martes, 25 de septiembre de 2007

"¡Queremos más precios mentirosos!"

¿Qué porcentaje de los recursos públicos queremos que se destine a obras de infraestructura y qué porcentaje queremos que se gaste en afeites, maquillaje, disfraces y cremas "anti-edad"?

La buena economía siempre lleva malas noticias a los románticos que se dicen de izquierda. La buena economía parte de un hecho brutal y poco comedido con nuestros deseos, pero no por ello menos real: la escasez. Si algunos políticos "progre" llenecitos de buenas y verdes intenciones decidieron en Estados Unidos subsidiar la producción de etanol a partir del maíz, más temprano que tarde ello repercute en precios más altos para el propio maíz, las tortillas, y, en cadena, para el trigo – bien sustituto – y el pan, para el sorgo, para el huevo, para la carne (gallinas, vacas y cerdos también comen)…Se llama "pendiente negativa de la curva de la demanda" (Gary Becker) y es una ley tan férrea como la ley de la gravedad.

Pero a los "progres" les encanta el arte teatral – de ahí viene, de los teatros franceses en el siglo XVIII, la palabra maquillaje- y consideran que la tarea de los gobiernos no es reconocer la realidad, sino eludirla con el maquillaje.

En estos días nuestros próceres locales del pensamiento "progre" han mostrado su frívola afición no sólo por las revistillas de la ilusión envidiosa – que por lo visto son su mejor fuente de información-, sino por los afeites y el maquillaje. No les parece mal que el precio de la gasolina sea mentiroso en México, sino que deje de serlo; lo mismo el precio del agua, el de los boletos del Metro, el de la energía eléctrica, el del maíz o el del trigo. Los negociantes piden precios mentirosos para el gas natural; los charlatanes ofrecen mentirosos "seguros" para desempleados; los de la televisión lamentan que se les acaben las facturas por propaganda electoral (la venta de los otros productos "milagro" de maquillaje y ornato a cargo de partidos y candidatos), mientras que los legisladores saborean los millones que, en un juego de manos que llaman reforma electoral (un poco de colorete para disimular las verrugas), les quitaron a los de la tele.

Vivan los precios mentirosos. ¿Querían un mundo de ensueño? No hay problema, se los dibujo. Eso es la política progresista: Arte de modistillas y de peinadoras de salón.

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3 Comentarios:

Blogger Movimiento Argenlibre dijo...

Saludos desde el Movimiento Argenlibre
argenlibre.blogspot.com

septiembre 25, 2007  
Blogger J.S. Zolliker dijo...

Estimado Ricardo:
Aunque estoy de acuerdo contigo en que los precios actuales de la gasolina son "falsos", no creo que un incremento al precio de la misma sea la solución, pues coincido con la opinión de Guillermo Ortiz de que esto, podría generar inflación en la que nos salga "mas caro el caldo que las tortillas". Más bien, opino -aunque no estoy libre de error-, debieramos ver por la apertura del sector energético a la inversión privada, para resolver sus múltiples problemas, entre ellos, el financiamiento a los combustibles... Un abrazo y espero nos veamos pronto!

septiembre 26, 2007  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Estimado José:

1. Estuve presente todo el día en el salón de plenos de la Cámara de Diputados el jueves 13 de septiembre, día en que se aprobaron estos cambios - que incluyen un IEPS adicional de 2 centavos al mes por litro de gasolina durante 18 meses para distribuir íntegramente a los estados- y todos los que se oponían (básicamente PRD) invocaban como una mantra las supuestas declaraciones de Guillermo Ortiz diciendo que sería inflacionario. Nadie pudo citar textualmente lo que se supone que dijo Ortiz, pero ahí quedaba como presunto "argumento de autoridad" que hoy vuelvo a encontrarme en tu comentario.
¿Cuál es la realidad sobre el efecto inflacionario de este aumento?
Opinión de Javier Salas, quien es el director de precios, productividad y salarios del Banco de México (y quien conoce al dedillo el índice de precios y cuánto impacta en el índice general cada producto y servicio de los más de 90,000 que monitorea diariamente el Banco de México): Como el 5.5% de aumento total se distribuye a lo largo de 18 meses (dos centavos por mes), el impacto en el índice de precios es casi imperceptible: 0.01 puntos porcentuales de inflación (un punto base). Por eso, además, es irrelevante si empieza a subir en octubre o en enero o en marzo. Algo sé también de esto y coincido plenamente con lo que dice Javier Salas. No he encontrado la declaración original que le atribuyen a Ortiz, pero se ha convertido en un mito genial. Si de veras dijo lo que dicen que dijo debería renunciar al Banco de México o dejar que la inflación mejor la controlen desde la Secretaría de Economía mediante los nefastos controles de precios.
2. En casi todo el mundo, salvo en países donde reinan los precios mentirosos (como Venezuela, Argentina y, en menor medida, México) todos los días varían los precios de la gasolina según suban o bajen los precios del petróleo y nadie se corta las venas por el asunto. Supongo que en México tiene que ser diferente porque en el Popol Vuh o en alguna horrenda pintura de Frida Kahlo dice que no sólo estamos hechos de maíz, sino también de gasolina. (Es sarcasmo, desde luego).
3. La mayor parte de la gasolina que consumimos es importada y la mayor parte del año nos la han estado vendiendo a un precio inferior al que págó Pemex por ella. Por supuesto, sería deseable que hubiese una auténtica competencia y que terminásemos con el mito de que sólo podemos consumir los combustibles que produzca o venda PEMEX, pero aún así los precios de la gasolina en México deberían reflejar la oferta y demanda internacional de petróleo en los mercados.
3. El gobierno federal y los legisladores que aprobaron este pequeño impuesto (a repartirse, repito, cien por ciento en los estados, en función de sus ventas de gasolina, y por lo tanto en función de las externalidades negativas que produce en cada entidad el consumo de gasolina) se vieron tímidos y se quedaron cortos. Nuestra gasolina barata es una barbaridad y un abusurdo económico: fomenta el desperdicio de un bien que nos estamos acabando a toda velocidad, fomenta la contaminación de nuestras ciudadaes, beneficia a las clases medias y ricas y perjudica a los pobres (¿sabes cuántas líneas del Metro podría financiar el GDF con los recursos que recibirá por el impuesto?). Soy un partidario decidido de ciertos impuestos pigouvianos (por Pigou) para combatir externalidades negativas y sufragar los daños comunes que casan ciertos bienes (gasolina y combustibles fósiles, consumo de azúcar, tabaco, alcohol) y que paga la sociedad en su conjunto aunque no consuma dichos bienes.
4. Respecto de las declaraciones del señor López que hoy citas en tu Realidad Novelada, sólo te puedo decir que desde el año pasado, cuando AMLO pro primera vez predicó el cuento de que un recorte a la mitad de los salarios de la alta burocracia del gobierno federal arrojaría un ahorro de 100 mil millones de pesos, hice cuidadosamente la cuenta con el presupuesro de egresos y SI LE CORTAN NO A LA MITAD SINO TODO EL SUELDO A LA TOTALIDAD DE LOS FUNCIONARIOS, DEL PRESIDENTE HASTA EL MÁS MODESTO DIRECTOR DE ÁREA, Y LES QUITAN SUS PRESTACIONES SÓLO SE AHORRAÍAN 8 MIL MILLONES DE PESOS, ¿DE DÓNDE PIENSA SACAR AMLO LOS 92 MIL MILLONES RESTANTES?

septiembre 26, 2007  

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