Un hablador venezolano y sus amigos mexicanos
Algunos recuerdos, al vuelo, de otras sandeces proferidas por Hugo Chávez y de cómo el PRD mexicano, entonces y ahora (fuera máscaras), ve con singular entusiasmo la populista y autoritaria “revolución bolivariana”.
Hugo Chávez parece vivir en una interminable diarrea verbal, agravada por una incurable esterilidad del entendimiento. Esto, desde luego, hace las delicias de quienes gustamos de ver, sólo ocasionalmente, la realidad bajo el prisma de lo grotesco y absurdo. Las peroratas de Chávez, salpicadas de gracejadas torpes, chabacanerías y efusiones de falsa y sensiblera religiosidad, garantizan “nota” en los medios de comunicación.
Cuando el martes pasado este desenfrenado hablador arremetió contra el Presidente de México tuvo el pésimo gusto (algo habitual en él) de invocar enseguida a “la virgencita de Guadalupe” como muy cercana a su corazón. No es la primera vez que en sus efusiones verbales Chávez manifiesta una devoción acaramelada y grosera hacia esa advocación mariana tan acendrada en México.
En mayo de 2004 visitó ostentosamente la Basílica de Guadalupe. Ahí – dijo – oró por el fin del neoliberalismo, del capitalismo y del imperialismo. Y acuñó otra “joya” para su inventario de disparates cursis:
También apunté, y pido perdón por citarme, que la Virgen debería sentirse – no lo sé – ¿complacida de que Chávez la emparentara con esa fea deidad pagana de la serpiente emplumada?
Tras la visita propagandística a la Basílica de Guadalupe, Chávez se entrevistó con quien en ese entonces era el dirigente nacional del PRD, el señor Godoy, quien sentenció: “Hugo Chávez manifiesta la fortaleza de su gobierno en el respaldo de las clases populares y por (sic) la movilización social”.
Ayer – seguramente después de haber calibrado durante horas los efectos electorales de sus palabras – el señor Andrés M. López, precandidato único del PRD a la Presidencia, dijo que siempre defendería al Presidente de México frente a los improperios; todo esto en relación a los exabruptos “bolivarianos” del martes.
No es digno de crédito López en esta profesión de respeto a la Presidencia. Con frecuencia López se refiere al Presidente de su país en términos burlones y torpes.
Además, él y su partido, fuera máscaras, hoy como ayer – cuando Godoy elogiaba a Chávez -, ven en el histrión venezolano un modelo a seguir.
A otro perro con ese hueso. (Dicho populachero que hasta Chávez podría entender).
Hugo Chávez parece vivir en una interminable diarrea verbal, agravada por una incurable esterilidad del entendimiento. Esto, desde luego, hace las delicias de quienes gustamos de ver, sólo ocasionalmente, la realidad bajo el prisma de lo grotesco y absurdo. Las peroratas de Chávez, salpicadas de gracejadas torpes, chabacanerías y efusiones de falsa y sensiblera religiosidad, garantizan “nota” en los medios de comunicación.
Cuando el martes pasado este desenfrenado hablador arremetió contra el Presidente de México tuvo el pésimo gusto (algo habitual en él) de invocar enseguida a “la virgencita de Guadalupe” como muy cercana a su corazón. No es la primera vez que en sus efusiones verbales Chávez manifiesta una devoción acaramelada y grosera hacia esa advocación mariana tan acendrada en México.
En mayo de 2004 visitó ostentosamente la Basílica de Guadalupe. Ahí – dijo – oró por el fin del neoliberalismo, del capitalismo y del imperialismo. Y acuñó otra “joya” para su inventario de disparates cursis:
“Desde México y con la fuerza de Quetzalcóatl y de la Virgen Morena de Guadalupe rechazo la amenaza del imperio estadounidense”.Escribí entonces refiriéndome a este bochornoso ridículo (después de todo, se supone que Chávez es mandatario de una nación y no un cómico de carpa) lo siguiente: “Antes iba uno a la iglesia – recuerdo – a rendir alabanza a Dios, a pedir perdón por los pecados, a solicitar fuerzas para resistir las solicitaciones de la soberbia y de la envidia. En fin, antes Dios y su madre eran objeto de adoración, ahora son militantes de algún partido. Hemos avanzado una barbaridad”.
También apunté, y pido perdón por citarme, que la Virgen debería sentirse – no lo sé – ¿complacida de que Chávez la emparentara con esa fea deidad pagana de la serpiente emplumada?
Tras la visita propagandística a la Basílica de Guadalupe, Chávez se entrevistó con quien en ese entonces era el dirigente nacional del PRD, el señor Godoy, quien sentenció: “Hugo Chávez manifiesta la fortaleza de su gobierno en el respaldo de las clases populares y por (sic) la movilización social”.
Ayer – seguramente después de haber calibrado durante horas los efectos electorales de sus palabras – el señor Andrés M. López, precandidato único del PRD a la Presidencia, dijo que siempre defendería al Presidente de México frente a los improperios; todo esto en relación a los exabruptos “bolivarianos” del martes.
No es digno de crédito López en esta profesión de respeto a la Presidencia. Con frecuencia López se refiere al Presidente de su país en términos burlones y torpes.
Además, él y su partido, fuera máscaras, hoy como ayer – cuando Godoy elogiaba a Chávez -, ven en el histrión venezolano un modelo a seguir.
A otro perro con ese hueso. (Dicho populachero que hasta Chávez podría entender).
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