lunes, 18 de junio de 2007

Las leyes de pacotilla en el Distrito Federal

Las leyes liberales limitan los poderes del gobierno, las leyes propias de las dictaduras y de las camarillas sectarias le dan poderes omnímodos al gobernante. Son leyes de pacotilla para complacer a reyezuelos.


Habrá quien diga que las leyes y el gobierno del Distrito Federal son "liberales" en materia de manifestaciones públicas. Falso: el gobierno y las leyes locales en las que dice ampararse son profundamente autoritarios. La pésima manufactura de las leyes – específicamente de la Ley de Cultura Cívica- otorga una total discrecionalidad a las autoridades. A mayor poder discrecional menor libertad para los ciudadanos.

Véase la fracción II del artículo 25 que, aparentemente, prohíbe la obstrucción de la vía pública: Dice que es una "infracción contra la seguridad ciudadana…impedir o estorbar de cualquier forma el uso de la vía pública, la libertad de tránsito o de acción de las personas", pero inmediatamente después aclara: "siempre que no exista permiso, ni causa justificada para ello". La ley no define quién expide los "permisos" para obstruir la vía pública ni con qué criterios, pero eso no es lo peor sino lo que sigue: "Para estos efectos, se entenderá que existe causa justificada siempre que la obstrucción (…) sea inevitable y necesaria y no constituya en sí misma un fin sino un medio razonable de manifestación de las ideas, de asociación o de reunión pacífica".

¿Quién define que la obstrucción es "inevitable y necesaria"?, ¿quién decide que la obstrucción no es en sí misma el fin que persiguen los manifestantes sino un "medio razonable"?, ¿qué es "razonable" y quién determina lo que es y lo que no es "razonable"? El Jefe de Gobierno y nadie más.

Queda claro que los redactores de la ley gastaron muchas palabras para decir algo que cabe en una frase: "Lo que diga el Jefe de Gobierno que se puede hacer se permitirá y lo que diga el Jefe de Gobierno que no se puede hacer no se permitirá".

Esa ley de pacotilla se trata del típico decreto dictatorial que le otorga poderes omnímodos – ¡hasta el de conocer las inescrutables intenciones de las personas!- al jefe máximo. Los asambleístas la llenaron de palabrería, tal vez para justificar sus sueldos. En mayo de 2004 se la entregaron en charola de plata al jefe supremo de entonces, un tal Andrés López Obrador.

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1 Comentarios:

Blogger Ramón Mier dijo...

Las leyes mexicanas están plagadas de discrecionalidad tanto a nivel local como federal.

Por ejemplo, en la ley del ISR se dice que solo son deducibles los gastos "indispensables" para el negocio, pero no se define quien o bajo qué criterios un gasto es o no es indispensable.

En la ley de armas de fuego, se especifica que para obtener una licencia de portación hay que demostar que se tiene un "modo honesto de vivir" y acreditar "a criterio" de la Sedena la necesidad de portar armas "por empleo u ocupación", por "circunstancias especiales de lugar donde se viva" o (esta es mi favorita)"Cualquier otro motivo justificado).

junio 19, 2007  

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