jueves, 25 de septiembre de 2008

La sequía que viene




Es cierto que el rescate financiero en Estados Unidos servirá para darle un respiro a los mercados y, en el mejor de los casos, para que mediante el mecanismo de las subastas los activos más o menos “tóxicos” recobren un precio – el que sea-, pero Estados Unidos necesita mucho más que eso para reestablecer la cordura en su economía.

Al mediodía de hoy el acuerdo bipartidista en “lo esencial” del paquete de rescate se había logrado. Este es un “rescate” pactado a última hora, casi sobre las rodillas, que servirá sólo para las próximas semanas, no más allá. Su fecha de caducidad es enero de 2009, el día que llegue un nuevo inquilino a la Casa Blanca.
Los mercados financieros seguirán dando tumbos en las próximas semanas y la incertidumbre y la desconfianza reinarán, apenas atenuadas.
Hay quien cree que los “ultraliberales” – como algún liberal a medias nos ha motejado a quienes hemos criticado el famoso rescate- nos oponemos al mismo por dogmáticos y porque profesamos una fe irracional e injustificada en los mercados libres.
No son esas las causas del rechazo al paquete de rescate, al menos por lo que a mí hace. Mi convicción en la superioridad de los mecanismos de mercado sobre las mil y una formas de intervencionismo, no es irracional sino fundamentada.
Además, mi objeción al rescate como está planteado obedece a la superficialidad del diagnóstico que ha hecho el gobierno de Estados Unidos acerca de los problemas que aquejan a la economía de ese país. En su melodramático mensaje de ayer, miércoles, George W. Bush trató de impresionar al auditorio arguyendo que la no aprobación del paquete significaría hundir a Estados Unidos en una recesión. Lo que Bush no dijo, tal vez porque decirlo está prohibido en víspera de elecciones, es que Estados Unidos ya está en una recesión y que ésta, inevitablemente, se profundizará conforme avance 2009.
Tampoco dijo que la causa última de esta crisis debe atribuirse a políticas fiscales y monetarias irresponsables, ni mencionó que – sea quien sea el próximo Presidente- durante los próximos dos años, al menos, los estadounidenses deberán apretarse el cinturón, al tiempo que el gobierno reduce gastos, incrementa impuestos y que los mercados mundiales le imponen a Estados Unidos el precio que deberá pagar, tras su dispendio fiscal, para atraer capitales: Tasas de interés reales y altas.

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4 Comentarios:

Blogger Ramón Mier dijo...

A mi me gusta más "ultraliberal" que "neoliberal". Despúes de todo de niño me gustaba Ultraman y el "neoliberalismo" dejó de ser nuevo hace tiempo.

¿Cual prefieres Ricardo?

septiembre 25, 2008  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Ramón: Por supuesto, prefiero ser ultraliberal que liberal en el sentido estadounidense.

Claro que aún mejor es lo de "libertario".

¡Saludos!

Ricardo

septiembre 26, 2008  
Anonymous Anónimo dijo...

Una pregunta SR Merdina
Con respecto al recrudecimiento de la receson de estados unidos, y en opiniones de analistas, los crecimientos de america latina (brasil y peru, por ejemplo) no sufriran grandes reveses, es esta hipotesis cierta?
Mucho se habla del impacto del crecimiento chino sobre esta recesion, y que esta amortizaria las sintomas, pero creo que china tiene en EEUU su mayor mercado, si es asi, no arrastria esta recesion gringa a los chin os y por ende a los paises latinoamericanos?
ATTE
Frank T Huaco

septiembre 26, 2008  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Sin duda el entorno recesivo afectará a todo el planeta, pero en distintos grados. Para América Latina, el impacto de la recesión estadounidense dependerá de:
1. La vinculación de las exportaciones manufactureras del país en cuestión (por ejemplo, en México a través de la industria maquiladora de exportación y la producción de automóviles y autopartes) con la actividad económica y el comportamiento de la demanda en Estados Unidos.
2. La fortaleza o debilidad relativa del dólar y su correlación negativa con los precios de los "commodities": Un dólar más fuerte significa un precio más bajo del petróleo y de otros "commodities", especialmente alimentos (maíz, soya, trigo), y viceversa: dólar débil significa precios más altos de los "commodities". Dado que varias de las economías de América Latina son exportadoras de "commodities", desde cobre hasta maíz y azúcar, pasando por el petróleo, precios más altos de dichos "commodities" significarán mayores ingresos, en devaluados dólares, para esas economías, pero también significarán mayores presiones inflacionarias.
3. La fortaleza o debilidad relativa del dólar dependerá de la política monetaria de la Reserva Federal, si ésta se vuelve en 2009 restrictiva, el dólar se fortalecerá y se elevarán las tasas de interés, pero se acentuará en el corto plazo la recesión (¡es el costo que hay que pagar!, ¡no hay nada gratis!), mientras se reordena la economía; si la política monetaria sigue siendo laxa, se estimulará la inflación mundial, la recesión será un poquito más débil, pero mucho más prolongada (con alto riesgo de volverse depresión, dada la larga duración del estancamiento o retroceso) y Estados Unidos perderá mucho más rápidamente su hegemonía financiera (el mundo será multipolar, también en términos de divisas y centros financieros), en ese escenario no se debe descartar que varios paìses (includos los de América Latina que tienen altas reservas de divisas invertidas en bonos del Tesoro de Estados Unidos) cambien buena parte de sus reservas a euros u otras divisas diversas del dólar...Esto significará para Estados Unidos afrontar con mucha mayor celeridad el grave problema de su déficit fiscal porque ya no tendrá tanta facilidad para financiarlo con invesriones extranjeras...
4. Algunos paìses de América Latina, como Brasil y México, cuentan con un mercado interno relativamente fuerte para sortear los amagos recesivos, siempre y cuando mantengan en orden sus políticas monetaria y fiscal y emprendan obras de infraestructura, que son grandes generadoras de empleo. México, por cierto, está en mejores condiciones que Brasil para aplicar una estrategia contra-cíclica, dado su menor nivel de riego país (lo que implica mayor potencial para atraer capitales) que se deriva de su mayor solidez fiscal.

Saludos,

Ricardo

septiembre 26, 2008  

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