jueves, 7 de septiembre de 2006

En Utopía también llueve

Creer es más barato que saber. ¿Cómo tender puentes entre “creyentes” de Utopía y “escépticos” anclados en la realidad?


Intrigado por el fervor con que algunos compran las Utopías en venta en el mercado político, escribí hace meses algunas reflexiones acerca de ese fenómeno, bajo el título “¿Emigrar a Utopía?” (consultar en este mismo blog, enero 2006). Ayer encontré, en un recomendable “blog” de José Sánchez Zolliker un cáustico e ingenioso “credo pejista” que no tiene desperdicio y que parece avisarnos que, por fin, Utopía (“no hay tal lugar” es la definición) se materializó, contra toda previsión racional, a un costado de los vestigios del Templo Mayor, en el centro de la Ciudad de México.
Cito unos versículos del “credo” escrito por Sánchez Zolliker:

“Izquierda retrógrada de Izquierda retrógrada,
engendrada, no creada,
de la misma naturaleza del PRI,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros los hombres, tomó Reforma,
y por obra de la lucha de la Democracia,
se encarnó en el Zócalo y dio muchos discursos,
y por nuestra causa tomó el Congreso,
en tiempos de Vicente Fox,
padeció y fue declarado perdedor de la elección,
y al tercer día, montó campamentos en el Centro,
y subió al estrado, y está sentado a la derecha de Manuel Camacho;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a salinistas y foxistas,”


Cuando los sabios de la política nos dicen que lo importante hoy día es “tender puentes” (marca registrada que amenaza desplazar a la ya obsoleta de “la unidad nacional”), mucho me temo que, antes de hacer esa encomiable tarea, tendremos que descatequizar a los creyentes de Utopía (el cielo es “primero los pobres”, el infierno es “el pinche fraude” y la salvación, incluso para los peores pecadores, se logra en automático adhiriéndose al Supremo Predicador) para que puedan dialogar con nosotros, los escépticos racionalistas. La otra opción es mudarnos todos a Utopía. Lo veo difícil.
Lo que no es difícil es imaginar este surrealista diálogo entre un creyente de Utopía y un escéptico racionalista:
Creyente: - ¡Hubo fraude!
Escéptico: - ¿Por qué?
Creyente: - Porque hay tremendas desigualdades en este país…
Escéptico: - ¿Y eso qué tiene que ver?
Creyente: - Es obvio: Los de arriba nunca van a dejar que ganemos los de abajo.
Escéptico: - No veo la obviedad de la que hablas. Además, ¿tú eres de los de abajo, cuando tus ingresos corresponden al 10% más alto de la población?
Creyente: - Yo estoy con los de abajo porque vivo modestamente y no me interesa el dinero, sino los ideales y la democracia.
Escéptico: - Entonces, por definición, estás arriba moralmente de todos los que no creemos en el fraude.
Creyente: - Tú lo has dicho.
Escéptico: - Era un sarcasmo…
Creyente: - Esa es la típica intolerancia de ustedes los de la derecha: Burlarse de los ideales de los luchadores sociales…

Y así hasta el hartazgo.

Artículos relacionados: ¿Emigrar a Utopía? (I), ¿Emigrar a Utopía? (II), ¿Emigrar a Utopía? (III y final).

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Ricardo:

Gracias por visitar mi blog y también por tus comentarios. Sobre lo de cepillarse los dientes sin que a otros les dé caries, te confieso que no es idea mía, sino que yo se lo oí decir a Ramón, quien a su vez lo leyó en el foro de Paco Calderón, cuando el caricaturista le daba argumentos a un lector que tenía cargo de conciencia por sus "privilegios" económicos. No sé si Paco Calderón lo tenga patentado, pero en todo caso, se puede cambiar como tú quieras: nadie se vuelve apestoso porque yo me bañe, a nadie se le cae el pelo si me cepillo con mucha fruición, etc. :-)
Parece que mis dos últimos posts se han vuelto un avispero. Saludos!

septiembre 08, 2006  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal