jueves, 31 de enero de 2008

Son los precios, ¡estúpido!

Una burbuja especulativa estalla o se desinfla cuando los precios de los activos sobrevaluados caen abruptamente para ajustarse a las condiciones reales del mercado. Mala noticia: Los precios promedio de la vivienda en los Estados Unidos no están cayendo significativamente. El descenso de la tasa de interés está alentando, en lugar de corregir, una mala asignación de recursos.


Muchas personas que pontifican sobre la burbuja que supuestamente estalló a mediados del año pasado en el sector de las hipotecas para vivienda en Estados Unidos, no podrían explicarnos qué entienden por burbuja especulativa.

Constantemente aparecen en los mercados burbujas especulativas. Se trata de bienes (que suelen tener su contraparte en activos financieros) que se han sobrevaluado por una errónea asignación de recursos. Dado que los mercados reflejan, a través de los precios, el resultado final de millones de decisiones de compradores y vendedores, las decisiones equivocadas – y está en la naturaleza de los seres humanos equivocarse- al valorar un activo (por ejemplo, una vivienda promedio en un área urbana como San Diego) producen “precios equivocados” que el propio mercado, al surgir los primeros síntomas de la valoración errónea (incumplimiento de los pagos) corrige modificando los precios, específicamente disminuyéndolos si se trata de activos sobrevalorados. En el mercado no sólo se gana por decisiones acertadas, también se pierde a causa de decisiones erróneas.

Una típica burbuja estalló a principios de este siglo en los activos relacionados con las telecomunicaciones. El lector recordará la quiebra de Worldcom, entre otras empresas, que marcó el espectacular estallido de esa burbuja. Tras la quiebra los activos salieron a remate. Hoy los consumidores estadounidenses disfrutan de precios mucho más bajos en telefonía celular, por ejemplo, gracias a que estalló esa burbuja. Quienes comparon a precios de remate los activos emproblemados pueden ofrecer los servicios de telecomunicaciones a precios mucho más bajos que antes, ya que para ellos el precio de los activos – digamos, la red de fibra óptica- fue mucho menor. Perdieron quienes tomaron decisiones equivocadas, imprudentes o fraudulentas. Ganaron, al final, los consumidores y la productividad de la economía.

Hoy eso no está sucediendo. Las autoridades monetarias de los Estados Unidos están impidiendo que los mercados corrijan, en los precios, las decisiones equivocadas. Lo cual promoverá más errores en la asignación de los recursos.

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