"Liberales" de contentillo
“I still believe in liberalism today as much as I ever did, but, oh, there was a happy time when I believed in liberals”. G. K. Chesterton.
A ver: Suena lógico y hasta encomiable que los “liberales mexicanos” (universo difuso y confuso, pero evidentemente no profuso) estén en contra de los aumentos de impuestos.
Pero sería deseable que muchos de esos “liberales” (así les llamo porque así se han bautizado a sí mismos) le dieran un poco más de sustento y coherencia a sus alegatos.
Veamos. En principio, los impuestos son un mal necesario. La denominación “mal necesario” indica que sí, deben existir los impuestos, pero mientras menos, mejor. ¿Por qué? Primero, porque los impuestos distorsionan el funcionamiento del mercado libre. Segundo, porque los impuestos se destinan a sufragar el gasto del gobierno y es claro que, frente a frente, el gasto que se hace del dinero ajeno tiende a ser menos eficiente que el gasto que hacemos de nuestro propio dinero. Nadie gasta el dinero ajeno (los impuestos) con el mismo cuidado que una persona gasta su propio dinero. De ahí, la tendencia inevitable del gasto público a la ineficiencia, a la asignación errónea o defectuosa de los recursos (que, por definición, son escasos), aun en la eventualidad de que quien ejerza el gasto público sea sumamente escrupuloso y esté sometido a un agudo y puntual escrutinio por parte de los ciudadanos. Tercero, porque resulta claro que los impuestos restan inevitablemente recursos a la sociedad.
Hay muchas otras razones, derivadas de las anteriores, para desear que los impuestos sean pocos, de tasas bajas y únicas, parejos o iguales para todos. Proporcionales, que no progresivos. (No es lo mismo, como nos enseña no sólo la semántica, sino las matemáticas).
Hasta ahí estamos de acuerdo. Pero ahora resulta que algunos “liberales” (que se denominan a sí mismos como tales) llevan su aversión a los impuestos hasta el extremo de ver con buenos ojos, o con indiferencia, cosas mil veces peores que los impuestos, como son el déficit fiscal y la consecuente inflación.
Como una especie de coartada, algunos de estos “liberales” afirman que la solución es disminuir más el gasto público (siempre y cuando no sea el gasto público que los salpica a ellos o a sus patrocinadores). ¡Correcto!, ¡que se disminuya más el gasto público!, pero a todos los niveles y en todos los ámbitos de gobierno. Sin embargo, la mayoría de estos “liberales”, acérrimos enemigos de los impuestos, desdeña lo que ya ha hecho (insuficiente, sin duda) en esa línea al gobierno federal y, más grave aún, parecen formular su consigna en abstracto, como si no existiese un marco institucional – un arreglo, bueno o malo – que funciona en el mundo real y que pone límites, restricciones, obstáculos insalvables a los buenos deseos. Parecen ignorar que es la Cámara de Diputados la que aprueba el Presupuesto de Egresos y que sus encendidas diatribas contra el dispendio deberían dirigirse también a los flamantes diputados para rogarles, por ejemplo, que ya no le den recursos a las entidades federativas, si esos recursos se gastarán para financiar la versión cinematográfica de alguna de las recientes obras de Gabriel García Márquez (mediocre, sobre las "putas tristes"), como planeaba hacer el gobierno de Puebla. Parece que ya no lo hará, porque algunas activistas, por razones que nada tienen que ver con la ortodoxia fiscal, han protestado. ¿Dónde estaban los "liberales"?
La política fiscal no se desenvuelve en el vacío, sino en un marco institucional (bueno, malo, regular o peor) que está plasmado en la Constitución y en multitud de leyes. El Presidente no puede decretar de un plumazo que decenas de miles de pensionados dejen de recibir sus pensiones para poder disminuir el gasto corriente. No puede tampoco invalidar, de forma retroactiva, las condiciones generales de trabajo que han regido por décadas digamos en la Comisión Federal de Electricidad o en la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y que establecen que todo jubilado de esas empresas públicas reciba cada mes hasta su fallecimiento una pensión equivalente a su último salario. Ese es un marco institucional, si quieren cambiarlo (y deberían quererlo, ¡ya!), pugnen en donde deben pugnar: ante los legisladores federales y critiquen a quien deben criticar. Y sepan, por cierto, que no hay forma - sin destruir el estado de derecho - de modificar ese arreglo de forma retroactiva.
El colmo es cuando leemos que algunos de estos “liberales” (verbigracia, el director general de Instituto Mexicano de la Competitividad, IMCO) proponen que el gobierno “estimule” fiscalmente la economía, de acuerdo con la rediviva moda mundial del keynesianismo silvestre, lo que – si nos atenemos a la lógica – no sólo implica proponer un mayor déficit fiscal, sino postular que es el gobierno, y sólo el gobierno, el que mueve a la economía. Curiosos “liberales”, por decir lo menos.
El día de mañana veremos cómo alguno de estos “liberales” (hemos de llamarles así porque de tal forma se bautizan a sí mismos, no por otra razón) critica al gobierno por proponer la desaparición de la Secretaría de Turismo y aplaude a los valientes legisladores priístas que logren impedir esa racionalización (mínima, si se quiere, pero racionalización deseable) del tamaño y la presencia del gobierno en la actividad económica. Habrá de suponer ese hipotético "liberal" que los turistas extranjeros vienen a México atraídos por la arrolladora personalidad del Secretario de Turismo y no por otros atractivos que, ingenuo, yo conjeturaba que explotaban con inteligencia los verdaderos empresarios turísticos.
Excelente que se opongan a los impuestos. Felicidades, pero no recuerdo haber escuchado a muchos de estos “liberales” lamentar que el gobierno derrochase los recursos escasos para subsidiar el precio de la gasolina o del diesel. En ese asunto, sólo recuerdo las advertencias de Sergio Sarmiento, Arturo Damm y Juan Pablo Roiz. ¿Dónde estaban los otros "liberales"?
Pareciera que son “liberales” con, al menos, un par de carencias intelectuales importantes: 1. Desdeñan u olvidan el marco institucional en el que se desenvuelve, para bien o para mal, una democracia como la mexicana y 2. Ignoran, al igual que tantos socialistas, que no se puede tener todo a la vez: un mundo sin impuestos, con abundante gasto público y sin deuda pública. Padecen, al igual que multitud de políticos mexicanos, del síndrome Cantarell: El petróleo que nos dio la Providencia será la solución a todo.
Etiquetas: "liberales", déficit fiscal en México, gasto público, impuestos, la doble L: Ley y Libertad, liberalismo
10 Comentarios:
Me opongo al aumento de los impuestos, pero al tiempo exijo el fin del despilfarro en el gobierno y una reducción sustancial del gasto público.
Reconozco como pero el déficit y la inflación que el aumento de los impuestos.
Me he opuesto públicamente a que se usen recursos públicos para "la cultura" y también a los subsidios a la gasolina.
Estoy convencido que si esperáramos menos cosas y le diéramos menos recursos al gobierno estaríamos mejor.
Me parece que no soy un liberal de contentillo ¡que alivo!
Hablando de liberales... y de acomplejados presos de sus propias ideologías... ahora resulta que dicen los del PRI que no... que para que tanto brinco estando el suelo tan parejo... que no se necesita ni el 2%, ni aumentar el IDE, ni déficit ni nada... que la solución está en nuestras narices: que con tan sólo aumentar el precio del barril del petróleo de 53.9 dlls x barril a 65 dlls x barril ya el presupuesto cuadra, es más: que incluso dá más que lo que el derrochador y cínico de Calderón pretende quitarle a los pobrecitos de este país...
Caramba!!! cómo no se nos ocurrió antes!!! .... gracias priístas!!!! una vez más nos van a salvar con la gran responsabilidad y patriotismo que los caracteriza!!!
Eso ya no es una vergüenza. Eso ya es vulgar.
Estimado Ricardo: ¿como es ese proceso de pugnar ante legisladores federales?
@ francisco: empieza por saber quien es el diputado de tu distrito, tanto el congreso local como el federal.
@Ramón: Por supuesto, tú no eres liberal de contentillo.
@Antar: No es tan sencillo modificar el precio estimado del petróleo, debes ajustarte a la metodología y a las fórmulas (dos, ponderadas) que prevé la ley de presupuesto y responsabilidad hacendaria; lo que sí es cierto es que para la frcha de aprobación del Presupuesto, si sigue la misma tendencia de los precios del petróleo de las últimas semanas, las mismas fórmulas te van a arrojar un precio ligeramente superior al que se obtuvo cuando se envío el proyecto de presupuesto (hace casi un mes, el 8de septiembre). Por otra parte, con un precio más alto pueden pasar tres cosas: 1. Tendrás faltantes y deberás hacer un recorte o recurrir, si se puede, a un ingreso no recurrente vendiendo activos en manos del Estado, 2. No tener excedentes para repartir a los estados y al DF, lo que para muchos gobiernos locales será muy incómodo (depende de cómo planean sus finanzas y la calendarización de su gasto) o 3. Tener menos excedentes. Apunto esto porque no me parece que los gobernadores, que tienen mucho peso en las negociaciones del presupuesto, vean con buenos ojos esa argucia de subirle, en el papel, el precio al petróleo.
@Francisco Javier: Tu pregunta es excelente y todo un desafío. ¿Podemos individualmente influir sobre el Congreso?, ¿es "rentable" el costo de tratar de hacerlo frente al beneficio incierto que obtendremos?, ¿qué tan eficaz es la llamada opinión pública como correctivo para los políticos en general y para los legisladores en particular? Te prometo que en el siguiente "post" o comentario abordaré el asunto. No es una respuesta fácil.
@axa: Perdón, pero no. Saber el nombre del diputado que fue electo por tu distrito (local y federal) no tiene inguna relevancia práctica. Eso de que el diputado atenderá a sus electores de distrito y peleará por ellos es un mito, porque 1. No hay reelección inmediata de legisladores y por lo tanto no hay forma de que los electores premien o castiguen, 2. Un día un tipo es diputado federal por el DF y a los dos años es gobernador de Nuevo León (caso Socrates Rizzo), ¿cómo le hizo?, se cambió de domicilio. La respuesta a lo que plantea Francisco es mucho más compleja y, como señalé antes, será el asunto del próximo "post" o comentario que estará saliendo del horno, espero, por ahí de las 19 horas. Saludos a todos y gracias por sus comentarios.
RMM
Por lo que a mí toca, yo no critico a Calderón por derrochar (que lo hace, y en cosas que él sí controla). Lo critico por NO DENUNCIAR CLARA Y PÚBLICAMENTE, y además CON NOMBRES Y APELLIDOS, a toda esa gente que impide reducir el gasto del Estado. Si el PRI, por ejemplo, se opone a reducir el gasto por no afectar a algunas organizaciones o sindicatos que le dan su voto, Calderón debería denunciarlo. O si Elba Esther o el sindicato de PEMEX lo tienen amenazado con algo, Calderón debería denunciarlo. Pero el caso es que NO denuncia -se limita a pedirles, casi suplicarles, comprensión y patriotismo. Por todo ello pienso que Calderón o es un inepto, o les tiene miedo a esas gentes, o él mismo está en el enjuague. No hay porqué aplaudirle ni criticarlo suavecito.
¿Marco institucional? Pues sí, pero hay DOS marcos institucionales: 1- el establecido en las leyes; 2- el no escrito (y que se resume en la fórmula "Déjanos hacer negocio, y te dejamos hacer negocio").
@William: Empiezo por el final. Las instituciones sí cuentan y son decisivas. Lo mismo son instituciones formales (la Constitución que te impide la competencia de agentes privados en energéticos, por ejemplo; o la división de poderes), que informales: la amenaza cierta de que determinada política económica - igualar los precios de los combustibles a los precios internacionales de mercado en América del Norte, digamos- te acarreará costos políticos que tal vez no puedas o no estés dispuesto a enfrentar: El señor López y sus feligreses paralizando la vida "normal" en la capital del país.
Respecto de si criticas o no al Presidente Calderón, francamente, y dicho sea sin ánimo de ofender ni de causar confrontaciones, me tiene sin cuidado; sobre todo porque la generalidad de las críticas personalizadas se han vuelto irrelevantes (cualquiera las hace, se hacen a toda hora y en todas partes y no sirven para cambiar nada), necesitamos, a mi juicio, más análisis y crítica racional y conceptual (esto se llama "ideas al vuelo" no "personajes y celebridades al vuelo" y le estoy apostando a las ideas y a la reflexión; las personas pasan, las ideas permanecen).
RMM
Claro Ricardo... por supuesto que el cálculo del precio del barril tiene que ver con el mismo tipo de supuestos que el Ejecutivo utiliza para formar el propio Presupuesto... el problema no es ese... a lo que voy es que si de lo que se trata es de "tapar hoyos fiscales" la receta ya la conocemos... o vamos al petróleo, o vamos al déficit o vamos a un aumento de impuestos SOBRE LOS MISMOS CAUTIVOS DE SIEMPRE...
La novedad en esta ocasión era que se enviaba por vez primera un presupuesto no nada más un poco más responsable, sino que tocaba los tabúes políticos del país, como son aumentar la base tributable y gravar lo "intocable"... es decir: era una propuesta con visión y largoplacista...
Pero claro... salen los virreyecitos a exigir lo suyo sin poner un centavo de responsabilidad a cambio... mueven a sus gatos (perdón... respresentantes populares), y ahora resulta que, de nuevo, la solución ahí estaba frente a nosotros... tan simple, barata y sencilla...
Pero bueno... eso nos pasa por ilusos y andar fantaseando con un país en serio y con visiones a largos plazos...
Lo peor del caso es que las calificadoras no perdonarán el giro que le están dando al futuro financiero y fiscal del país estos vulgares payasitos... y los que pagaremos seremos todos...
Por eso EU decía que México era un Estado Fallido: por el sistema Congreso-Gobernadores-Sindicatos... claro que los operadores de esa vulgaridad se movieron rápido para acusar al Ejecutivo Federal de ser el Estado Fallido...
O sea, cómo? A poco creemos que entre Noroña, Monreal, Chuayfett y demás vividores del Estado van a pensar en un mejor México?...
Jajajaja
necesitamos, a mi juicio, más análisis y crítica racional y conceptual (esto se llama "ideas al vuelo" no "personajes y celebridades al vuelo"
Me parece bien. Pero el análisis y crítica racional ha llegado ya a una conclusión: URGE REDUCIR EL GASTO DEL ESTADO (del estado en general, no sólo del poder ejecutivo). En eso coinciden todos los analistas de buena fe (usted incluido). Y coincidimos todos los que venimos a este blog. Pero ahora dígame: cuando aparecen "personajes y celebridades" con poder, amafiados, y con capacidad para imponer su voluntad y obstaculizar o retardar las medidas racionales (la reducción del gasto estatal), ¿qué hacemos? ¿no hay que hacerles crítica dura y personalizada?
ok, con el ejemplo de sócrates rizzo entiendo perfectamente.
espero el siguiente post.
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