¿Todos somos keynesianos guadalupanos?
La opinión publicada y difundida en México acerca del programa económico 2010 se inclina por ampliar el déficit fiscal, en lugar de incrementar impuestos y recortar gastos en todos los niveles y ámbitos gubernamentales.
Con irritación - real o fingida- algunos comentaristas, como Sergio Sarmiento, ironizan: "No se necesita ser ganador del Premio Nobel de Economía para entender que (...) lo peor que puede hacer un gobierno en una recesión es elevar impuestos".
Podría citar 20 comentarios más o menos en el mismo sentido, las diferencias estarán en la sintaxis - en ciertos casos, desastrosa; en otros, tolerable-, en las fuentes a las que se recurre para sustentar la afirmación contundente de que los impuestos son veneno para el enfermo (que, se entiende, es la economía mexicana): una declaración de algún premio Nobel de Economía, como Eric Maskin, de visita en México; las cifras de déficit fiscal en otros países, con el Reino Unido, Estados Unidos y España como "prístinos ejemplos" de lo correcta que es la receta del endeudamiento público y, en otros casos, la opinión se apoya en declaraciones de "expertos" de gran "prestigio" como el ex-secretario de Hacienda Jesús Silva Herzog Flores o el ex subsecretario de Hacienda Francisco Suárez Dávila.
Como he dicho y tratado de demostrar en comentarios recientes en estas "Ideas al vuelo" no comparto, en lo absoluto, esta opinión. Remito al lector al comentario en que sustento que el déficit fiscal inhibe el crecimiento.
Vale la pena, sin embargo, hacer algunas aclaraciones adicionales a la supuesta "información" en la que se sustentan estos "análisis" pletóricos del keynesiasmo más añejo y, dicho sea sin ánimo de ofender, ramplón.
1. Ninguno de los sesudos partidarios de un mayor déficit fiscal menciona el hecho de que la que ha sido la fuente de más de la tercera parte de los ingresos fiscales en México durante las últimas décadas, la producción y exportación de petróleo, ha caído brutalmente en los últimos cinco años. Hoy México produce casi 800 mil barriles de petróleo MENOS cada día respecto de los que producía en 2004. Esto, puesto en pesos y centavos de hoy, significa que al erario le están faltando unos 250 mil millones de pesos al año para cuadrar sus finanzas. Recurrir al déficit no aumenta, en una sola gota, la producción de petróleo. Omitir ese dato - duro como piedra - en un supuesto análisis fiscal sobre México el día de hoy, es tanto como omitir en los análisis clínicos de un enfermo de diabetes la medición del azúcar en la sangre.
2. Todos sabemos, pero ahora lo callamos, que los ingresos petroleros han permitido que la estructura tributaria en México sea tan compleja como débil. Pocos pagamos impuestos, las excepciones, las tasas especiales, los tratamientos diferenciales son tantos y tan extensos que para muchas empresas es mucho más rentable cabildear en el Congreso el sostenimiento de esos regímenes especiales que mejorar, digamos, su productividad con la inversión en ciencia o en tecnología. Todos sabemos, pero ahora se nos olvida, que durante 2007, 2008 y parte de 2009 hemos disfrutado de precios de la gasolina y del diesel que están significativamente por debajo de los precios internacionales. No obstante que más del 40 por ciento de la gasolina que se consume en México es importada, el sostenimiento de esos precios subsidiados parece haber sido motivo de orgullo nacional y una forma en la que el Estado nos "premia" a las clases medias y altas, beneficiarias del subsidio, por ser un "país petrolero" en el que "el petróleo es de todos" (aunque más de unos, que de otros). Un mayor déficit fiscal no servirá en lo absoluto para ampliar la base de contribuyentes, ni para incorporar a la economía formal a millones de mexicanos que sobreviven en la economía gris, que va desde la venta de chucherías en los semáforos hasta el tráfico de drogas.
3. La caída inexorable y previsible de los ingresos petroleros NO fue causada por la recesión global. Es un problema exclusivo de México, producto de políticas y prejuicios nacionalistas respecto del petróleo, que debemos corregir y resolver los mexicanos. Un mayor déficit fiscal no hará más productivo a PEMEX, un mayor déficit fiscal no facilitará, sino que obstaculizará aún más, la participación de inversionistas privados en las tareas de exploración y producción de petróleo.
4. Los comentaristas que elogian los déficit fiscales de Estados Unidos, Reino Unido y España omiten mencionar que, con todo y sus abultados y espeluznantes déficit, cada uno de los gobiernos de esos países ya evalúa o ya ha anunciado inminentes alzas de impuestos. El ejemplo más aleccionador es España. Se estima que cerrará este año con un déficit fiscal equivalente al 9.1 por ciento de su PIB. Se supondría - al decir de estos comentaristas keynesianos- que tan espeluznante déficit público le ha permitido crear millones de empleos (no es así, el desempleo en España es hoy el más alto en décadas y es de 15.5 por ciento, el doble del desempleo en la llamada euro-zona). Se supondría que, gracias a dicho déficit, el "socialista" gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ni por asomo subiría impuestos (Lord Keynes no lo permita, donde quiera que se encuentre). No es así: Hace apenas unos días, el 9 de septiembre, Zapatero anunció para 2010 un alza generalizada de impuestos, para tratar de recaudar el equivalente al 1.5 por ciento del PIB de España, lo que vendría a ser unos 15 mil millones de euros, lo que equivale a más de 297 mil millones de pesos mexicanos. Y, ¿para qué quiere aumentar impuestos el gobierno español?, ¿para aumentar el gasto público destinado a estimular la demanda? No. ¿Para destinar los ingresos adicionales a reforzar y ampliar los programas diseñados para la superación de la pobreza, dando becas, alimentos, vivienda, opciones de salud a los españoles más pobres? No. Por desgracia, la totalidad de los nuevos ingresos tributarios que esperan recaudar se irá ¡a disminuir el déficit fiscal! (Puede leerse más información, por ejemplo, en La Vanguardia haciendo clic aquí).
Está bien que estos comentaristas que inundan día a día la opinión publicada en México detesten pagar impuestos (todos lo detestamos), está bien que sus patrocinadores o patrones estén disgustados con el programa económico porque prevé gravámenes que presumiblemente van a disminuir sus rentas. Se entiende el disgusto y se entiende que a estos amanuenses no les guste patear el pesebre que les da de comer, pero por favorcito: un poquito de honestidad intelectual. No sean tan irresponsables, son los primeros en saber, algunos al menos como Sergio Sarmiento o Roberto Newell, que incrementar el déficit público en México sería suicida.
Con irritación - real o fingida- algunos comentaristas, como Sergio Sarmiento, ironizan: "No se necesita ser ganador del Premio Nobel de Economía para entender que (...) lo peor que puede hacer un gobierno en una recesión es elevar impuestos".
Podría citar 20 comentarios más o menos en el mismo sentido, las diferencias estarán en la sintaxis - en ciertos casos, desastrosa; en otros, tolerable-, en las fuentes a las que se recurre para sustentar la afirmación contundente de que los impuestos son veneno para el enfermo (que, se entiende, es la economía mexicana): una declaración de algún premio Nobel de Economía, como Eric Maskin, de visita en México; las cifras de déficit fiscal en otros países, con el Reino Unido, Estados Unidos y España como "prístinos ejemplos" de lo correcta que es la receta del endeudamiento público y, en otros casos, la opinión se apoya en declaraciones de "expertos" de gran "prestigio" como el ex-secretario de Hacienda Jesús Silva Herzog Flores o el ex subsecretario de Hacienda Francisco Suárez Dávila.
Como he dicho y tratado de demostrar en comentarios recientes en estas "Ideas al vuelo" no comparto, en lo absoluto, esta opinión. Remito al lector al comentario en que sustento que el déficit fiscal inhibe el crecimiento.
Vale la pena, sin embargo, hacer algunas aclaraciones adicionales a la supuesta "información" en la que se sustentan estos "análisis" pletóricos del keynesiasmo más añejo y, dicho sea sin ánimo de ofender, ramplón.
1. Ninguno de los sesudos partidarios de un mayor déficit fiscal menciona el hecho de que la que ha sido la fuente de más de la tercera parte de los ingresos fiscales en México durante las últimas décadas, la producción y exportación de petróleo, ha caído brutalmente en los últimos cinco años. Hoy México produce casi 800 mil barriles de petróleo MENOS cada día respecto de los que producía en 2004. Esto, puesto en pesos y centavos de hoy, significa que al erario le están faltando unos 250 mil millones de pesos al año para cuadrar sus finanzas. Recurrir al déficit no aumenta, en una sola gota, la producción de petróleo. Omitir ese dato - duro como piedra - en un supuesto análisis fiscal sobre México el día de hoy, es tanto como omitir en los análisis clínicos de un enfermo de diabetes la medición del azúcar en la sangre.
2. Todos sabemos, pero ahora lo callamos, que los ingresos petroleros han permitido que la estructura tributaria en México sea tan compleja como débil. Pocos pagamos impuestos, las excepciones, las tasas especiales, los tratamientos diferenciales son tantos y tan extensos que para muchas empresas es mucho más rentable cabildear en el Congreso el sostenimiento de esos regímenes especiales que mejorar, digamos, su productividad con la inversión en ciencia o en tecnología. Todos sabemos, pero ahora se nos olvida, que durante 2007, 2008 y parte de 2009 hemos disfrutado de precios de la gasolina y del diesel que están significativamente por debajo de los precios internacionales. No obstante que más del 40 por ciento de la gasolina que se consume en México es importada, el sostenimiento de esos precios subsidiados parece haber sido motivo de orgullo nacional y una forma en la que el Estado nos "premia" a las clases medias y altas, beneficiarias del subsidio, por ser un "país petrolero" en el que "el petróleo es de todos" (aunque más de unos, que de otros). Un mayor déficit fiscal no servirá en lo absoluto para ampliar la base de contribuyentes, ni para incorporar a la economía formal a millones de mexicanos que sobreviven en la economía gris, que va desde la venta de chucherías en los semáforos hasta el tráfico de drogas.
3. La caída inexorable y previsible de los ingresos petroleros NO fue causada por la recesión global. Es un problema exclusivo de México, producto de políticas y prejuicios nacionalistas respecto del petróleo, que debemos corregir y resolver los mexicanos. Un mayor déficit fiscal no hará más productivo a PEMEX, un mayor déficit fiscal no facilitará, sino que obstaculizará aún más, la participación de inversionistas privados en las tareas de exploración y producción de petróleo.
4. Los comentaristas que elogian los déficit fiscales de Estados Unidos, Reino Unido y España omiten mencionar que, con todo y sus abultados y espeluznantes déficit, cada uno de los gobiernos de esos países ya evalúa o ya ha anunciado inminentes alzas de impuestos. El ejemplo más aleccionador es España. Se estima que cerrará este año con un déficit fiscal equivalente al 9.1 por ciento de su PIB. Se supondría - al decir de estos comentaristas keynesianos- que tan espeluznante déficit público le ha permitido crear millones de empleos (no es así, el desempleo en España es hoy el más alto en décadas y es de 15.5 por ciento, el doble del desempleo en la llamada euro-zona). Se supondría que, gracias a dicho déficit, el "socialista" gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ni por asomo subiría impuestos (Lord Keynes no lo permita, donde quiera que se encuentre). No es así: Hace apenas unos días, el 9 de septiembre, Zapatero anunció para 2010 un alza generalizada de impuestos, para tratar de recaudar el equivalente al 1.5 por ciento del PIB de España, lo que vendría a ser unos 15 mil millones de euros, lo que equivale a más de 297 mil millones de pesos mexicanos. Y, ¿para qué quiere aumentar impuestos el gobierno español?, ¿para aumentar el gasto público destinado a estimular la demanda? No. ¿Para destinar los ingresos adicionales a reforzar y ampliar los programas diseñados para la superación de la pobreza, dando becas, alimentos, vivienda, opciones de salud a los españoles más pobres? No. Por desgracia, la totalidad de los nuevos ingresos tributarios que esperan recaudar se irá ¡a disminuir el déficit fiscal! (Puede leerse más información, por ejemplo, en La Vanguardia haciendo clic aquí).
Está bien que estos comentaristas que inundan día a día la opinión publicada en México detesten pagar impuestos (todos lo detestamos), está bien que sus patrocinadores o patrones estén disgustados con el programa económico porque prevé gravámenes que presumiblemente van a disminuir sus rentas. Se entiende el disgusto y se entiende que a estos amanuenses no les guste patear el pesebre que les da de comer, pero por favorcito: un poquito de honestidad intelectual. No sean tan irresponsables, son los primeros en saber, algunos al menos como Sergio Sarmiento o Roberto Newell, que incrementar el déficit público en México sería suicida.
Etiquetas: déficit fiscal en México, keynesianismo para negociantes abusadillos, keynesianismo simplón, México hoy, programa económico 2010
13 Comentarios:
Un enfermo puede morir de fiebre (déficit) y se le pueden administrar antipiréticos (impuestos)pero a menos que se cure la enfermedad (un gobierno muy costoso y terriblemente ineficaz) el paciente no podrá sanar, incluso podría morir si los antipiréticos alcanzaran niveles tóxicos.
Yo no quiero pagar más impuestos, no mientras no se vea un recorte verdadero en el derroche, el desperdicio y el abuso de recursos públicos.
Ramón: Disculpa pero tu analogía es errónea. México no está muriendo de una enfermedad que se llama déficit, México está muriendo de una enfermedad que se conoce entre algunos economistas como "mal holandés" (cuando un país es "bendecido" con algún recurso natural en abundancia muy demandado y decide sustentar su desarrollo en eso, desperdiciando el recurso - lo que no cuesta, no se aprecia- dilapidándolo y tarde o temprano le ve el fondo a la alcancía). Lo que mis amigos comentaristas "keynesianos guadalupanos" nos están proponiendo es que, en lugar de recortar gastos o pagar impuestos o reformar en serio, nos pongamos a exprimir hasta el último centavo que le podamos sacar a una tarjeta de crédito cada vez más cara y cada vez más difícil de pagar; además de que se olvidan que las deudas de hoy serán los impuestos de mañana, eso sí: multiplicados. Eso no es darle medicina, ni siquiera paliativos (antipiréticos), al enfermo de fiebre, eso es romper el termómetro y proclamar que no está enfermo porque no se nos da la gana que esté enfermo.
Por supuesto, la medicina NO son sólo los impuestos, ni siquiera es lo más importante, sino ponernos a trabajar en serio, reformar todo lo que haya que reformar, empezando por los gobiernos (el plural es porque no sólo existe el gobierno federal ni sólo gasta el gobierno federal, ni sólo desperdicia los recursos el gobierno federal), si es preciso privatizar, a la brasileña (colocando sus acciones en los mercados), PEMEX, hagámoslo. En fin, las terapias para el enfermo pueden ser muchas y variadas, cada cual tendrá sus preferencias y sus opiniones, pero lo único totalmente contraindicado es endeudarse más. Ése es el punto.
Por cierto, nadie quiere (desea, goza, prefiere) pagar impuestos. Pero siendo congruentes, tampoco esperemos gasolina subsidiada, equipos de futbol pagados con recursos públicos de los gobiernos de los estados, institutos electorales que gastan más que un centro de vanguardia en investigación bioquímica, becas para investigadores en ciencias sociales que vienen repitiendo la misma cantinela marxistoide desde hace 60 años, desfiles conmemorativos, vacunas para todos gratis y de buen modo, desayunos escolares, policías armados hasta los dientes, subsidios para el cine nacional, chayotes y embutes para los medios de comunicación, gobernadores con novias seleccionadas del catálogo de "bellezas" de la televisión, museos gratuitos, misiones de diputados y senadores que viajan a Honduras para propiciar el diálogo, institutos de la mujer que trabajan en fabricar anuncios, condiciones de trabajo como las que disfrutan los que tienen plaza en Luz y Fuerza del Centro, contratos colectivos como el de PEMEX, programas de ayuda a empresas automotrices con cargo al erario, metro subsidiado con fuertes emociones incluidas en el mismo paquete y demás...
Por mí, todo eso se puede ir a la goma.
Así que entiendo que estamos del mismo lado. Lo único que deseo advertir con el comentario es que no nos engañemos: La deuda no es un invento maravilloso para tener comidas gratis. Ese es el gran engaño keynesiano, como el petróleo fue el gran engaño guadalupano.
Ricardo
Estos señores ignoran un hecho elemental: los países europeos emiten deuda en el mercado de capitales de su región, en la zona del Euro. Inglaterra en libras, en dólares y en euros. Estados Unidos lo hace en dólares. Ambas regiones monetarias tienen mucha mayor profundidad financiera que los países emergentes y dentro de ellos todavía más en relación con México. Tienen por lo tanto capacidad de absorber emisiones de papel, privadas y públicas. Eso no quiere decir que sea recomendable que se endeuden, pero si que lo pueden hacer con algo de impunidad financiera en el corto plazo (entiéndase sin demasiada presión cambiaria o sobre las tasas de interés). Nosotros tendríamos que emitir en pesos, desalojando capacidad financiera para el sector privado, o colocando deuda en el extranjero, con una alta probabilidad de perder la calificación de Riesgo de Inversión.
F
Excelente la discusión incluyendo lo que Ricardo dice que dice Sergio. Rechazo la idea del aumento de la carga impositiva y la del endeudamiento, primero por razones personales y segundo porque desde el punto de vista de una economía sostenible estas "soluciones" se sintetizan en veneno que al final mata pobres y clasemedieros. Insisto, si el gobierno mexicano, en los tres niveles, llegó al abismo de su propia corrupción, despilfarro e ineficiencia, pues que se ponga a dieta, se extirpe un poco del enorme aparato digestivo que lo caracteriza (no hard feelings Mr. Carsten¡)y que se someta a un riguroso régimen de evaluación costo-beneficio en todas, digo en todas sus acciones y programas. Si priistas, panistas y otros bichos rompieron la vajilla: ...¡ que la paguen ellos! ¡Ni un peso más de impuestos, ni un peso más de deuda, ni un peso más de déficit fiscal inflacionario¡ Por favor...
Tres apuntes sobre la demencia del actual debate fiscal:
1. No se vale, en clave keynesiana, negarse a un incremento de impuestos por su supuesto efecto recesivo y simultáneamente pedir a gritos una disminución del gasto público. Como todo buen keynesiano sabe (o debería saber), el gasto público tiene un multiplicador más alto que los cambios tributarios (debido a un lindo concepto llamado propensión marginal al ahorro).
2. El debate fiscal se está dando sin referencia alguna a los mercados de capital, salvo alguna que otra referencia pasajera a lo que opinan o deberían de opinar las calificadoras. Dicho de otra manera, se discute sobre el efecto del paquete sobre la actividad sin considerar que impacto tendría un posible incremento de las tasas de interés. Por lo visto, los conceptos de equivalencia ricardiana o de "crowding out" no han permeado en estas tierras.
3. A los defensores del déficit, no queda más que hacerles una sencilla pregunta: ¿qué porcentaje de su portafolio financiero personal está en Cetes con vencimiento a 10 años o en cualquier otro instrumento de deuda de largo plazo del Estado mexicano? Si tanta confianza tienen en que los déficits de hoy serán cubiertos con superavits de mañana, no deberían de tener ningún problema en apostar buena parte de su patrimonio personal a la salud de largo aliento de las finanzas públicas.
Saludos.
No podría estar más de acuerdo contigo Ricardo. Sin embargo, creo que la gran mayoría de nuestros políticos y nuestros medios están en otro juego, en otra cancha.
Veo entonces sólo estos escenarios para nuestro país:
O tomamos los mexicanos el toro por los cuernos y nos ponemos a construir un mejor país a partir de ya, basado en la responsabilidad, el respeto y la dignidad, o dejamos que las cosas nos sigan sucediendo hasta que la cuerda se rompa y entonces tendremos sólo 2 opciones: o tomamos entonces al toro por los cuernos y hacemos entonces ese país, o cedemos al canto de las sirenas y le damos el poder a alguno de los caudillitos de pacotilla que ansiosos andan por llegar a "salvar a México".
Desgraciadamente hay muchos que en sus actos demuestran que están apostando al segundo escenario.
Y nosotros permitiéndolo.
saludos!
Tanto daño que causaron LEA Y JLP con su mala administracion y nuestros politicos e intelectuales "progresistas" y "alternativos" siguen con la misma teoria de endeudamiento "estado fuerte"
Como soy bastante ignorante en economía, tuve que buscar en los diccionarios internéticos eso de "déficit fiscal".
Encontré esto:
Déficit fiscal = "La parte del déficit económico que es necesario cubrir con financiamiento interno."
Y esto:
"El déficit fiscal es la diferencia negativa entre los ingresos y los egresos públicos en un cierto plazo determinado(...)En otras palabras, se trata del resultado negativo de las cuentas del Estado. El déficit fiscal aparece cuando el monto de los ingresos recaudados no gastados no es suficiente para hacer frente al valor de los compromisos de pago legalmente adquiridos con cargo al mismo presupuesto."
Si entendí bien, hay déficit fiscal cuando el gobierno no tiene con qué hacer frente a los compromisos adquiridos, y entonces se endeuda internamente: emite bonos (¿cetes?), y con ello consigue dinero a prèstamo para pagar todo eso que debe pagar (desde los subsidios al cine y la gasolina hasta los viajes de los diputados).
Pues bien, si yo fuera Calderón y supiera que REDUCIR impuestos atrae inversiones y empresarios, aumenta el empleo, atrae informales a la legalidad, baja costos de producción y precios al consumidor, aumenta utilidades y permite más ahorro y formación de capital (y por lo tanto aún más inversiones y más empleos); todo lo cual incrementa la recaudación fiscal a mediano plazo... si supiera todo eso -repito-, yo haría lo siguiente: saldría en la televisión y diría al pueblo:
"Mexicanas y mexicanos, mi gobierno está en déficit fiscal: no tiene con qué pagar sus compromisos y obligaciones. El petróleo se nos acabó. Para remediar el déficit, puedo subir impuestos (que es algo malo), puedo emitir bonos (que es todavía más malo) o puedo fabricar dinero inflacionario (que es requete-malo), pero no quiero hacer nada de eso, porque las tres cosas son malas. En lugar de eso, pretendo REDUCIR impuestos (en especial el ISR y el IETU). Pero quiero que ustedes, mexicanas y mexicanos, me permitan SUSPENDER DURANTE AÑO Y MEDIO muchos... muchísimos programas y proyectos gubernamentales. Durante ese año y medio no voy a subsidiar a los cineastas ni a la cultura ni a la gasolina ni al IFE ni a los partidos ni a los agricultores ni a los diputados para que se vayan de viaje ni........... (etc). Ya verán ustedes cómo, dentro de año y medio, y gracias a la simple medida de reducir los impuestos, mi gobierno tendrá el dinero suficiente para enfrentar todos sus compromisos y obligaciones y echar a andar todos o la mayoría de sus programas y proyectos. Mexicanas y mexicanos, sólo les pido paciencia y sacrificio durante año y medio. Gracias. ¡Viva México!"
Me refería, por supuesto, a una reducción DRÁSTICA en los impuestos (bajar el ISR al 10%, digamos). Una reducción pequeñita... uno o dos puntitos... casi no sirve.
Por otro lado, el problema ya no es sólo subir o bajar impuestos o controlar más el gasto gubernamental. Ya es algo más grave y profundo.
En mi opinión, al gobierno de Calderón le es ya humana y materialmente imposible gobernar a este país. Es un gobierno quebrado, sin petróleo, con bajísima recaudación fiscal; ademàs es un gobierno corrupto, infiltrado por el crimen organizado (quizá hasta la cúspide o -si no- a unos cuantos centímetros de ella), y lleno de funcionarios y burócratas rateros y raterillos; y -por si fuera poco- rodeado o sitiado por un poder judicial, un poder legislativo y un montón de poderes estatales y municipales también corruptos o infiltrados por el crimen, también quebrados y sin ingresos, y también repletos de rateros y raterillos. Para acabarla de amolar, el gobierno no tiene la capacidad humana y técnica para someter a auditorías o compulsas (o como se llame) a las empresas y supuestos evaores. Es decir, aunque le aprobaran a Calderón su nuevo paquete de impuestos, no tiene los medios para cobrarlos de verdad. La evasión seguirá en grande, y si un día llega el inspector de Hacienda, pues se le soborna, y listo.
Ya es tiempo de pensar en otras cosas. En soluciones más radicales y más drásticas. Quizá ya no convenga un solo México con un gobierno quebrado, corrupto e incapacitado materialmente para gobernar dos millones de kilómetros cuadrados y a 110 millones de personas. Quizá sea el momento de pensar en desintegrar ese México y tener, en su lugar, 4 ó 5 Méxicos independientes, cada uno con su gobierno. Quizá esto sea el comienzo de una verdadera solución.
Señor Medina, lo que ud propone -que aceptemos el aumento de impuestos de Calderón- es contrario al sentido común y la prudencia. Si a su hijo malcriado ud le da dinero, es muy probable que siga igual de malcriado. Podrá ud regañarlo todo lo que quiera, y su hijo podrá prometerle miles de cosas... pero si ud le sigue dando dinero (o incluso le da MÁS dinero), casi seguro que seguirá igual de malcriado. O PEOR de malcriado. E inventará miles de pretextos y mentiras para justificar su conducta. Lo correcto, lo prudente, es ya NO darle, o darle muchísimo menos. ¿No cree? Pregunte a cualquier padre o madre de familia... Pues lo mismo con el gobierno.
Muchas gracias por todos los comentarios. El punto solamente se refería a la inconveniencia del déficit fiscal como "solución".
Sólo una aclaración a Gilmore:Yo no he pedido a nadie que acepte o rechace aumentos de impuestos o nuevos impuestos. Doy mi opinión, no instrucciones. No soy un líder ni un predicador. Que cada cual haga lo que desee. En este comentario específico doy mi opinión en contra de un aumento del déficit fiscal. No más.
RMM
Ah, bueno.
De todas maneras, ¿su esperanza es que Calderón reforme en serio a este país? Va a ser difícil, dado que prefiere llevarla en paz con el Pri, el Prd, su propio Pan, los gobernadores, los sindicatos, etc. Y si quiere llevarla en paz, tiene que seguirles DANDO.
@ alejandro hope: simplemente brillante: "put your money where your mouth is" =)
¿quién va a poner su dinero en cetes con un triste 5% anual? siendo que la inflación anual anda por ahí: 5%
http://www.banxico.org.mx/PortalesEspecializados/inflacion/inflacion.html
asumir que siempre va a haber "alguien" que "nos" preste es algo peligroso. para motivar a que "alguien" "nos" preste hay que darle más interés, y si se le da más interés......"todomundo" sale perdiendo. "todomundo" = quien tenga un crédito o pretenda tener uno.
@ william: la república de la sierra madre (formerly república del río grande), hay un lindo museo acerca de este proyecto en laredo, texas. muy recomendable visitarlo. pensé que esta idea había muerto allá en 1995 cuando el fobaproa. ¿a dónde crees que terminó el dinero del fobaproa? salvando a vitro, alfa, protexa, hylsa, villacero, maseca, etc.
¿crees que alguien le hubiera prestado tanto dinero a nuevo león, coahuila y tamaulipas sin el respaldo del resto del país? una cosa es tener poder político dentro de México y otra muy diferente es tener ese mismo poder como una república independiente.
¿cuando la gente que compra cetes lo hace pensando en el petróleo y el gas natural o en nuestro robusto sistema de recaudación fiscal?
¿que pasaría si veracruz cierra la llave del gas al noreste de méxico? creo que la experiencia de la comunidad europea a principios de enero este año puede servir para sensibilizarnos acerca de estos detalles.
A ver... sobre el debate tan traído y llevado por políticos, medios y "sesudísimos" analistas, me dá la impresión que el cinismo supera a la ignorancia...
1.- Una sociedad organizada NO PUEDE FUNCIONAR SIN APORTACIONES DE TODOS PARA TODOS (IMPUESTOS). Y en el mundo moderno, sólo los impuestos pueden darnos las condiciones suficientes que incentiven el desarrollo económico individual, mediante inversión en infraestructura, seguridad y estabilidad macroeconómica, por decir lo menos.
2.- En México, gracias al exacerbado paternalismo petrolero que disfrutan por igual gobernantes que sindicatos y burócratas en general, la gente NO ESTÁ ACOSTUMBRADA a pagar impuestos. Esta gravísima irreponsabilidad no nada más nos ha formado como una cultura que cree que se merece más ("justicia social"), sino que ha hecho que el mexicano promedio se desentienda en la realidad sobre lo que se haga con el dinero público (lo que no nos cuesta no lo valoramos), y prefiere corromper o corromperse para ser partícipe de ese "beneficio petrolero al cual tiene derecho".
3.- El cinismo de parte de los medios, analistas y demás, proviene de seguir alimentando irresponsablemente la satanización de los impuestos como medio para mejorar sus condiciones de vida. Todos dicen "hay que bajar impuestos, no subirlos"... "en una situación de crisis la recomendación es bajar los impuestos"... etc...
Lo que no hacen es marcar la diferenciación entre los impuestos. Los Estados necesitan ingresos, y la forma más justa y segura de lograrlos es mediante los impuestos. Claro que a mayor tamaño de la economía, los impuestos son mayores en términos netos. Sin embargo, si se satanizan públicamente todos los impuestos, la impresión del pueblo es que "no es justo", o que "no se vale", etc... y es que no es lo mismo un impuesto al consumo que un impuesto a la producción. Es obvio que un impuesto a la producción es nocivo para quien quiere crecer, y por lo mismo aumentar dicho impuesto es un contrasenido ante un problema de crecimiento económico bajo. Los impuestos más justos, eficientes y fáciles de pagar y cobrar son los impuestos al consumo. Aquí si todo mundo paga de una o de otra manera. Sólo que nuestra avanzadísima, consciente y estadista clase política dice que no. Y si les debates, te vienen con el cuento del gasto corriente.
4.- El aumento en el gasto corriente se encuentra más acentuado en sectores en donde un no hay mucho por hacer sin reformar lo que esa clase política no quiere reformar: educación, salud, y administración pública (por cierto una gran parte en cobrar impuestos a la producción). Y otra parte enorme en el gasto público de los estados, en donde su nómina burocrática ha aumentado exponencialmente a pratir de los acuerdos federativos con el PRI y sus virreyes estatales.
En fin... México necesita crecer con impuestos al consumo parejos y con impuestos a la producción bajos y parejos... no sin impuestos.
Y para bajar el gasto de nuestros gobernantes, empecemos por los municipios y estados, en donde se tira a la basura gran parte de su presupuesto, que ellos ni siquiera se toman la molestia de cobrar...
Saludos.
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