¿Nos queremos ver en el espejo de Argentina?
Alguna vez Néstor Kirchner cuando era presidente oficial de Argentina (hoy, dicen, lo es extraoficialmente por interpósita persona, que es su esposa Cristina) dijo, de visita en China, que Argentina aspiraba a ser, bajo su iluminda conducción, "un país en serio". Y aunque los corresponsales en Pekín no reportaron que los altos jerarcas del Partido Comunista Chino se desternillaran de la risa ante la humorada involuntaria de Kirchner, como hubiera correspondido, es un hecho que algunos caricaturistas argentinos le sacaron jugo al disparate del "Pingüino". Argentina, ¿un país en serio? Lo que hay que oir.
Hoy en México el Secretario de Hacienda habló como el Secretario de Hacienda de un "país en serio" y temo que pocos entendieron la gravedad del asunto.
El Secretario acudió de buena gana a una convocatoria del Senado a unas audiencias públicas acerca de la política fiscal anta la crisis económica que nos aqueja (el nombre de la audiencia es mucho más ampuloso pero en esencia se trata de eso: Cómo les ha pegado a las finanzas públicas de México la crisis global). El asunto es crucial y dentro de menos de un mes corresponderá a una flamante Cámara de Diputados abordar justamente el asunto, cuando reciba, como cámara de origen, todo el paquete económico para el año próximo y como cámara que tiene la facultad exclusiva de analizar, discutir y aprobar - en su caso- la propuesta de prespuesto de egresos de la Federación para 2010.
El caso es que Agustín Carstens estuvo ahí, con los senadores, y habló muy en serio, sin adornos ni afeites, acerca de lo mal que se ven las cosas para las finanzas públicas de México, porque no hicimos la tarea a tiempo o porque equivocadamente conjeturamos que habría tiempo más tarde para ocuparse de las cosas importantes y no de los desplantes histriónicos para ver quién clava mejor las banderillas o da los mejores muletazos al astado. "El futuro ya nos alcanzó" dijo.
De alguna manera el mensaje del Secretario de Hacienda fue que aun cuando ya hay indicios ciertos de que el mundo y México están saliendo de lo peor de la recesión, las consecuencias de este episodio seguirán presentes en México, bajo la forma muy real de una amenaza grave para las finanzas públicas. A menos que el Congreso se ponga a trabajar en serio, el país enfrentará gravísimos dilemas fiscales, con consecuencias para toda la economía y para la economía de todos, mientras buena parte del resto del mundo, mal que bien, empezará a disfrutar algo de los retoños de la recuperación.
La crisis, como dice un buen amigo, encueró nuestros problemas estructurales. Problemas que todos conocíamos, problemas que todos sabíamos que tenían que enfrentarse, pero problemas que pospusimos gracias, entre otras cosas, a que los altos precios del petróleo embriagaron a los políticos y sirvieron - todo hay que decirlo- para que el primer gobierno no priísta en décadas, el de Vicente Fox, comprara el apaciguamiento y la gobernabilidad a un abigarrado ejército de gobernadores del PRI, dispuestos a bailar más o menos en paz a cambio de crecientes participaciones y aportaciones de dinero federal. El feuderalismo fiscal mexicano en todo su esplendor.
Por fin sucedió lo que tenía que suceder: Se nos está acabando inexorablemente el petróleo y ahora hay que ponernos a trabajar en serio. Tenemos que convertirnos en un país en serio, en el que la gente paga de veras impuestos, en el que los gobiernos, no sólo el gobierno federal, sino también los estatales y municipales, rinden cuentas, se someten al escrutinio público inteligente (aunque sea del puñado de personas que en México quieren y pueden hacer escrutinios inteligentes), en el que los gobiernos locales afrontan la responsabilidad y el costo político de cobrar los impuestos locales que correspondan (en lugar de esperar todo de la recaudación federal) y en el que los farsantes de la política - que tratan de resolver todo con desplantes ingeniosos y gracejadas más o menos groseras de conductor de microbús envalentonado e impune- no caben.
Hay tres herramientas para hacer frente al grave problema en el que están, ya desde ahora, inmersas las finanzas públicas de México: 1. Aumentar los ingresos fiscales no petroleros, 2. Reducir en serio el gasto público improductivo en los tres niveles de gobierno, en los tres poderes y en varios de los organismos autónomos, como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que gastan con singular desparapajo, y 3. Recurrir al expediente, peligrosísimo, veneno de alta toxicidad, de incrementar el déficit fiscal.
El Secretario de Hacienda anticipó que habrán de usarse, en la combinación adecuada, las tres herramientas, pero también adviritió que el aumento de ingresos fiscales no petroleros debe ser permanente (reforma tributaria de a de veras) y también debe ser permanente la reforma al ejercicio del gasto público para reducirlo a montos de eficiencia y productividad. En cambio, mucho ojo, el recurso al déficit debe ser temporal, medido hasta el escrúpulo, más que cauteloso.
Esto es: Si uno no tiene más remedio que entrar al antro de mala muerte, más le vale no perder de vista tres cosas: 1. El reloj (para salirse en el momento preciso, ni un minuto más tarde), 2. La cartera (para que no se la sutraigan) y 3. La puerta de salida más próxima y expedita.
Lo cual signiifca que, junto con un déficit fiscal deliberado deberá pactarse (poner candados legales muy claros) la salida del mismo déficit en un plazo perentorio.
Eso es lo que hace un "país en serio"...¿Será "en serio" nuestra clase política o nos ponemos a rezar por un doble milagro: Ganar el campeonato mundial de futbol y volver a sacarnos la malhadada lotería del petróleo para seguir en la farsa y los deplantes histriónicos?
El llamado "riesgo país" refleja, aproximadamente, esto de la "seriedad" que merecen los países:
México: 175 puntos base.
Argentina: 860 puntos base. (Datos al 7 de agosto de 2009).
¿Nos queremos ver en el espejo de Argentina?
Hoy en México el Secretario de Hacienda habló como el Secretario de Hacienda de un "país en serio" y temo que pocos entendieron la gravedad del asunto.
El Secretario acudió de buena gana a una convocatoria del Senado a unas audiencias públicas acerca de la política fiscal anta la crisis económica que nos aqueja (el nombre de la audiencia es mucho más ampuloso pero en esencia se trata de eso: Cómo les ha pegado a las finanzas públicas de México la crisis global). El asunto es crucial y dentro de menos de un mes corresponderá a una flamante Cámara de Diputados abordar justamente el asunto, cuando reciba, como cámara de origen, todo el paquete económico para el año próximo y como cámara que tiene la facultad exclusiva de analizar, discutir y aprobar - en su caso- la propuesta de prespuesto de egresos de la Federación para 2010.
El caso es que Agustín Carstens estuvo ahí, con los senadores, y habló muy en serio, sin adornos ni afeites, acerca de lo mal que se ven las cosas para las finanzas públicas de México, porque no hicimos la tarea a tiempo o porque equivocadamente conjeturamos que habría tiempo más tarde para ocuparse de las cosas importantes y no de los desplantes histriónicos para ver quién clava mejor las banderillas o da los mejores muletazos al astado. "El futuro ya nos alcanzó" dijo.
De alguna manera el mensaje del Secretario de Hacienda fue que aun cuando ya hay indicios ciertos de que el mundo y México están saliendo de lo peor de la recesión, las consecuencias de este episodio seguirán presentes en México, bajo la forma muy real de una amenaza grave para las finanzas públicas. A menos que el Congreso se ponga a trabajar en serio, el país enfrentará gravísimos dilemas fiscales, con consecuencias para toda la economía y para la economía de todos, mientras buena parte del resto del mundo, mal que bien, empezará a disfrutar algo de los retoños de la recuperación.
La crisis, como dice un buen amigo, encueró nuestros problemas estructurales. Problemas que todos conocíamos, problemas que todos sabíamos que tenían que enfrentarse, pero problemas que pospusimos gracias, entre otras cosas, a que los altos precios del petróleo embriagaron a los políticos y sirvieron - todo hay que decirlo- para que el primer gobierno no priísta en décadas, el de Vicente Fox, comprara el apaciguamiento y la gobernabilidad a un abigarrado ejército de gobernadores del PRI, dispuestos a bailar más o menos en paz a cambio de crecientes participaciones y aportaciones de dinero federal. El feuderalismo fiscal mexicano en todo su esplendor.
Por fin sucedió lo que tenía que suceder: Se nos está acabando inexorablemente el petróleo y ahora hay que ponernos a trabajar en serio. Tenemos que convertirnos en un país en serio, en el que la gente paga de veras impuestos, en el que los gobiernos, no sólo el gobierno federal, sino también los estatales y municipales, rinden cuentas, se someten al escrutinio público inteligente (aunque sea del puñado de personas que en México quieren y pueden hacer escrutinios inteligentes), en el que los gobiernos locales afrontan la responsabilidad y el costo político de cobrar los impuestos locales que correspondan (en lugar de esperar todo de la recaudación federal) y en el que los farsantes de la política - que tratan de resolver todo con desplantes ingeniosos y gracejadas más o menos groseras de conductor de microbús envalentonado e impune- no caben.
Hay tres herramientas para hacer frente al grave problema en el que están, ya desde ahora, inmersas las finanzas públicas de México: 1. Aumentar los ingresos fiscales no petroleros, 2. Reducir en serio el gasto público improductivo en los tres niveles de gobierno, en los tres poderes y en varios de los organismos autónomos, como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que gastan con singular desparapajo, y 3. Recurrir al expediente, peligrosísimo, veneno de alta toxicidad, de incrementar el déficit fiscal.
El Secretario de Hacienda anticipó que habrán de usarse, en la combinación adecuada, las tres herramientas, pero también adviritió que el aumento de ingresos fiscales no petroleros debe ser permanente (reforma tributaria de a de veras) y también debe ser permanente la reforma al ejercicio del gasto público para reducirlo a montos de eficiencia y productividad. En cambio, mucho ojo, el recurso al déficit debe ser temporal, medido hasta el escrúpulo, más que cauteloso.
Esto es: Si uno no tiene más remedio que entrar al antro de mala muerte, más le vale no perder de vista tres cosas: 1. El reloj (para salirse en el momento preciso, ni un minuto más tarde), 2. La cartera (para que no se la sutraigan) y 3. La puerta de salida más próxima y expedita.
Lo cual signiifca que, junto con un déficit fiscal deliberado deberá pactarse (poner candados legales muy claros) la salida del mismo déficit en un plazo perentorio.
Eso es lo que hace un "país en serio"...¿Será "en serio" nuestra clase política o nos ponemos a rezar por un doble milagro: Ganar el campeonato mundial de futbol y volver a sacarnos la malhadada lotería del petróleo para seguir en la farsa y los deplantes histriónicos?
El llamado "riesgo país" refleja, aproximadamente, esto de la "seriedad" que merecen los países:
México: 175 puntos base.
Argentina: 860 puntos base. (Datos al 7 de agosto de 2009).
¿Nos queremos ver en el espejo de Argentina?
Etiquetas: Argentina, finanzas públicas, Néstor Kirchner, no más país petrolero, reformas estructurales, Secretaría de Hacienda, Senado de la República
1 Comentarios:
Cuando uno se mete a un antro de mala muerte y repleto de maleantes, es muy difìcil salir de allí sano, salvo, con su reloj y su cartera y además "a tiempo" (no hay puerta de salida "próxima y expedita": está bloqueda por los propios maleantes). Lo más probable es que al que se mete o lo desvalijen o termine haciéndose amigo de los maleantes.
Lo prudente no es meterse al antro, sino cerrar el antro. Eso, si de verdad se quiere un país serio.
Dígale a Carstens que elimine el IETU y EXIJA el flat tax a los diputados. Si de veras quiere salvar a este país, no es ya posible andarles haciendo el juego o "negociando" con los legisladores. Porque los maleantes, los que tienen bloqueada la salida próxima y expedita... son ELLOS, los legisladores (y si no ellos, son sus patrones, las Fuerzas Criminales que están detrás de ellos). Y si los legisladores no le hacen caso, que Carstens salga a denunciarlos ante el pueblo. Para ello dispone de todos los medios de comunicación.
Yo no quiero estadísticas ni "retoñitos" que se van a caer a la primera helada. ¿Y usted?
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