¿Quién dicen que ganó en Bolivia? (III)
El triunfo de Evo Morales fue festejado épicamente por los propagandistas de Fidel Castro; de inmediato, los compañeros de viaje – los “tontos útiles” como les llamaba Lenin – repitieron la consigna haciendo del próximo Presidente boliviano una especie de talismán.
Lisandro Otero González es uno de los propagandistas de Fidel Castro con mayor oficio literario (de hecho ha pergeñado algunas obras distinguidas con premios políticamente correctos) y le ha tocado el honor de difundir la nueva epopeya de la izquierda latinoamericana, personificada en Evo Morales. El 14 de diciembre, por ejemplo, a través de Radio Progreso de La Habana dibujó algunos conmovedores rasgos biográficos de quien cuatro días después ganaría las elecciones en Bolivia:
“Evo Morales, de humildísimo origen, ha sido pastor, trompetista de orquesta y conscripto militar; ha confesado que aún se lava él mismo su ropa interior y sus calcetines, lo cual es un indicador de su origen de clase. Ahora ha sabido interpretar los anhelos de las masas bolivianas”.
Antes de este alegato de clase (“origen es destino”), Otero había narrado cómo un jovencito Evo de sólo 14 años quedó impresionado al poder probar cáscaras de naranja que desaprensivos viajeros arrojaban desde las ventanillas de un autobús, cuando Evo y su familia emigabran a Cochabamba (ver aquí).
Una vez confirmado el triunfo de Morales, el 20 de diciembre el propagandista Otero estalla en júbilo en las páginas del sitio “Rebelión. Tupac Katari” y anticipa qué países deben seguir en el continente derrotando a los nefandos gobiernos de la derecha:
“El espectacular triunfo de Evo Morales en Bolivia excedió todas las expectativas. Se trata no solamente de una oportunidad emancipadora para uno de los países más pobres de nuestro continente sino un impulso más a la ola de liberalización que ya une a Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela y Cuba a la cual ahora se une Bolivia. Y si las cosas siguen como van el año próximo el triunfo probable de Andrés Manuel López Orador borrará del poder a uno de los gobiernos más reaccionarios y sumisos en la historia de México, el nefando sexenio de Vicente Fox”.
El ejemplo de Otero ha cundido entre los comentaristas de izquierda y en México no ha faltado el columnista que le ha avisado a Evo Morales (por si el futuro Presidente tiene la fortuna de leerlo) que “no está solo”, sino que cientos de fervientes revolucionarios – así sean de escritorio- le acompañan.
Llama la atención, por cierto, que Otero haya incluido entre los bastiones de la “liberalización” revolucionaria a Brasil, cuyo gobierno está muy alejado del neopopulismo vigente en Argentina o en Venezuela. Más sorprendente es el asunto si se considera la próxima expropiación de las inversiones de Petrobras en Bolivia, anunciada – con eufemismos – por el futuro gobierno de Morales.
Más que poéticas, las licencias que se toma Lisandro Otero son las licencias propagandísticas que se conceden a sí mismos los “buenos revolucionarios”.
Lisandro Otero González es uno de los propagandistas de Fidel Castro con mayor oficio literario (de hecho ha pergeñado algunas obras distinguidas con premios políticamente correctos) y le ha tocado el honor de difundir la nueva epopeya de la izquierda latinoamericana, personificada en Evo Morales. El 14 de diciembre, por ejemplo, a través de Radio Progreso de La Habana dibujó algunos conmovedores rasgos biográficos de quien cuatro días después ganaría las elecciones en Bolivia:
“Evo Morales, de humildísimo origen, ha sido pastor, trompetista de orquesta y conscripto militar; ha confesado que aún se lava él mismo su ropa interior y sus calcetines, lo cual es un indicador de su origen de clase. Ahora ha sabido interpretar los anhelos de las masas bolivianas”.
Antes de este alegato de clase (“origen es destino”), Otero había narrado cómo un jovencito Evo de sólo 14 años quedó impresionado al poder probar cáscaras de naranja que desaprensivos viajeros arrojaban desde las ventanillas de un autobús, cuando Evo y su familia emigabran a Cochabamba (ver aquí).
Una vez confirmado el triunfo de Morales, el 20 de diciembre el propagandista Otero estalla en júbilo en las páginas del sitio “Rebelión. Tupac Katari” y anticipa qué países deben seguir en el continente derrotando a los nefandos gobiernos de la derecha:
“El espectacular triunfo de Evo Morales en Bolivia excedió todas las expectativas. Se trata no solamente de una oportunidad emancipadora para uno de los países más pobres de nuestro continente sino un impulso más a la ola de liberalización que ya une a Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela y Cuba a la cual ahora se une Bolivia. Y si las cosas siguen como van el año próximo el triunfo probable de Andrés Manuel López Orador borrará del poder a uno de los gobiernos más reaccionarios y sumisos en la historia de México, el nefando sexenio de Vicente Fox”.
El ejemplo de Otero ha cundido entre los comentaristas de izquierda y en México no ha faltado el columnista que le ha avisado a Evo Morales (por si el futuro Presidente tiene la fortuna de leerlo) que “no está solo”, sino que cientos de fervientes revolucionarios – así sean de escritorio- le acompañan.
Llama la atención, por cierto, que Otero haya incluido entre los bastiones de la “liberalización” revolucionaria a Brasil, cuyo gobierno está muy alejado del neopopulismo vigente en Argentina o en Venezuela. Más sorprendente es el asunto si se considera la próxima expropiación de las inversiones de Petrobras en Bolivia, anunciada – con eufemismos – por el futuro gobierno de Morales.
Más que poéticas, las licencias que se toma Lisandro Otero son las licencias propagandísticas que se conceden a sí mismos los “buenos revolucionarios”.
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