miércoles, 2 de abril de 2008

¿Saber infuso?

Un caso particular del síndrome de Otelo – suspicacia exacerbada- es el de esos privilegiados que no necesitan aprender nada, porque todo lo saben de antemano…incluso lo más recóndito: los pensamientos del prójimo.

Aprender es tarea inacabable. Ya decía Antonio Machado que “nuestras horas son minutos cuando deseamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender”.

Como a mí la Providencia no me concedió la sabiduría infusa tengo que leer mucho, releer, preguntar, investigar, razonar con cierto método y rigor, ver con mis propios ojos, comprobar…, antes de considerarme autorizado a escribir juicios lapidarios. Por eso me encuentro en desventaja frente a varios miembros de la “comentocracia” de este país (el afortunado neologismo, hasta donde sé, lo acuñó Jorge Castañeda) que de antemano lo saben todo de todo, o así parece.

El miércoles, sin ir más lejos, me encontré un caso pasmoso de sabiduría infusa en las páginas de opinión de un periódico. El señor Sergio Aguayo Quezada en un largo artículo, titulado “De tesoros”, presume conocer algo que yo creía incognoscible: los pensamientos recónditos, ocultos, del prójimo. Este “saber” se antoja de índole sobrenatural o mágica. El señor Aguayo nos revela lo que, según él, en realidad piensan los autores del documento “Diagnóstico: Situación de Pemex” – dado a conocer el domingo pasado- y que no es, asegura Aguayo, lo que tales autores dicen.

Escribe este comentarista que los autores del documento piensan que la llave del éxito para fortalecer a Pemex está “en la apertura al capital privado”, pero esto, nos advierte, “lo piensan, pero jamás lo dicen” (textual; las negritas son mías). El señor Aguayo, entonces, debe poder leer los pensamientos recónditos del prójimo. Hay dos posibilidades: O es un dios omnisciente o cojea del mismo pie que el atormentado Otelo, a quien su exacerbada suspicacia – alimentada por Yago – le llevó a creer que sabía acerca de Desdémona lo que no podía saber.

Díganme escéptico irredento, si quieren, pero me inclino por la segunda posibilidad. A este Otelo no es Yago quien le alimenta la suspicacia, sino algún prejuicio ideológico o algún palabrero de Tabasco.

Lo malo es que, al leer el artículo, yo buscaba aprender algo sobre lo que dice el dichoso documento; no esperaba que me platicasen tan largo y tan tendido sobre lo que no dice. Perdí mi tiempo.

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3 Comentarios:

Blogger Ramón Mier dijo...

Escéptico irredento, ya te lo dije y ya estarás contento.

¿Como te atreves a dudar de lo que dice el profesor Sergio Aguayo?

¿Que no te das cuenta de que posee un intelecto "superpoderoso" que le permite ver más allá de lo que le resulta evidente al común de los mortales?

Solamente hombres como él, son capaces de darse cuenta de que "Ninguno de los líderes principales [de la izquierda] critica a Mouriño por la nacionalidad de sus padres o por nacer en Madrid."

http://www.sergioaguayo.org/contenido.php?id_seccion=200&id_contenido=104&nombre=2008

abril 02, 2008  
Anonymous Anónimo dijo...

Ricardo,

Muchas gracias por tu amable comentario a mi artículo.

En cuanto a Sergio Aguayo, el mejor momento del texto reseñado en tu columna es, a mi juicio, el siguiente:
"El gobierno de Fox recibió excedentes petroleros por 700 mil millones de pesos, la mitad de los cuales se fue a pagar los salarios y compensaciones de una alta burocracia que, con pocas excepciones, no desquitó lo cobrado."

La alta burocracia (de director general hasta Presidente de la República) está conformada por aproximadamente 4000 funcionarios públicos. Si las cifras de Aguayo son correctas, significaría que la compensación anual promedio de cada uno de ellos fue de 14.6 millones de pesos(350 mil millones/4000/6). Asumiendo, claro está que no recibiesen un centavo del presupuesto ordinario. Dicho de otra manera, Aguayo supone que en promedio, cada alto burócrata gana siete veces más que el Presidente de la República. O tal vez considera que los maestros, las enfermeras y el personal de línea forman parte de la "alta burocracia". Pero, bueno, cuando se cuenta con sabiduria infusa, la aritmética simple y el sentido común pueden obviarse.

Saludos y gracias de nuevo.

abril 02, 2008  
Anonymous Anónimo dijo...

EL sr Sergio Aguayo, es un pendejo estoy seguro que es un profesor de extraterrestres, dice pura pendejadas sin presisar lo que dice.le dan demasiada importancia a este wey.

Atentamente
Raul Lozano B

abril 07, 2008  

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