Todavía elijo mis amistades
No entiendo por qué algunos políticos piensan que nos conmoverá sentirnos sus amigos, protegidos o beneficiarios. Que ellos hagan su trabajo y yo haré el mío. La libertad también incluye – hasta donde sé- el derecho a tener una vida privada, propia, en la que uno elige a sus amistades.
Un buen amigo – ese sí- me advirtió, entre bromas y veras, que no me estaba granjeando la amistad de muchos poderosos en este país con algunos artículos que podían parecer poco comedidos o políticamente incorrectos. Tiene razón, pero mis amigos – pocos- los elijo yo. Además, soy tan ingenuo que llevo más de 20 años escribiendo para los lectores anónimos. No me quejo, la fórmula de tener a los anónimos lectores en mente resulta más satisfactoria que andar adivinándole los caprichosos latidos a don Fulano o a doña Zutana, porque son "súper importantes y súper poderosos".
No entiendo qué les lleva a pensar a ciertos políticos que los comunes mortales nos sentiríamos profundamente honrados si nos incluyeran en sus agendas. Por ejemplo, hace unos días por correo electrónico se me solicitó lo siguiente:
"Por medio de este conducto (sic) le estoy solicitando información personal para actualizar el directorio de medios del Lic. Manlio Fabio Beltrones Rivera, los datos son los siguientes.
"Teléfono y domicilio particular y de oficina, nextel o celular y fecha de cumpleaños".
Respondí algo así: "No deseo, en modo alguno, que mis datos personales estén en la agenda del Lic. Manlio Fabio Beltrones Rivera".
¿Para qué hacer amistades que no van a prosperar? Pregúntenle a los dueños de las televisoras lo qué se siente cuando tus poderosos amigos te dan la espalda…No es nada personal, dirán algunos, sólo cuestión de definir quién de los dos – el partido político o la televisora- se queda con el dinero de los contribuyentes. Yo digo que ninguno de los dos, porque no me acabo de creer el cuento de que los partidos políticos sean "entidades de interés público" (¿a poco?) y conjeturo que sería mejor que su financiamiento fuese privado y plenamente transparente. Y si se quieren anunciar, ¡pues que paguen con su dinero, no con el mío! Y que quede claro: no pueden impedirnos a nadie usar nuestro dinero – si acaso lo tenemos- para lo que queramos, por ejemplo: para criticarlos. Ésa sí es una cuestión de principios: Libertad, nada más y nada menos.
Un buen amigo – ese sí- me advirtió, entre bromas y veras, que no me estaba granjeando la amistad de muchos poderosos en este país con algunos artículos que podían parecer poco comedidos o políticamente incorrectos. Tiene razón, pero mis amigos – pocos- los elijo yo. Además, soy tan ingenuo que llevo más de 20 años escribiendo para los lectores anónimos. No me quejo, la fórmula de tener a los anónimos lectores en mente resulta más satisfactoria que andar adivinándole los caprichosos latidos a don Fulano o a doña Zutana, porque son "súper importantes y súper poderosos".
No entiendo qué les lleva a pensar a ciertos políticos que los comunes mortales nos sentiríamos profundamente honrados si nos incluyeran en sus agendas. Por ejemplo, hace unos días por correo electrónico se me solicitó lo siguiente:
"Por medio de este conducto (sic) le estoy solicitando información personal para actualizar el directorio de medios del Lic. Manlio Fabio Beltrones Rivera, los datos son los siguientes.
"Teléfono y domicilio particular y de oficina, nextel o celular y fecha de cumpleaños".
Respondí algo así: "No deseo, en modo alguno, que mis datos personales estén en la agenda del Lic. Manlio Fabio Beltrones Rivera".
¿Para qué hacer amistades que no van a prosperar? Pregúntenle a los dueños de las televisoras lo qué se siente cuando tus poderosos amigos te dan la espalda…No es nada personal, dirán algunos, sólo cuestión de definir quién de los dos – el partido político o la televisora- se queda con el dinero de los contribuyentes. Yo digo que ninguno de los dos, porque no me acabo de creer el cuento de que los partidos políticos sean "entidades de interés público" (¿a poco?) y conjeturo que sería mejor que su financiamiento fuese privado y plenamente transparente. Y si se quieren anunciar, ¡pues que paguen con su dinero, no con el mío! Y que quede claro: no pueden impedirnos a nadie usar nuestro dinero – si acaso lo tenemos- para lo que queramos, por ejemplo: para criticarlos. Ésa sí es una cuestión de principios: Libertad, nada más y nada menos.
Etiquetas: crisis de los medios, libertad, medios de comunicación, políticos, relación periodista-políticos
3 Comentarios:
Ricardo:
Hoy apareció publicado un artículo de Juan Villoro en el que dice lo siguiente: «Quien depende del público acaba por hacer lo que le exige, incluyendo la humillación involuntaria.», me parece que en el fondo esta frase tiene mucho que ver con lo que hoy escribes.
En efecto, escribir para quedar bien es tarea de mercenarios.
Hay una propensión en mucha de la gente que conozco a sujetarse a un amo. Aprecio una suerte de temor al ejercicio de la libertad, especialmente a la auténtica libertad que implica inteligencia y responsabilidad.
De allí la autocensura de quien procura antes que todo ser políticamente correcto para no caer de la gracia de nadie. Aunque en este mundo siempre hay alguien de cuya gracia terminamos cayendo o cuya gracia jamás alcanzamos, por lo que considero absurdo tener la opinión ajena, por el hecho de serlo, como criterio de actuación, de pensamiento o de expresión personal.
Aprecio mucho tu irrreverencia y fino sentido del humor. Creo que cualquier persona medianamente inteligente, esté o no de acuerdo con lo que dices, sabrá apreciar lo que escribes.
El problema es con quienes se ubican bajo la línea de lo medianamente inteligente, sean o no poderosos. En tal caso, ni hablar, definitivamente no harás allí muchos amigos. Pero no venimos a este mundo a caerle bien a nadie.
Los auténticos amigos siempre serán escasos. Saludos.
Se han unido diputados y senadores de los tres partidotes para quitarnos derechos y dinero.
Entiendo claramente porqué no tienes interés en hacer amistad con un legislador abusivo. Perdón por la redundancia.
Excelente respuesta, considero que nadie de los que leemos esto, quisiera que sus datos personales estuvieran en la agenda del Lic. Beltrones Rivera.
Gracias por sus columnas.
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