sábado, 28 de febrero de 2009

China: Háblenle suavecito

Durante su reciente visita a China, la flamante Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary (Hilaria) Clinton, fue extremadamente comedida. Nada que ver con la señora candidata que criticaba las violaciones a los derechos humanos en China o que alarmaba a sus compatriotas al protestar porque China era ya el acreedor individual (prestamista) extranjero más importante de la endeudada economía de los Estados Unidos.

Por supuesto Hilaria tiene que ser comedida. Una de las pocas cosas claras en este crisis es que a China hay que hablarle suavecito. De la paciencia del gobierno chino y de su persistencia como principal comprador de los bonos del Tesoro de Estados Unidos – mecanismo mediante el cual se financiará el déficit fiscal de 1.75 billones (millones de millones) de dólares, anunciado ayer por Barack Obama- depende que el barco de la economía mundial no se hunda de golpe y porrazo.

Por supuesto, los chinos están muy concientes de que estos no son tiempos para propinarle un buen susto a Estados Unidos, como sería la ocurrencia de liquidar buena parte de sus cuantiosas tenencias en bonos del Tesoro y en otros activos estadounidenses (según algunos cálculos más de 1,700 miles de millones de dólares) e invertirlas domésticamente, en China, en gasto social y en gasto destinado a la infraestructura (algo por lo que claman millones de chinos). No, no lo harán (por ahora), pero ganas no les faltan.

Por eso, porque a China hoy más que nunca hay que hablarle suavecito y de buen modo, causó tanta consternación en los mercados que en su primera aparición ante el Congreso el flamante Secretario del Tesoro, Tim – Timoteo- Geithner, criticase la política cambiaria del gobierno chino y lo acusase de manipular su moneda para dominar como potencia exportadora. ¡Chitón, Timoteo!, ¡así no se le habla a tu principal prestamista individual!

En lugar de criticar a China, Estados Unidos debe hacer todo lo que pueda para que China siga siendo potencia exportadora; y en esa medida, el gran prestamista de Estados Unidos y aval del dólar.

El próximo abril, en la reunión del G-20, mister Obama tendrá que sacudirse los reflejos aldeanos y mostrar un liderazgo efectivo a favor de la expansión del comercio mundial. El gobierno chino lo estará escuchando y sería estúpido creer que la paciencia y la prudencia de los chinos son inagotables.

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