La competencia genera y difunde riqueza
Un ejemplo palpable de los beneficios de la competencia: Este año millones de trabajadores mexicanos se ahorrarán casi $2,000 millones de pesos por la disminución de las comisiones en las Afores.
No hay crecimiento económico sostenido sin incrementos en la productividad. Y no hay incentivos para aumentar la productividad ahí donde no existe competencia. A mayor competencia, no sólo mayor riqueza sino mayor difusión de esa riqueza entre un número mayor de personas.
Aun la autoridad más sabia y benevolente que podamos imaginar en este mundo sería incapaz de determinar por sí misma el precio óptimo de un bien: “a cuánto se debe vender X para que sea rentable para quien produce X y a la vez genere el mayor beneficio posible para los consumidores de X”. Sólo la plena competencia en el mercado puede despejar esa incógnita.
Cuando no existe plena competencia los consumidores pagan de más, en beneficio de quien provee los bienes y servicios. Como suele decirse: sin competencia, hay un excedente del consumidor – más o menos cuantioso- que se está apropiando el proveedor en forma de utilidades (rentas) extraordinarias. Si el proveedor tiene la certeza de que el arreglo regulador que inhibe o bloquea la competencia persistirá, el proveedor carece de incentivos para incrementar su productividad. Por el contrario: todos sus incentivos están alineados para que dedique sus recursos a garantizarse, ante la autoridad reguladora, que sus rentas extraordinarias se mantendrán en el futuro.
Si el empresario Fulano prefiere dedicar su tiempo a cabildear arreglos en la regulación que a mejorar su producto, podemos apostar que estamos hablando de una empresa que actúa en un terreno de juego sin plena competencia.
Un ejemplo palpable de los beneficios de la competencia podemos encontrarlo en la industria de los fondos de retiro en México (Afores): Consistentemente, la autoridad reguladora ha fomentado una mayor competencia – y una mayor información a los usuarios-, así como frecuentes estudios comparativos de los costos en México respecto de los costos vigentes en industrias similares de otros países.
Como resultado inmediato de este fomento a la competencia, las comisiones de las Afores han bajado sustancialmente para los trabajadores; en lugar de que la autoridad decida un supuesto “precio óptimo”, experiencia ésta última que siempre arroja resultados ruinosos.
Gracias a una mayor competencia tan sólo en este año, 2006, los beneficios que las menores comisiones arrojarán para los trabajadores serán cercanos a los $2,000 millones de pesos (cálculos de la Coordinación General de Estudios Económicos de la Consar, en documento de trabajo de David Madero Suárez y Antonio Mora Téllez).
Es más que probable que la competencia en fondos de pensiones siga arrojando beneficios similares en el futuro.
El ejemplo de las Afores contrasta con los casos de muchas otras áreas de actividad en México en las cuales la insuficiente competencia, o la carencia absoluta de competencia, inhiben la productividad y empobrecen todos los días a los consumidores.