Decálogo del negociante mercantilista
He aquí, en diez sencillos principios, la receta para ser un buen depredador territorial; en México o en donde se ofrezca.
Primer mandamiento: El mercado es un territorio de tu propiedad exclusiva, incluidos todos los “excedentes” que les puedas sustraer a las piezas de caza que ahí habitan; también conocidas como consumidores o contribuyentes. “Excedente” es todo lo que no es indispensable para la estricta supervivencia de las piezas de caza.
Segundo: Tu primer deber es defender ese territorio de cualquier intruso (importaciones, inversión extranjera, nuevos competidores, inmigrantes) y de cualquier condición que amenace tu exclusividad, sean leyes que fomenten la competencia, sean impuestos que reduzcan tus rentas, sean regulaciones que te impidan cazar a tus anchas.
Tercero: El gobierno existe para defender única y exclusivamente tus derechos adquiridos sobre el territorio de caza. Su misión es establecer sólidas barreras que impidan la entrada a todo elemento perturbador.
Cuarto: El gobierno debe, por tanto, cerrar las fronteras a productos, servicios, trabajadores o inversionistas ajenos al territorio. Si el cierre total de fronteras es inviable, el gobierno debe establecer barreras arancelarias – lo mínimo aceptable son aranceles de 500 por ciento- y no arancelarias que impidan el ingreso de elementos nocivos, como mercancías de mayor calidad o más baratas, trabajadores más competentes o inversionistas dotados de mejores capacidades para la competencia.
Quinto: El gobierno, además, debe evitar que tus rentas mengüen por el cobro de impuestos; idear justificaciones y mecanismos – por ejemplo, decretar que tu territorio de caza es “estratégico y prioritario”- que impidan la libre competencia y garanticen tus rentas a través de altos precios.
Sexto: Del mismo modo, el gobierno debe contener los salarios en el mínimo indispensable para que se mantengan los niveles de consumo pero sin afectar tus márgenes de ganancia.
Séptimo: Las aduanas existen NO para facilitar el comercio en beneficio de los consumidores, sino para proteger a los depredadores exclusivos.
Octavo: El gobierno debe facilitar tus labores predatorias mediante créditos blandos o a fondo perdido, con cargo a los recursos públicos.
Noveno: Otorgarás premios a los políticos que apoyen tu exclusividad en el territorio y castigarás a los que amenacen la “integridad” (léase, exclusividad) del mismo territorio.
Décimo: No importa si el gobierno es de derecha o es de izquierda, en ambas posiciones encontrarás políticos dispuestos a cooperar con la salvaguarda del territorio de caza. (A los políticos tampoco les importa).
Primer mandamiento: El mercado es un territorio de tu propiedad exclusiva, incluidos todos los “excedentes” que les puedas sustraer a las piezas de caza que ahí habitan; también conocidas como consumidores o contribuyentes. “Excedente” es todo lo que no es indispensable para la estricta supervivencia de las piezas de caza.
Segundo: Tu primer deber es defender ese territorio de cualquier intruso (importaciones, inversión extranjera, nuevos competidores, inmigrantes) y de cualquier condición que amenace tu exclusividad, sean leyes que fomenten la competencia, sean impuestos que reduzcan tus rentas, sean regulaciones que te impidan cazar a tus anchas.
Tercero: El gobierno existe para defender única y exclusivamente tus derechos adquiridos sobre el territorio de caza. Su misión es establecer sólidas barreras que impidan la entrada a todo elemento perturbador.
Cuarto: El gobierno debe, por tanto, cerrar las fronteras a productos, servicios, trabajadores o inversionistas ajenos al territorio. Si el cierre total de fronteras es inviable, el gobierno debe establecer barreras arancelarias – lo mínimo aceptable son aranceles de 500 por ciento- y no arancelarias que impidan el ingreso de elementos nocivos, como mercancías de mayor calidad o más baratas, trabajadores más competentes o inversionistas dotados de mejores capacidades para la competencia.
Quinto: El gobierno, además, debe evitar que tus rentas mengüen por el cobro de impuestos; idear justificaciones y mecanismos – por ejemplo, decretar que tu territorio de caza es “estratégico y prioritario”- que impidan la libre competencia y garanticen tus rentas a través de altos precios.
Sexto: Del mismo modo, el gobierno debe contener los salarios en el mínimo indispensable para que se mantengan los niveles de consumo pero sin afectar tus márgenes de ganancia.
Séptimo: Las aduanas existen NO para facilitar el comercio en beneficio de los consumidores, sino para proteger a los depredadores exclusivos.
Octavo: El gobierno debe facilitar tus labores predatorias mediante créditos blandos o a fondo perdido, con cargo a los recursos públicos.
Noveno: Otorgarás premios a los políticos que apoyen tu exclusividad en el territorio y castigarás a los que amenacen la “integridad” (léase, exclusividad) del mismo territorio.
Décimo: No importa si el gobierno es de derecha o es de izquierda, en ambas posiciones encontrarás políticos dispuestos a cooperar con la salvaguarda del territorio de caza. (A los políticos tampoco les importa).
Etiquetas: depredadores, mercantilismo, negociantes NO empresarios, políticos, prácticas monopolísticas, proteccionismo comercial
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