El humorismo involuntario de políticos e intelectuales
Que el senador Monreal cite a Popper – fuera de contexto, desde luego- es tan risible como disertar en un noticiario radiofónico acerca de porqué Frida Kahlo lloraba cuando sostenía relaciones íntimas con Diego Rivera.
Hace unos días leí disciplinadamente – hay que “estar bien informado”- un farragoso alegato apologético del senador Ricardo Monreal acerca de sus actividades electorales en Zacatecas. Supongo que el senador, o su amanuense, decidió que el artículo de marras (del que, ¡oh Dios!, se promete una segunda parte y tal vez hasta una tercera) debiera ser “de altura”, como les gusta decir a los políticos, y de ahí que el texto estuviese sembrado de referencias y citas más o menos cultas. Entre otras, y esto es el colmo del absurdo, una cita del gran liberal Karl Popper. Algo tan inopinado como si un destacado pornógrafo citase, en defensa de sus actividades, una frase del libro de las fundaciones de Santa Teresa de Jesús.
Tal vez por la afición que los mexicanos tenemos por la solemnidad y los esquematismos – derivada, sospecho, de algún complejo de inferioridad- el país está lleno de humoristas involuntarios, pero es en el terreno de la política y de los asuntos públicos donde rompemos todas las marcas.
Por ejemplo, hace una o dos semanas un fridólogo – es decir, un especialista en Frida Kahlo de los que en estos días brotan debajo de cada piedra, en busca del presupuesto perdido- disertaba en un noticiario de radio acerca de algo que ha mantenido en vilo a los mexicanos durante décadas: ¿Padecía o gozaba Frida durante sus ayuntamientos carnales con Diego Rivera?, ¿el llanto de Frida en tales ocasiones, del cual el sesudo investigador tuvo noticia gracias a fatigosas búsquedas documentales, era señal de gozo o de dolor? Nuestro fridólogo se inclina por la hipótesis del dolor físico causado por algún trastorno orgánico y agravado quizá por la brusquedad del pintor, pero no hay una conclusión definitiva y, ¡ay de nosotros!, la duda seguirá causándonos noches de insomnio. Es una pena que asuntos tan relevantes para México permanezcan ignotos.
Me imagino que la segunda parte de la apología del senador Monreal contendrá alguna cita de Jürgen Habermas o, cuando menos, del siempre citable Cioran. Es lo menos que uno espera de un político tan refinado.
Hace unos días leí disciplinadamente – hay que “estar bien informado”- un farragoso alegato apologético del senador Ricardo Monreal acerca de sus actividades electorales en Zacatecas. Supongo que el senador, o su amanuense, decidió que el artículo de marras (del que, ¡oh Dios!, se promete una segunda parte y tal vez hasta una tercera) debiera ser “de altura”, como les gusta decir a los políticos, y de ahí que el texto estuviese sembrado de referencias y citas más o menos cultas. Entre otras, y esto es el colmo del absurdo, una cita del gran liberal Karl Popper. Algo tan inopinado como si un destacado pornógrafo citase, en defensa de sus actividades, una frase del libro de las fundaciones de Santa Teresa de Jesús.
Tal vez por la afición que los mexicanos tenemos por la solemnidad y los esquematismos – derivada, sospecho, de algún complejo de inferioridad- el país está lleno de humoristas involuntarios, pero es en el terreno de la política y de los asuntos públicos donde rompemos todas las marcas.
Por ejemplo, hace una o dos semanas un fridólogo – es decir, un especialista en Frida Kahlo de los que en estos días brotan debajo de cada piedra, en busca del presupuesto perdido- disertaba en un noticiario de radio acerca de algo que ha mantenido en vilo a los mexicanos durante décadas: ¿Padecía o gozaba Frida durante sus ayuntamientos carnales con Diego Rivera?, ¿el llanto de Frida en tales ocasiones, del cual el sesudo investigador tuvo noticia gracias a fatigosas búsquedas documentales, era señal de gozo o de dolor? Nuestro fridólogo se inclina por la hipótesis del dolor físico causado por algún trastorno orgánico y agravado quizá por la brusquedad del pintor, pero no hay una conclusión definitiva y, ¡ay de nosotros!, la duda seguirá causándonos noches de insomnio. Es una pena que asuntos tan relevantes para México permanezcan ignotos.
Me imagino que la segunda parte de la apología del senador Monreal contendrá alguna cita de Jürgen Habermas o, cuando menos, del siempre citable Cioran. Es lo menos que uno espera de un político tan refinado.
Etiquetas: complejos de inferioridad, Frida Kahlo, fridólogos, humorismo involuntario, Karl Popper, políticos, Ricardo Monreal, Santa Teresa de Jesús, solemnidad
3 Comentarios:
Estimadísimo Ricardo:
No sabes cómo me ha hecho reir tu texto. Es cierto. Como si no fuera suficiente con las boberías cotidianas de ese legislador zacatecano, ahora nos toca padecer el debate -a toda hora- que los fridólogos de moda nos imponen respecto de cada segundo y milimetro de la vida, obra y hechos sexuales de esta horrenda pintora (y persona), Sufrida Kahlo.
Paciencia, Ricardo, basta recordar que algunos personajes de la vida pùblica pretenden comprobar con absoluto rigor científico -por sus dichos y sus hechos- aquella màxima que dice que la estupidez humana es infinita (todos los días se puede ser mas pendejo que el día anterior). Monreal no escatima esfuerzos. Es incansablemente estùpido.
Gracias Ricardo porque, para soportar estas cosas, una buena dosis de ironía y fino humor nos refrescan el alma.
Bernardo Graue
Qué forma de reír!
Deliciosa acidéz la de tu texto. Diría "cítrica" porque se puede paladear sin que llegue a causar ulceraciones.
Saludo
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