, cuando busqué en tu blog la siguiente... y en efecto, aquí está. Prueba de lo acertado de tus reflexiones, en lo que sería tu última colaboración en el periódico impreso "El Economista". Seguro no la publicarán. Aún es jueves. Se aceptan apuestas.
Mucha suerte.

junio 11, 2009  
Blogger fcogarceniza dijo...

Un saludo de un lector tuyo que muchas veces no entiende lo que escribes, pero que los que si entiendo y me agradan, son para mi un tributo a la inteligencia del ser humano. Ya te estaremos busacando en la internet. Un abrazo de amigo aunque solo se un lector. Enhorabuena.

junio 11, 2009  
Anonymous Anónimo dijo...

Bienveenidas tus ideas ahora en este BLOG...
El Economista perdió a un buen crítico, pero lo ganamos los internautas

G. Vilet

junio 12, 2009  
Blogger Marisol dijo...

Tienes razón, por muchas ruinas que intentemos reconstruir, Roma ya no es Roma y nunca lo volverá a ser... Durante tu paso por esa direción abriste una pequeña rendija por donde permeaba una luz de esperanza. Ya habíamos hablado una vez de las infinitas posibilidades que nos da Intenet. Te deseo lo mejor y espero que en un futuro nos encontremos nuevamente.

junio 15, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Cosme: Muchas gracias, también te deseo el mayor de los éxitos, aunque te he perdido la pista...Un abrazo.

junio 15, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

José Manuel:

Muchas gracias por los amables comentarios, aunque me temo que perdiste la apuesta (sí publicaron el el impreso la columna del viernes). Lo interesante, y tú lo haces notar, es que en el impreso los lectores tienen que esperar 24 horas o un poco menos para leer las ideas al vuelo, la información oportuna y demás; en tanto que aquí en la red la actualización es casi instantánea, salvo causas de "fuerza mayor" como los apagones que nos regala con espantosa frecuencia la compañía de luz y a fuerzas (monopolio) en la ciudad de México o que al autor lo pesquen fuera de la base o con mucha flojera para poner al tanto a los lectores sin dilaciones.

Saludos

junio 15, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Fcogarceniza:

Muchas gracias.

RMM

junio 15, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Anónimo:

Gracias. No sé si soy bueno, malo, injusto, benévolo o despiadado como crítico, pero criticón sí soy. Por otra parte, me parece inevitable - casi fatal- que los usuarios de Internet, un medio mucho más avanzado tecnológicamente (con el adverbio estoy resumiendo un montón de cosas) sean quienes ganen, en tanto que los encadenados a un modo de producción atrasado (papel y tinta, con costosos medios de distribución) deban resignarse a perder, al menos en oportunidad.

Gracias

RMM

junio 15, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Marisol: ¡Qué amable! Tu antes diaria columna "¡Qué mundo!", divertida y con sentido del humor (aun cuando no siempre coincidiera con tus puntos de vista) veo que también sufrió los embates de los "genios" de la restauración periodística que se han hecho cargo de dirigir El Economista (Roma ya no es Roma...) y ya no aparece diario. Bien, así es como se cuidan las fortalezas de un periódico (es un sarcasmo, por supuesto), que no se hacen en un día, como no se hizo Roma de la noche a la mañana, pero sí se destruyen muy rápido...

Gracias, estamos en contacto

RMM

junio 15, 2009  

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