jueves, 27 de septiembre de 2007

A Ebrard le pesan mucho el Metro y el agua

Uno de los riesgos de abusar de la pose de víctima es que te tomen la palabra y te aligeren la "carga" que, dices, tanto te agobia.


El martes en una entrevista radiofónica el jefe de gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, lamentó la carga fiscal que debe afrontar su gobierno y pidió que el gobierno federal asuma toda o parte de esa carga, como sucede en París aventuró, confiando tal vez que nadie verificaría ese probable embuste. Específicamente ejemplificó con el Metro y el agua.

Ebrard debería – para variar- pensar dos veces antes de hablar. En una de esas le toman la palabra… y no le va a gustar.

Por ejemplo, tal vez no sería mala idea que el gobierno federal asumiera el manejo total del Metro capitalino (incluida su deuda) y afrontara el costo político – que obviamente el licenciado Ebrard no quiere afrontar- de cobrar un precio más cercano a la realidad por el boleto (digamos cinco pesos, para que la operación diaria no requiera de subsidios) y aprovechara todo el potencial de negocios que representa el flujo de más de 1,200 millones de pasajeros al año para obtener muchos más ingresos de los que hoy consigue el gobierno capitalino, por publicidad concesionada, tiendas, sitios para comer y otros comercios en las extensas instalaciones del Metro.

Considérese, por ejemplo, que pocos programas de televisión de las cadenas nacionales concitan auditorios anuales de esa magnitud: 1,200 millones de visitas.

En una de esas, también, alguien le toma la palabra a Ebrard y promueve que sean las autoridades federales – digamos, el SAT- las que cobren el agua (con un precio realista, no mentiroso que sólo incita al desperdicio) y hasta el impuesto predial. ¿Alguien duda que las autoridades federales sean más eficaces para cobrar que los señores de la tesorería capitalina?

Ya sé que la respuesta a bote pronto de Ebrard – casi todas sus respuestas son impensadas- será que, al contrario, él desea plena autonomía para la ciudad. ¡Cuidado!, ¿de veras cree Ebrard que sin el aval absoluto del gobierno federal – que no tienen las otras entidades- le cobrarían por la deuda del GDF los mismos bajos intereses que ahora y le ofrecerían los mismos plazos ventajosos? Sí, cómo no.

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