El 2009, plagado de riesgos
Lo peor de la crisis económica global no ha pasado. El próximo será un año de débil actividad económica en Estados Unidos y Europa, de presiones inflacionarias tal vez contenidas pero persistentes y de agotamiento de los expedientes monetario y fiscal para estimular el crecimiento.
Una lección que debemos aprender de la estrategia de la Reserva Federal de Estados Unidos durante lo que va de 2008 es que cuando el sistema financiero está en problemas, bajar las tasas de interés de referencia NO se traduce en un estímulo al crecimiento de la actividad económica, sino en un paliativo para posponer o atemperar los quebrantos en el sistema financiero.
En efecto, las bajas tasas de interés del banco central estadounidense no se han traducido en mejores condiciones de crédito para consumidores y productores; por el contrario, dado que el sistema financiero enfrenta aún el proceso de purga de activos crediticios tóxicos, la llave del financiamiento para el común de los mortales se ha cerrado. Las tasas bajas sólo sirven para que el sistema financiero pueda limpiarse gradualmente y, con suerte, para disminuir el monto y la extensión de los quebrantos.
La reciente caída en los precios de los bienes genéricos (commodities) obedece a una disminución de la cantidad demandada, como respuesta del consumidor a los altos precios; en la que nada ha tenido que ver la política monetaria.
Esto significa que el escenario para 2009 combina varios riesgos: 1. Una actividad económica débil; 2. Presiones inflacionarias latentes en energéticos y alimentos, que no se han transmitido de lleno a otros precios, en gran medida por la débil actividad económica; 3. La ineficacia de una política monetaria relajada para estimular la actividad económica (como ha venido sucediendo en Japón durante varios años) y 4. El muy estrecho margen de maniobra para otorgar nuevos estímulos fiscales, que tienen – además- sólo un efecto efímero.
El escenario en Europa no es muy diferente. Hoy en México tal parece que estamos en una precaria "zona de confort" (indicadores macroeconómicos relativamente buenos) que en cualquier momento podría desaparecer.
Ya se presentó, el 8 de septiembre, el Proyecto de Presupuesto de Egresos para 2009, ¿será realista esperar lo deseable, esto es: que los 500 diputados federales le den más peso, en sus discusiones y decisiones respecto del gasto, a los riesgos latentes que a los cálculos electorales?
Me temo que no.
Una lección que debemos aprender de la estrategia de la Reserva Federal de Estados Unidos durante lo que va de 2008 es que cuando el sistema financiero está en problemas, bajar las tasas de interés de referencia NO se traduce en un estímulo al crecimiento de la actividad económica, sino en un paliativo para posponer o atemperar los quebrantos en el sistema financiero.
En efecto, las bajas tasas de interés del banco central estadounidense no se han traducido en mejores condiciones de crédito para consumidores y productores; por el contrario, dado que el sistema financiero enfrenta aún el proceso de purga de activos crediticios tóxicos, la llave del financiamiento para el común de los mortales se ha cerrado. Las tasas bajas sólo sirven para que el sistema financiero pueda limpiarse gradualmente y, con suerte, para disminuir el monto y la extensión de los quebrantos.
La reciente caída en los precios de los bienes genéricos (commodities) obedece a una disminución de la cantidad demandada, como respuesta del consumidor a los altos precios; en la que nada ha tenido que ver la política monetaria.
Esto significa que el escenario para 2009 combina varios riesgos: 1. Una actividad económica débil; 2. Presiones inflacionarias latentes en energéticos y alimentos, que no se han transmitido de lleno a otros precios, en gran medida por la débil actividad económica; 3. La ineficacia de una política monetaria relajada para estimular la actividad económica (como ha venido sucediendo en Japón durante varios años) y 4. El muy estrecho margen de maniobra para otorgar nuevos estímulos fiscales, que tienen – además- sólo un efecto efímero.
El escenario en Europa no es muy diferente. Hoy en México tal parece que estamos en una precaria "zona de confort" (indicadores macroeconómicos relativamente buenos) que en cualquier momento podría desaparecer.
Ya se presentó, el 8 de septiembre, el Proyecto de Presupuesto de Egresos para 2009, ¿será realista esperar lo deseable, esto es: que los 500 diputados federales le den más peso, en sus discusiones y decisiones respecto del gasto, a los riesgos latentes que a los cálculos electorales?
Me temo que no.
Etiquetas: elecciones 2009 México, gasto público, no más país petrolero, presupuesto 2009, prevención de riesgos
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