lunes, 5 de mayo de 2008

Políticos alérgicos a los costos

La mayoría de los políticos detestan el liberalismo económico porque les recuerda la tremenda sentencia de Milton Friedman: "No hay comidas gratis". Así, especulan, nadie gana elecciones.


Tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo, los gobiernos y los políticos en busca del éxito le están prestando más atención a los encuestadores y a los expertos en mercadotecnia política que a los economistas y a los especialistas serios y preparados.

En esa medida retrocede la productividad en el mundo. En esa medida, millones de seres humanos están pagando más por los alimentos al tiempo que escuchan ávidos a los políticos que prometen energéticos baratos, servicios de salud sin costo, pensiones inagotables y empleos de "Adelitos defensores de la soberanía" (modalidad que la izquierda mexicana ha ideado para reciclar la viejísima costumbre de cobrar en el gobierno sin trabajar, como lo describió Sergio Sarmiento hace poco).

Tomemos el caso de la liberalización comercial. Alan Greenspan ha escrito que si la gente no experimenta de primera mano – en su vida diaria - las ventajas de la libre competencia, tenderá a ponerse en manos del primer populista que le prometa erigir barreras al comercio y obstáculos a la migración. Si Miguel de la Madrid hubiese tenido que someter a referéndum la necesidad de abrir unilateralmente la cerradísima economía mexicana, todavía estaríamos hoy jugando a los contrabandistas aficionados, escondiendo en las maletas, como tesoro prohibido, una "iPod" después de una visita relámpago a Laredo.

El economista serio le dirá al político que la mejor forma de preservar los recursos - por ejemplo, el petróleo o el agua – es cobrarlos al precio que dictan la oferta y la demanda, pero el estratega político o el encuestador le dirán que cueste lo que cueste hay que evitar, por ejemplo, que suba el precio de la gasolina…no importa que para ello cada día se subsidien millones de pesos a los más ricos y que se fomente un desperdicio ruinoso.

Un dato: En los tres primeros meses de 2008 México importó 37.4% más litros de gasolina que un año antes. Un alza tal en la demanda sólo se explica por un precio de ganga. Así se quedó Argentina sin gas natural en 2003- 2004…, pero el matrimonio Kirchner se mantuvo en el poder…, arguye el encuestador.

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