domingo, 12 de agosto de 2007

Terapia para unos mercados nerviosos

La decisión de los bancos centrales de inyectar liquidez a los mercados financieros funcionó el viernes para evitar caídas mayores, pero generó un efecto paradójico y tal vez indeseable: Aumentó la percepción de que sí hay motivos para preocuparse, ¿los hay?


Parece claro que la intervención de jueves y viernes de los bancos centrales perseguió dos finalidades: 1. Cortar oportunamente un amago de estampida en los mercados y 2. Mandar el mensaje de que el problema de las hipotecas “chafas” en Estados Unidos – el eufemismo es “subprime”- puede y debe aislarse del resto de los mercados, dado que los fundamentos de la economía mundial son más o menos sólidos.

Con la cabeza fría la estrategia parece pertinente. En efecto, la baja calidad de muchas hipótecas – es decir créditos para vivienda que son incobrables y que fueron tomados y otorgados con alegre irresponsabilidad- se aisla, teóricamente, del resto del mercado financiero gracias a la participación de los “hedge funds”, diseñados, precisamente, para aislar o limitar riesgos indeseables. Pero un estallido de pánico en los mercados puede inutilizar toda la estrategia de aislamiento y contagiar al resto. Es decir: la operación de aislamiento no es infalible.

Tan no es infalible – razona un inversionista nervioso- que los bancos centrales han debido intervenir. Es aquí donde aparece la peligrosa paradoja de la intervención de los bancos centrales. Usando un símil imperfecto: El temeroso pasajero en un avión que atraviesa una serie de turbulencias no se calma con el mensaje tranquilizador del capitán de la nave, sino que conjetura que la situación podría ser peor de lo que – hasta antes del mensaje- le dictaba su enfebrecida imaginación: “¿Cómo estarán las cosas que el mismo capitán ha debido intervenir?”.

Por supuesto, el factor nerviosismo – y los mercados financieros son por naturaleza nerviosos- explica la paradoja y hasta el aparente dilema insoluble para los reguladores: ¿Acaso era mejor no intervenir?, ¿la omisión, acaso, no habría generalizado el pánico y confirmado los peores temores? Sí.

En este sentido, la intervención fue pertinente, pero requiere para funcionar con eficacia de mercados con la cabeza de veras fría, lo cual a veces es demasiado pedir…

Por lo pronto, sólo se me ocurre una moraleja, útil tanto para los vuelos en medio de turbulencias como para los mercados sometidos a un ataque de volatilidad: El nerviosismo siempre empeora las cosas.

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2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Ricardo

Las crisis debieran tener su lado bueno porque ayudan a entender mejor los fenómenos económicos. Lástima sin embargo que los borregos que actúan en los mercados, y las autoridades financieras, pecan siempre de un optimismo exagerado y se convencen mutuamente, cada vez que enfrentan la cresta de un ciclo de expansión financiera, que viven una nueva economía.

Además de los elementos que mencionas el nerviosismo se alimentó el viernes por haber intervenido el FED en 2 ocasiones. Sintieron al FED tan nervioso o más que a quienes participan en los mercados. Tampoco ayudó que hace algunas semanas BERNANKE y PAULSON hayan descalificado como exageradas o sin sustento las preocupaciones que externaban diversos analistas. En otra palabras, las autoridades de los EU pudieron haber actuado preventivamente (aumentando desde hace ya varios años por ejemplo los coeficientes de reserva requeridos para los créditos hipotecarios sub primos o por lo menos quedándose callados recientemente sin intentar desmentir al mercado (hay que acordarse lo que sucede entre los participantes en los mercados cuando se dice que no se va a devaluar). En lugar de lo anterior actuaron reactivamente y en forma titubeante. Además, se les percibió poco informadas (parecieron no conocer las entrañas de la cartera de la banca a pesar de contar con decenas de contadores y economistas bien calificados) o poco sinceras al tratar de engañar al mercado sabiendo cuan delicada era ya la situación. Tampoco se vieron dignas de la confianza de un maestro al timón como lo fue GREENSPAN. Finalmente, nos hemos dado cuenta, todos, de lo artificial que resultaron las coberturas (los “ENHANCEMENTS”, derivados y otras adherencias) que supuestamente sirven para elevar la calidad crediticia y con ella la calificación de los créditos. Nuevamente fallaron las agencias calificadoras, los banqueros centrales, las autoridades supervisoras, los economistas, los contadores, los institutos que dictan normas, los bancos....

En resumidas cuentas, estamos frente a una crisis relacionada con la pobre calidad crediticia de carteras importantísimas, pero todavía más, ante una falta de confianza de las autoridades financieras. No se escapa tampoco el banco central europeo. En Europa también han aflorado y sorprendido carteras cuantiosas sin valor.

Paco

agosto 12, 2007  
Anonymous Anónimo dijo...

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agosto 12, 2007  

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