Productividad y convergencia tecnológica
La Comisión Federal de Competencia emitió el lunes una opinión decisiva a favor de la plena convergencia tecnológica en materia de telefonía, televisión restringida e internet. Hacer realidad esta propuesta ¡ya!, este mismo año, será darle un empujón formidable a la productividad de la economía mexicana.
A pesar de que jurídicamente las opiniones de la Comisión Federal de Competencia (CFC) no tienen carácter “vinculante” – léase, obligatorio- para las entidades gubernamentales, sería deseable, para un gobierno comprometido con el bienestar de la sociedad, que dichas opiniones se tomasen, en el seno de ese mismo gobierno, como mandatos ineludibles e indiscutibles.
¿Por qué?
En primer lugar, porque hay una vigorosa relación causa-efecto entre mayor competencia en los mercados y mayor bienestar, manifiesta en: Precios más bajos, diversidad de opciones para los consumidores en calidades, rápida adopción de los avances tecnológicos, mayor productividad de las empresas y de los agentes económicos y, por ende, mayor competitividad del país en el escenario de la economía global.
En segundo lugar, porque la composición y estructura independiente de la propia CFC parecen garantizar – mejor que otras instancias – juicios objetivos orientados primordialmente al beneficio de los consumidores. En este sentido, la CFC es un saludable contrapeso frente a la sobre-representación que tienen otros agentes económicos (productores, distribuidores, prestadores de servicios, sindicatos, comercio organizado) en las instancias decisivas para las políticas públicas, como son el Congreso de la Unión, los aparatos de la administración pública y hasta los partidos políticos. La paradójicamente pobre representación del punto de vista de los consumidores en dichas instancias es un asunto bien conocido y estudiado por la moderna ciencia política (ver, por ejemplo, los trabajos pioneros de Mancur Olson en esta materia). Instancias como la CFC contribuyen a paliar esta indeseable situación en las democracias.
En este sentido la acertada opinión de la CFC a favor de que en México opere una plena convergencia tecnológica en materia de telecomunicaciones – telefonía, video e internet – y por lo tanto una plena competencia es crucial para mejorar la productividad del país. Tanto más importante cuanto el impacto de las tecnologías de la comunicación en toda la actividad económica es decisivo y generalizado.
Esta opinión que merece conocerse en detalle (ver aquí) plasma una de las necesidades más urgentes de la economía mexicana en la carrera de la productividad que, hay que repetirlo, es la única receta para la competitividad.
Los consumidores (o lo que es lo mismo la auténtica sociedad que no requiere de apellidos para serlo; recordemos que todos somos consumidores en última instancia), debemos estar atentos para que ahora esta opinión de la CFC sea traducida a hechos – lo antes posible – por parte del gobierno federal.
A pesar de que jurídicamente las opiniones de la Comisión Federal de Competencia (CFC) no tienen carácter “vinculante” – léase, obligatorio- para las entidades gubernamentales, sería deseable, para un gobierno comprometido con el bienestar de la sociedad, que dichas opiniones se tomasen, en el seno de ese mismo gobierno, como mandatos ineludibles e indiscutibles.
¿Por qué?
En primer lugar, porque hay una vigorosa relación causa-efecto entre mayor competencia en los mercados y mayor bienestar, manifiesta en: Precios más bajos, diversidad de opciones para los consumidores en calidades, rápida adopción de los avances tecnológicos, mayor productividad de las empresas y de los agentes económicos y, por ende, mayor competitividad del país en el escenario de la economía global.
En segundo lugar, porque la composición y estructura independiente de la propia CFC parecen garantizar – mejor que otras instancias – juicios objetivos orientados primordialmente al beneficio de los consumidores. En este sentido, la CFC es un saludable contrapeso frente a la sobre-representación que tienen otros agentes económicos (productores, distribuidores, prestadores de servicios, sindicatos, comercio organizado) en las instancias decisivas para las políticas públicas, como son el Congreso de la Unión, los aparatos de la administración pública y hasta los partidos políticos. La paradójicamente pobre representación del punto de vista de los consumidores en dichas instancias es un asunto bien conocido y estudiado por la moderna ciencia política (ver, por ejemplo, los trabajos pioneros de Mancur Olson en esta materia). Instancias como la CFC contribuyen a paliar esta indeseable situación en las democracias.
En este sentido la acertada opinión de la CFC a favor de que en México opere una plena convergencia tecnológica en materia de telecomunicaciones – telefonía, video e internet – y por lo tanto una plena competencia es crucial para mejorar la productividad del país. Tanto más importante cuanto el impacto de las tecnologías de la comunicación en toda la actividad económica es decisivo y generalizado.
Esta opinión que merece conocerse en detalle (ver aquí) plasma una de las necesidades más urgentes de la economía mexicana en la carrera de la productividad que, hay que repetirlo, es la única receta para la competitividad.
Los consumidores (o lo que es lo mismo la auténtica sociedad que no requiere de apellidos para serlo; recordemos que todos somos consumidores en última instancia), debemos estar atentos para que ahora esta opinión de la CFC sea traducida a hechos – lo antes posible – por parte del gobierno federal.
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