lunes, 15 de diciembre de 2008

Populismo multicolor

Corren tiempos a modo para la expansión del populismo de izquierda y de derecha.

En cierta forma es un partido "transversal" que ha tomado fuerza en la crisis global. Es el partido del populismo: Para ser un poco más precisos en la descripción, más que un partido en forma se trata de un estado de ánimo populista que invade a muchos políticos de los partidos más disímbolos y les impulsa a proponer – y lo que es peor: a llevar a efecto- políticas públicas desastrosas que, sin embargo, generan réditos de muy corto plazo en términos de resonancia en los medios de comunicación y acaso alguna popularidad efímera para sus promotores.
Para que se vea que hay populismo de todos los colores y sabores, de izquierda y de derecha (según las etiquetas al uso), van dos ejemplos recientes:
1. La ocurrencia de que se le debe agregar a la misión única del banco central, que es la preservación de la estabilidad de precios, el mandato equívoco de promover el crecimiento económico y la generación de empleos. Este disparate hoy se presenta como ocurrencia de legisladores panistas, que acaso con su silencio avala el mismo gobierno federal. Hace poco tiempo era bandera de la izquierda perredista y en muchas ocasiones ha sido prédica oportunista de priístas más o menos despistados. Es una propuesta idiota y peligrosa. Idiota porque nada hay que mejor garantice el crecimiento y la generación de empleos que un entorno de estabilidad de precios. Peligrosa, porque hoy, que la inflación anual es de 6.23% el horizonte es mucho más incierto para el empleo que hace sólo diez meses – febrero de este año- cuando la inflación anual era de sólo 3.72 por ciento. Hay pocos factores que inhiban con tanta eficacia la inversión, y por ende el crecimiento y el empleo, como la inflación y su consecuente distorsión en los precios relativos.
2. La descabellada idea de "regular" las tasas activas de la banca, usando como pretexto las tasas atípicas que los bancos cobran a los usuarios morosos de tarjetas de crédito. Es toda una pedagogía de la irresponsabilidad, fomentada por demagogos de derecha, de izquierda, azules, verdes, colorados y amarillos…y hasta por el señor más rico de la aldea. "Corren buenos tiempos/ para esos caballeros/ locos por salvarnos la vida/ a costa de cortarnos el cuello" (Joan Manuel Serrat).

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