jueves, 20 de noviembre de 2008

Los daños sistémicos de la ignorancia

La crisis financiera ya es lo suficientemente severa como para que algunos y algunas desparramen su "docta ignorancia" emitiendo juicios de valor sin fundamento.


Ayer en una de esas columnas pseudo- periodísticas de recados cifrados, chismes y balbuceos escritas por alguna sedicente especialista en finanzas se reprocha a una empresa – Gruma- haber emitido "información deficiente" acerca de sus operaciones con productos derivados. Sin embargo, en los tres párrafos que se le dedican al asunto, se demuestra NO que la empresa haya informado en forma deficiente, sino que la autora de la columna no leyó o no entendió la información difundida por la empresa, no tiene la menor idea de lo que es un producto derivado, ni de lo que es un margen, ni mucho menos lo que es una llamada de margen en los contratos con productos derivados en los que se incluye el margen como modalidad de apalancamiento, y que se aplica en caso de que el saldo quede por debajo del margen disponible o usable.
A partir de esa "docta ignorancia" la columnista desliza maliciosas insinuaciones sobre la solvencia de la empresa y le regala a sus incautos lectores esta perla de "información precisa": "el rumor es que Roberto González venderá el control o un paquete importante del (sic) Banorte…". La confesa emisora de rumores demanda que los demás informen con precisión. ¡Vaya¡
¿Cuál es la realidad? Que Gruma obtuvo una línea de crédito que le ha permitido liquidar todas las obligaciones que tenía con instrumentos derivados de tipo de cambio con vencimiento en 2008. Específicamente saldó la única de sus operaciones con derivados que contemplaba una llamada de margen (para el 25 de noviembre), con lo cual eliminó definitivamente el riesgo de que, al aplicarse la llamada de margen, se afectase el flujo de efectivo estable y constante de sus operaciones.
Todo eso puede leerse claramente en el comunicado que emitió Gruma a la bolsa el pasado 13 de noviembre. Y también puede leerse ahí que las demás operaciones con derivados de la empresa con vencimientos en 2009, 2010 y 2011, NO están sujetas a llamadas de margen.
A lo mejor debería penalizarse la irresponsable difusión de falsedades, derivadas de la "docta ignorancia". Por lo menos, que reciban la sanción social en la misma línea que propone el Consejo Nacional de la Comunicación: desenmascarar, por ejemplo, a los falsos médicos

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martes, 14 de octubre de 2008

¿Dónde estaba el Consejo de Administración?

En el caso de las temerarias maniobras con productos derivados que realizó la tesorería de Controladora Comercial Mexicana S A B, el Consejo de Administración de esa emisora podría haber incurrido en descuidos graves que son sancionados por la Ley del Mercado de Valores publicada en el Diario Oficial en diciembre de 2005.

No pocos ataques arteros recibieron durante 2005 el Secretario de Hacienda y algunos de sus colaboradores por promover una legislación moderna y estricta para el mercado de valores y para las empresas emisoras. Hoy gracias a esa legislación se podrá sancionar a los responsables, por acción u omisión, no sólo del quebranto financiero de una empresa competitiva – y de los daños patrimoniales sufridos por sus accionistas – sino de provocar el sobresalto de la semana pasada en el mercado de cambios.

Un efecto colateral de las crisis es la proliferación de analistas instantáneos que pontifican con desparpajo acerca de lo que ignoran. Es hilarante, por ejemplo, que un periodista político buscase ayer a un hipotético George Soros para explicarse los sobresaltos en el mercado de cambios. Huelga decir que no lo encontrará; no hay tal.

El detonante de las turbulencias en el mercado cambiario fue la grave situación de insolvencia en la que se colocó la tesorería del corporativo Comercial Mexicana, a raíz de temerarias operaciones con instrumentos derivados; específicamente, futuros y coberturas cambiarias correlacionados.

Las operaciones fueron injustificadas – para la tesorería de una firma de comercio al menudeo – al menos por tres razones: el elevado monto, el estrecho margen de la “apuesta” (lo que implica un amplísimo margen de riesgo sin cobertura) y el número de instituciones bancarias a las que recurrió dicha tesorería para cubrir una parte insuficiente del riesgo, multiplicando en cambio el daño sistémico.

Sólo por mencionar una de las varias responsabilidades en las que podría haber incurrido el Consejo de Administración de esa Sociedad Anónima Bursátil (S A B), el artículo 28 de la ley menciona las siguientes obligaciones del Consejo: “…vigilar el desempeño de los directivos relevantes…vigilar la gestión y la conducción de la sociedad”; conocer y, en su caso, aprobar: “…las operaciones que se ejecuten, simultánea o sucesivamente…cuando sean inusuales o no recurrentes, o bien, su importe represente… el otorgamiento de garantías o la asunción de pasivos por un monto igual o superior al cinco por ciento de los activos consolidados de la sociedad”.

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jueves, 9 de octubre de 2008

Un pelícano intoxicado

No es lo mismo que alguien se intoxique, en un accidente fatal, por una fuga de gas; a que alguien se intoxique a conciencia con bebidas alcohólicas durante una fiesta que, se pensó, sería interminable.


La crisis financiera global está causando las primeras bajas fuertes en México y en la economía real, y en el selecto grupo de las grandes corporaciones que cotizan en la bolsa, como quedó demostrado hoy con la solicitud de concurso mercantil que debió hacer Controladora Comercial Mexicana, S.A.B. de C.V. Pero esta baja – y las que podrían surgir más adelante- no obedece tanto a la virulencia de la crisis global, sino a la temeridad de los afectados.

El mercado de los derivados financieros, de los futuros, de las coberturas de márgenes de riesgo es tan difícil de entender como fascinante una vez que alguien lo domina. Encontrar una "veta" de apuestas ganadoras (por ejemplo, la utilidad derivada de apuestas aparentemente seguras aprovechando el diferencial de tasas de interés entre pesos y dólares, en un entorno de gran estabilidad del peso) seguramente debe provocar adicción. Una variedad de la ludopatía que los psiquiatras deben estudiar.

Cuando tal ludopatía se instala nada menos que en la tesorería de una gran corporación muy eficiente en su ramo, competitiva, sus efectos a mediano o largo plazo pueden ser devastadores. La afición apostadora puede hacer añicos años de esfuerzo y de trabajo esmerado de miles de personas, algo similar a los efectos destructivos que un adicto al juego puede causar en una familia de personas normalmente trabajadoras, inteligentes, dedicadas.

Esta historia trágica, que lo mismo puede escribirse como una emocionante novela que como un tedioso expediente en un juzgado o como un capítulo en un libro de texto acerca de la eficacia o ineficacia de la regulación, apenas la estamos conociendo.

Esta historia trágica es, en realidad, tan antigua como la naturaleza humana. No es ninguna advertencia acerca del próximo fin del capitalismo, es otra versión de la vieja historia del ser humano usando irresponsablemente los mismos grandes instrumentos y medios que su inteligencia le ayudó a dominar, como la energía atómica…, o los derivados.

Alguien me lo dijo hace rato con una cruda metáfora: "El Pelícano se intoxicó, cierto; pero sabía muy bien lo que se estaba metiendo entre pecho y espalda".

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