¿Cómo empezó esto? (VI)
El 29 de diciembre de 2007 un muy buen amigo y excelente economista corrigió con gran cordialidad y por escrito el optimismo que yo había manifestado apenas el día anterior (¡día de los santos inocentes!). Estas fueron sus palabras, para el registro de esta crisis:
“Creo que puedes pecar de optimista. Nadie tiene la bola de cristal, pero me temo que la que intentamos usar en esta ocasión está más empañada que nunca. No hemos podido apreciar aún la magnitud y duración de esta crisis pero mi impresión es que se va a agudizar y a extender geográficamente, particularmente hacia nuestro país.
“Es cierto que la depreciación del dólar nos ayuda y que la economía de Estados Unidos ha mostrado una fortaleza sorprendente. Eso nos hace desear y pensar que esta ocasión puede ser distinta la influencia de una crisis hipotecaria-financiera.
“También ayuda el exceso de recursos en manos de los países exportadores de petróleo. Sin embargo, una contracción mundial del crédito no es algo que podamos descartar. Si esto sucede sus efectos pueden ser devastadores.
“Parte del problema para evaluar apropiadamente la magnitud del problema que vivimos es que nadie conoce la magnitud de la debilidad financiera de las instituciones bancarias ni del colapso relacionado que se vendrá en la situación de los deudores. El problema de la solvencia de las aseguradoras de crédito por ejemplo, el verdadero nivel de riesgo de créditos mal calificados, etc.
“Cada día nos trae una sorpresa desagradable de enorme magnitud y el alud de malas noticias parece imparable.
“Sin embargo, estoy de acuerdo contigo en que México podría salir airoso de este trance. Para eso sin embargo hacen falta reformas que aumenten la productividad. Y ese renglón todavía no se ha tocado, o, más bien, hemos dado unos pasos hacia atrás en aspectos críticos relacionados con una mayor productividad.”
A toro pasado, sabemos que se cumplió el peor escenario previsto por mi amigo. Mañana desglosaré cada elemento de su atinado pronóstico. Desde luego, en esos días, ¡diciembre de 2007!, esos asuntos ni siquiera merecían la atención de los “perspicaces” – es ironía – editores en la mayoría de los medios de comunicación. Con todo hay que admitir que, desde entonces, el gobierno mexicano a través de la Secretaría de Hacienda, introdujo un fuerte componente contra-cíclico en el proyecto de Presupuesto de Egresos para mitigar lo que podría venir.
“Creo que puedes pecar de optimista. Nadie tiene la bola de cristal, pero me temo que la que intentamos usar en esta ocasión está más empañada que nunca. No hemos podido apreciar aún la magnitud y duración de esta crisis pero mi impresión es que se va a agudizar y a extender geográficamente, particularmente hacia nuestro país.
“Es cierto que la depreciación del dólar nos ayuda y que la economía de Estados Unidos ha mostrado una fortaleza sorprendente. Eso nos hace desear y pensar que esta ocasión puede ser distinta la influencia de una crisis hipotecaria-financiera.
“También ayuda el exceso de recursos en manos de los países exportadores de petróleo. Sin embargo, una contracción mundial del crédito no es algo que podamos descartar. Si esto sucede sus efectos pueden ser devastadores.
“Parte del problema para evaluar apropiadamente la magnitud del problema que vivimos es que nadie conoce la magnitud de la debilidad financiera de las instituciones bancarias ni del colapso relacionado que se vendrá en la situación de los deudores. El problema de la solvencia de las aseguradoras de crédito por ejemplo, el verdadero nivel de riesgo de créditos mal calificados, etc.
“Cada día nos trae una sorpresa desagradable de enorme magnitud y el alud de malas noticias parece imparable.
“Sin embargo, estoy de acuerdo contigo en que México podría salir airoso de este trance. Para eso sin embargo hacen falta reformas que aumenten la productividad. Y ese renglón todavía no se ha tocado, o, más bien, hemos dado unos pasos hacia atrás en aspectos críticos relacionados con una mayor productividad.”
A toro pasado, sabemos que se cumplió el peor escenario previsto por mi amigo. Mañana desglosaré cada elemento de su atinado pronóstico. Desde luego, en esos días, ¡diciembre de 2007!, esos asuntos ni siquiera merecían la atención de los “perspicaces” – es ironía – editores en la mayoría de los medios de comunicación. Con todo hay que admitir que, desde entonces, el gobierno mexicano a través de la Secretaría de Hacienda, introdujo un fuerte componente contra-cíclico en el proyecto de Presupuesto de Egresos para mitigar lo que podría venir.
Etiquetas: economía, economistas, locos por la crisis, los años de sequía, pronósticos
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