La prueba del jugo de naranja
De cómo detectar – y rechazar – las típicas respuestas reaccionarias y ruinosas de algunos políticos ante los problemas.
Usted quiere acompañar su desayuno con un buen jugo de naranja. En un solo lugar – el supermercado- usted puede elegir entre una amplia variedad de opciones en calidad y precio para satisfacer su deseo.
Los precios de cada una de estas opciones reflejan varias cosas: 1. Los costos de producción, 2. Las preferencias de los consumidores, 3. La oferta y demanda mundiales, 4. La calidad de cada uno de los productos.
No es un mercado sencillo, sino de gran complejidad en el cual la información – mediante la cual los productores y los consumidores toman sus decisiones- es compleja y variada (precios a futuro y precios de coberturas en mercados internacionales, condiciones climatológicas presentes y futuras, volúmenes de producción, tendencias en los hábitos de consumo, ingresos de los consumidores, costos de financiamiento para los productores, competencia y configuración del mercado mundial, grado de restricción o apertura comercial para el producto en un mercado específico, eficiencia del minorista –supermercado- para lograr los mejores precios y condiciones y muchos otros factores más), pero el resumen de esa información está en los precios y productos que usted tiene a la vista en el anaquel del supermercado. Y usted decide…
Tomemos dos casos entre las variadas ofertas: Las naranjas a granel y el jugo 100 % natural, empacado y pasteurizado de forma que conserva prácticamente todas las propiedades del jugo de naranja recién exprimida. En el otro extremo de la cadena tenemos en el segundo caso a prósperos agricultores de Florida, Estados Unidos, organizados para producir en función de lo que demanden los consumidores, con tecnología de punta y un uso exhaustivo de la información y en el primer caso tenemos a miserables jornaleros del estado de Veracruz, México, que ya no saben qué hacer para aumentar sus jornales porque los precios van hacia abajo.
¿Cuál es la respuesta típica del político reaccionario ante esta disparidad? Culpar al libre comercio, tratar de impedir o encarecer las importaciones de jugo de naranja, meter mano a los fondos públicos para crear “apoyos” o subsidios para los jornaleros, por ejemplo mediante el establecimiento de “precios de garantía” que los consumidores tendrán que pagar…El político reaccionario quiere ganar votos presumiendo de “sensibilidad social”. Ignora olímpicamente al mercado, es decir: a los consumidores.
La eficacia de las soluciones que ofrecen los políticos debe medirse en términos de satisfacción de los ciudadanos y de los consumidores, no en función del apaciguamiento de otros actores políticos y grupos de presión.
¿Qué tipo de respuestas recibimos de los políticos en estos tiempos de efervescencia electoral?, ¿respuestas reaccionarias que refuerzan el poder los grupos de presión y mafias o respuestas productivas que fomenten la competencia?
Haga la prueba del jugo de naranja, o de la caña de azúcar, o del café, o de la competencia en televisión o en telefonía, con su político o partido favorito. Ojalá no se deprima.
Usted quiere acompañar su desayuno con un buen jugo de naranja. En un solo lugar – el supermercado- usted puede elegir entre una amplia variedad de opciones en calidad y precio para satisfacer su deseo.
Los precios de cada una de estas opciones reflejan varias cosas: 1. Los costos de producción, 2. Las preferencias de los consumidores, 3. La oferta y demanda mundiales, 4. La calidad de cada uno de los productos.
No es un mercado sencillo, sino de gran complejidad en el cual la información – mediante la cual los productores y los consumidores toman sus decisiones- es compleja y variada (precios a futuro y precios de coberturas en mercados internacionales, condiciones climatológicas presentes y futuras, volúmenes de producción, tendencias en los hábitos de consumo, ingresos de los consumidores, costos de financiamiento para los productores, competencia y configuración del mercado mundial, grado de restricción o apertura comercial para el producto en un mercado específico, eficiencia del minorista –supermercado- para lograr los mejores precios y condiciones y muchos otros factores más), pero el resumen de esa información está en los precios y productos que usted tiene a la vista en el anaquel del supermercado. Y usted decide…
Tomemos dos casos entre las variadas ofertas: Las naranjas a granel y el jugo 100 % natural, empacado y pasteurizado de forma que conserva prácticamente todas las propiedades del jugo de naranja recién exprimida. En el otro extremo de la cadena tenemos en el segundo caso a prósperos agricultores de Florida, Estados Unidos, organizados para producir en función de lo que demanden los consumidores, con tecnología de punta y un uso exhaustivo de la información y en el primer caso tenemos a miserables jornaleros del estado de Veracruz, México, que ya no saben qué hacer para aumentar sus jornales porque los precios van hacia abajo.
¿Cuál es la respuesta típica del político reaccionario ante esta disparidad? Culpar al libre comercio, tratar de impedir o encarecer las importaciones de jugo de naranja, meter mano a los fondos públicos para crear “apoyos” o subsidios para los jornaleros, por ejemplo mediante el establecimiento de “precios de garantía” que los consumidores tendrán que pagar…El político reaccionario quiere ganar votos presumiendo de “sensibilidad social”. Ignora olímpicamente al mercado, es decir: a los consumidores.
La eficacia de las soluciones que ofrecen los políticos debe medirse en términos de satisfacción de los ciudadanos y de los consumidores, no en función del apaciguamiento de otros actores políticos y grupos de presión.
¿Qué tipo de respuestas recibimos de los políticos en estos tiempos de efervescencia electoral?, ¿respuestas reaccionarias que refuerzan el poder los grupos de presión y mafias o respuestas productivas que fomenten la competencia?
Haga la prueba del jugo de naranja, o de la caña de azúcar, o del café, o de la competencia en televisión o en telefonía, con su político o partido favorito. Ojalá no se deprima.
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