martes, 7 de abril de 2009

Evaluación serena del G-20 (2)

Tengo para mí que el resultado más importante y positivo de la reunión del G-20 fue que se lograse abortar la equivocada pretensión europea (principalmente de los gobiernos de Francia y Alemania) de crear una regulación financiera supranacional rígida, restrictiva, politizada y demagógica, que manejaría alguna burocracia internacional al estilo de la ONU. Eso es lo que festejaron los mercados financieros al final de la cumbre, más que la inyección de recursos en billones de dólares para estimular una recuperación.

No sólo se trata de que cada país y cada economía tiene peculiaridades que una regulación financiera supranacional no sabría entender ni atender, sino de que en materia de regulación los excesos siempre (repito: siempre) resultan más costosos que las omisiones. Sé que decir esto, en medio de una crisis global cuya principal causa parecen ser las omisiones de los reguladores en Estados Unidos, es políticamente incorrecto y parece un contrasentido, pero hay que saber ver un poquito más allá de lo reciente para analizar con objetividad la historia.

Invariablemente, el intervencionismo controlador ha generado más problemas que soluciones.

Aclaro que sí es preciso, y urgente, ampliar el perímetro de lo regulado (aplicar a los bancos-no bancos, como a las administradoras de fondos de inversión o de cobertura, o como a las sociedades financieras de objeto múltiple, para ponerlo en terminología local, los mismos parámetros estrictos de capitalización y de formación de reservas que se aplican a la banca convencional), pero ello lo debe hacer cada país y sin incurrir en un afán controlador que inhiba la creación de nuevos mecanismos para potenciar los efectos benéficos de la intermediación.

Lo que es un auténtico despropósito en materia de regulación es entrar a terrenos demagógicos, como ése de fijar topes a los salarios de los ejecutivos que trabajan para intermediarios financieros privados, como si fuesen servidores públicos, burócratas, y como si limitar sus ingresos los hiciese automáticamente más probos y mejores personas. Es odioso y repulsivo ese prurito de los políticos por convertirse en niñeras o en directores espirituales de las personas.

Por cierto, las conclusiones del G-20 no pudieron eludir esa ridícula concesión a la demagogia. Esperemos que sólo haya sido eso, una concesión retórica para consumo de la galería, que suele demandar chivos expiatorios y santas inquisiciones que quemen a tales chivos expiatorios en leña verde.

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5 Comentarios:

Blogger Ramón Mier dijo...

Algunos políticos me recuerdan a una "nutrióloga" a la que acudí una vez y a la que decidí no hacerle caso.

¿Como iba esta mujer que estaba en peor forma que yo recordarme que debería o no comer?

¿cómo van decidir los políticos que dirigen gobiernos con enormes déficits que acciones tomar en empresas que tienen pérdidas?

abril 07, 2009  
Anonymous Anónimo dijo...

y algunos seudo periodistas me recuerdan a los bueyes que tiraban a las carretas en mi pueblo, que hasta yunta lamian, asi que yo me pregunto, estos bueyes, digo perdon seudoperiodistas tratan de darle fuerza a sus argumentos menospreciando a los politicos.

claro ahora que sus maximos lideres, (amantes del libre mercado) cambian de parecer de acuerdo a las circunstancias, ahora si ya no son mas que politicos estupidos.

jaja pobre, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y si el supuesto mercado autoregulado no funciona, pues es hora pasar a lo que sigue, pero como siempre habra ridiculos trasnochado que anoraran el famoso mercado libre

abril 09, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Ramón: Aun así, la especialista en nutrición podía ser una excelente guía, que no se aplicaba a sí misma sus consejos. Mi bisabuela decía algo así como: "Hagan lo que les digo, no lo que yo hago". Pero entiendo tu punto: Es difícil, si no imposible, creer que personas inhábiles para regular sus propias vidas tengan la sabiduría para regular la vida de los demás. Lo cual, por cierto, me lleva al asunto más grave: No puedo admitir que nadie pretenda "regular" mi vida, sobre todo si ese "alguien" (político), ni siquiera me paga mi salario o mis honorarios profesionales.

Saludos,

Ricardo

abril 09, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Anónimo:

Siempre se agradece la visita en esta bitácora de personajes tan prolíficos como usted, aun cuando la mayor parte de las veces en que aparece "anónimo" dando sus opiniones éstas suelen estar mal escritas y - más lamentable- suelen ser memeces. Pero en fin, "anónimo" le voy a responder porque tengo tiempo para hacerlo y porque sus comentarios me han irritado (si ésa era la finalidad de su intervención debo felicitarlo, logró irritarme).
Me irritaron sus comentarios porque destilan toda la cobardía de los anónimos, si lo que usted quiere decir es que soy un falso periodista o seudo periodista, dígalo sin subterfugios baratos y sin mariconerías: "Ricardo Medina es un seudo periodista y lo es por esta y esta otra razón". Toral, si de todas maneras usted "anónimo" es tan cobarde como para no poner su nombre al final de su escrito, ¿qué peligro corre al decir las cosas con algo de claridad?
Ahora, siempre cabe la posibilidad de que usted quisiese referirse a otro periodista falso o seudo periodista...Nunca lo sabremos porque nunca lo mencionó.
Por otra parte, muy divertida su nostalgia por los bueyes de su pueblo. Supongo que la analogía de los bueyes que lamen la yunta que los mantiene unidos NO se refiere al amor que los mercados financieros le tienen a las regulaciones...
¿Se referirá, acaso, al amor que le tienen algunos fanáticos a la yunta ideológica que les dice siempre por dónde deben ir?
El libre mercado NO es una ideología, es la descripción de un arreglo en la actividad económica que le da prioridad a la libertad de las personas y que, a mi juicio, tiene tanto una ventaja moral (respeta la voluntad de los seres humanos libres) y una ventaja práctica: cada cual paga por sus errores.
En cambio, el odio visceral a todo lo que suene, parezca o semeje un "mercado libre" sólo se explica por razones de ideología (las ideologías, anónimo, son falsificaciones del pensamiento que nos dispensan de pensar por nuestra cuneta y riesgo), y los bueyes ayuntados por la ideología aman sus cadenas mentales porque les dispensan de correr riesgos y de acertar o equivocarse por cuenta propia. El día, anónimo, que tengas el valor elemental de firmar tus opiniones con tu nombre propio y de pensar por tu cuenta, me avisas para seguir platicando.
Saludos anónimo, ojalá un día puedas despojarte de tantos miedos.

RMM

abril 09, 2009  
Anonymous axa dijo...

anónimo, no hace falta menospreciar a los políticos. nos venden la idea de que son todopoderosos y que tienen la capacidad de cambiar el mundo. es una ilusión que compra la gente que toda la vida quiere tener papá y mamá. en realidad, el mundo es un adorable río salvaje y los políticos intentan influir un poco en el curso de ese río. (perdón por la metáfora sin chiste). la realidad actual muestra su "falta de poder". entonces no es menospreciar, tal vez sólo es abrir los ojos.

¿el mercado autoregulado no funciona? ¿así de simple la respuesta? tal vez deberías preguntarte para quién no funciona. para algunos sus inversiones volvieron a rendimientos positivos desde hace dos semanas.

para algunos la recuperación ya empezó, otros tal vez le sigan la corriente a la tele y seguirán quejándose de la crisis un par de años más.

abril 14, 2009  

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