Ocurrencia deshonesta y estúpida
La ocurrencia de promover una "consulta popular" acerca de la reforma de Pemex es típica de Marcelo Ebrard y de la troupe de López: Es deshonesta y es estúpida.
¿Es pertinente una consulta popular acera de las reformas que requiere, o no requiere, Petróleos Mexicanos?
¿Qué van a preguntarnos?, ¿cómo manejar una empresa petrolera?, ¿si compartimos el irracional mito del becerro de chapapote?, ¿nos preguntarán qué quisieron decir los redactores originales de la Constitución y qué quisieron decir los enmendadores de la Constitución al hablar de Nación, contratos, concesiones, subsuelo y recursos?, ¿nos van a consultar, acaso, si es buena idea echarle agua al pesado petróleo Maya para convertirlo en crudo ligero y así venderlo más caro?
Para los asuntos técnicos de todo tipo relativos a Pemex – de ingeniería, de sistemas, de finanzas, de mercado, jurídicos, de administración- las respuestas se conocen y no son materia de opinión popular, como no es materia de opinión popular el hecho de que la tierra que cuenta con sistemas de riego es cuando menos tres veces más productiva que la tierra de temporal.
Desde la deliberada confusión entre el universo de las verdades incontrovertibles de carácter técnico y científico y el universo de las opiniones, los mitos y los prejuicios, Marcelo Ebrard y la troupe de López muestran su arraigada deshonestidad intelectual. La ciencia y los conocimientos técnicos no requieren, para serlo, de consulta popular; es perverso y estúpido pretender que la muchedumbre o el gobierno de la chusma defina lo que es la verdad. Si así fuese, seguiríamos creyendo que el sol gira alrededor de la tierra.
Y las opiniones – "doxa"- son irrelevantes en este asunto. ¿Qué vamos a opinar?, ¿si es bonito o feo el logotipo de Pemex?
Queda una última opción: Preguntar asuntos obvios, como si estamos de acuerdo con que se combata la corrupción en Pemex o reforzar ignorancias míticas: "¿Usted cree, como debe hacerlo todo buen mexicano, que Pemex es parte de nuestra esencia nacional?"
La ocurrencia de la consulta – como lo sabe cualquier persona medianamente inteligente y honesta - es una tomadura de pelo, una estratagema tramposa que sólo dañará al país elevando - ¡más todavía! – el ruido sin sentido que provocan los renegados de la racionalidad y de la modernidad.
¿Es pertinente una consulta popular acera de las reformas que requiere, o no requiere, Petróleos Mexicanos?
¿Qué van a preguntarnos?, ¿cómo manejar una empresa petrolera?, ¿si compartimos el irracional mito del becerro de chapapote?, ¿nos preguntarán qué quisieron decir los redactores originales de la Constitución y qué quisieron decir los enmendadores de la Constitución al hablar de Nación, contratos, concesiones, subsuelo y recursos?, ¿nos van a consultar, acaso, si es buena idea echarle agua al pesado petróleo Maya para convertirlo en crudo ligero y así venderlo más caro?
Para los asuntos técnicos de todo tipo relativos a Pemex – de ingeniería, de sistemas, de finanzas, de mercado, jurídicos, de administración- las respuestas se conocen y no son materia de opinión popular, como no es materia de opinión popular el hecho de que la tierra que cuenta con sistemas de riego es cuando menos tres veces más productiva que la tierra de temporal.
Desde la deliberada confusión entre el universo de las verdades incontrovertibles de carácter técnico y científico y el universo de las opiniones, los mitos y los prejuicios, Marcelo Ebrard y la troupe de López muestran su arraigada deshonestidad intelectual. La ciencia y los conocimientos técnicos no requieren, para serlo, de consulta popular; es perverso y estúpido pretender que la muchedumbre o el gobierno de la chusma defina lo que es la verdad. Si así fuese, seguiríamos creyendo que el sol gira alrededor de la tierra.
Y las opiniones – "doxa"- son irrelevantes en este asunto. ¿Qué vamos a opinar?, ¿si es bonito o feo el logotipo de Pemex?
Queda una última opción: Preguntar asuntos obvios, como si estamos de acuerdo con que se combata la corrupción en Pemex o reforzar ignorancias míticas: "¿Usted cree, como debe hacerlo todo buen mexicano, que Pemex es parte de nuestra esencia nacional?"
La ocurrencia de la consulta – como lo sabe cualquier persona medianamente inteligente y honesta - es una tomadura de pelo, una estratagema tramposa que sólo dañará al país elevando - ¡más todavía! – el ruido sin sentido que provocan los renegados de la racionalidad y de la modernidad.
Etiquetas: deshonestidad intelectual, falsificaciones del pensamiento o ideologías, Marcelo Ebrard, ocurrencias estúpidas, Pemex, reforma a Pemex
1 Comentarios:
Supongo, dados los resultados, que algunos cruzazulinos hubieran preferido que se hubiera hecho una consulta pública para definir al campeón del futbol mexicano.
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