domingo, 31 de mayo de 2009

Alegatos de borrachos y gasto corriente

La mayor parte de los políticos mexicanos, y sus voceros oficiosos, opinan sobre el gasto público corriente con la misma vehemencia, fijeza e incongruencia con las que los borrachos defienden las más disparatadas ideas fijas:

- Aquél tipo me está viendo con malos ojos.
- Compadre, ese señor ni siquiera lo ha visto.
- No trate de confundirme compadre, ese tipo me esta viendo feo y yo le voy a partir toda su…

Y así hasta el hartazgo: El borracho insistiendo en su idea fija, generalmente un agravio imaginado, y el interlocutor, sobrio, tratando de regresar al ebrio a la racionalidad. Tarea condenada al fracaso.

Durante los últimos diez años he leído y escuchado incontables veces el reclamo airado de políticos opositores acerca de lo mucho que ha crecido el gasto corriente. Y tienen razón.

Pero su análisis de los hechos no pasa de ahí, igual que el análisis de los hechos del borracho no pasa de que tal o cual persona lo vio “feo”.

Por una vez tratemos de analizar el asunto del gasto corriente con objetividad, no como ebrios mentalmente bloqueados. Veamos:

De 2000 a 2008 el gasto corriente del gobierno creció 42.3 por ciento. Una barbaridad, sin duda. Pero el gasto corriente es todo aquél que no tiene como contrapartida la creación de un activo, lo que significa que bajo esa denominación entran muchas más erogaciones que los míticos “altos” sueldos de funcionarios. Por ejemplo, está todo el gasto destinado a pensiones, todo el gasto “social” destinado a subsidiar directa o indirectamente el consumo, todo el gasto destinado a pagarle a policías, soldados, jueces, médicos, maestros, enfermeras.

¿Cuánto ha crecido el gasto destinado a sueldos y salarios de funcionarios del gobierno central de 2000 a 2008? NO ha crecido, ha disminuido 3 por ciento en términos reales. Pero, en cambio, el gasto destinado a pagar pensiones y jubilaciones ha crecido 53.3 por ciento; el gasto destinado a subsidios ha crecido 57.8 por ciento y el gasto destinado a programas sociales y a compensar, en PEMEX y en CFE, el aumento de precios de combustibles y otros insumos ha crecido casi 100 por ciento en el mismo periodo.

¿Será por eso, porque son rubros “políticamente intocables” aquellos en los que de veras ha crecido el gasto corriente, por lo que el análisis de los hechos que hacen los críticos se queda tan corto como el análisis de los hechos que hacen los borrachos?

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viernes, 29 de mayo de 2009

Anuncio de la Comisión de Cambios: Buenas y malas noticias

Las modificaciones anunciadas hoy por la Comisión de Cambios (ver aquí) no tendrán mayor impacto en la cotización del dólar y confirman que la estrategia de la propia Comisión de Cambios ha funcionado, esas son las buenas noticias: 1. México no tendrá problema alguno de balanza de pagos durante 2009; 2. Hay disponibilidad de dólares para el sector privado a pesar de las menores exportaciones no petroleras y de la caída de la Inversión Extranjera Directa (fenómeno que padecen prácticamente todas las economías del mundo); y 3. Aun con las "intervenciones" en el mercado cambiario - para abrirle la llave de la oferta de divisas al sector privado - se conservan mecanismos de libre mercado, lo que permite decir que México conserva un esquema de libre flotación (aunque ligeramente "sucia" para los cánones de un libre mercado puro).

Las malas noticias, que por desgracia mucha gente no entiende porque equivocadamente creen que los superávit en la balanza comercial y en la cuenta corriente son "buenos" y los déficit son "malos", es que la disminución del déficit en cuenta corriente significa, simple y llanamente, que la recesión es más severa de lo que se pensaba a principios de año y que, en breve, somos más pobres.

Considérense estos datos de los últimos diez años:

DÉFICIT EN CUENTA CORRIENTE

En 1999: 2.9% del PIB
En 2000: 3.2% del PIB
En 2001: 2.8% del PIB
En 2002: 2.2% del PIB
En 2003: 1% del PIB
En 2004: 0.7% del PIB
En 2005: 0.5% del PIB
En 2006: 0.5% del PIB
En 2007: 0.8% del PIB
En 2008: 1.4% del PIB

Para el I Trimestre de 2008: 1% del PIB
Para el I Trimestre de 2009: 0.5% del PIB


CRECIMIENTO DEL PIB (pesos constantes)

En 1999 fue 3.8 por ciento.
En 2000 fue 6.6. por ciento.
En 2001 fue 0.0 (cero) por ciento.
En 2002 fue 0.8 por ciento.
En 2003 fue 1.4 por ciento.
En 2004 fue 4.2 por ciento.
En 2005 fue 3.0 por ciento.
En 2006 fue 4.8 por ciento.
En 2007 fue 3.3 por ciento.
En 2008 fue 1.3 por ciento.

En el I trimestre de 2008 fue 0.3 por ciento.
En el I trimestre de 2009 cayó 8.2 por ciento.


Conclusión: ¿Cuándo creció más el PIB?, en el año 2000. ¿Cuándo fue más alto el déficit en cuenta corriente como proporción del PIB?, en el año 2000. El bienestar NO se finca en vender más de lo que se compra, sino en poder comprar mucho más de lo que se vende.

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jueves, 28 de mayo de 2009

Indicadores "mixtos" en la economía de Estados Unidos

1. Las solicitudes para obtener beneficios por desempleo del último mes dadas a conocer hoy fueron 623 mil. El mercado y los expertos esperaban 635 mil y el resultado previo había sido de 636 mil. Pinta muy bien...

2. Las ventas de casas nuevas durante abril fueron 352 mil. El mercado y los expertos pronosticaban que serían 360 mil. Aunque en abril se vendieron mil casas nuevas más que en marzo (351 mil), el resultado se quedó corto. Faltan, al parecer, nuevos ajustes de precios a la baja en el mercado de vivienda para que los potenciales compradores de remates y gangas se animen. Todavía, pues, no llegamos al piso definitivo en los precios.

3. En cambio, luce muy alentador el crecimiento del índice de pedidos de bienes duraderos durante abril - dado a conocer hoy- que fue de 1.9 por ciento, tanto frente al mal resultado del mes previo (menos 2.1 por ciento), como frente al pronóstico que era de un crecimiento de sólo 0.4 por ciento.

4. Como ya se dijo desde ayer, alrededor del 75% de los economistas profesionales que encuesta en Estados Unidos la NABE pronostican que la contracción de la demanda terminará en el tercer trimestre de este año (casi "a la vuelta de la esquina") y nadie de los especialistas consultados ubica la recesión más allá del primer trimestre de 2010.

Perspectiva para México: I. Los pronósticos oficiales de la SHCP parecen pues en línea con lo que está detectándose en Estados Unidos. Me parece que muchas de las "quejas" y "criticas" al gobierno de México que aparecen en los medios están fuertemente sesgadas por el interés de obtener más "apoyos" gubernamentales ("rueda que chilla, le ponen aceite") y por la malhadada politización electoral de los partidos políticos que TODO, desde las gripas hasta las detenciones de presuntos cómplices del crimen organizado, lo contaminan.

II. En los negocios y en la vida, lo importante es llegar a tiempo. Los que más rápido podrán beneficiarse de la recuperación - que no será espectacular, pero sí firme- son los que ya están trabajando pensando en las oportunidades que vienen, en lugar de sentarse a llorar por una crisis que los tomó desprevenidos por estar mal informados y distraídos en minucias...

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¿Cómo empezó esto? (VII y fin)

En anteriores entregas comenté acerca de los factores originarios de la crisis: 1. Políticas públicas que propiciaron el otorgamiento de créditos hipotecarios sin colaterales suficientemente sólidos, verbigracia: hipotecas de baja calidad; 2. Regulación deficiente (no confundir con insuficiente) con incentivos mal alineados, perversos, para los reguladores y para las instituciones calificadoras de valores; 3. Una “zona gris” de actividades financieras que, aun funcionando para efectos prácticos como entidades de crédito (generadoras indirectas de dinero por la vía del apalancamiento), no fueron reguladas y supervisadas como bancos, porque jurídicamente no clasificaban como tales.

Todo ello generó, además, prácticas financieras absurdas o ruinosas de las que ofrecí algunos ejemplos. Estas prácticas obedecen a un deficiente gobierno corporativo plagado de incentivos erróneos que estimulan conductas contraproducentes de administradores y ejecutivos.

Hasta aquí la crisis financiera, acotada en gran medida a los Estados Unidos. Pero como mi amigo previó desde fines de 2007 tal crisis tenía el potencial de propagarse geográficamente y de agravarse si, como consecuencia de la misma, se generaba una contracción severa del crédito. Si el estallido de una burbuja de expansión inusitada del crédito se traducía en un movimiento
del péndulo hacia el extremo contrario: el “credit crunch”, acompañado de un desplome de la confianza.

Una gestión desastrosa de la crisis propició que ese escenario – el peor- se materializase durante 2008. La propagación de la crisis no era, a fines de 2007, un evento inexorable, sino probable.

La mala gestión de la crisis (voluntarismo para evitar que la burbuja estallase del todo) hizo posible su transmisión en dos vertientes: 1. Hacia la economía real o no financiera que había permanecido más o menos incólume durante 2007, y 2. Hacia prácticamente todas las economías del planeta.

El primer contagio se tradujo en una caída severa de la demanda (recesión) que era, paradójicamente, el episodio que las autoridades financieras habían luchado por evitar. Tal miedo a la recesión – teniendo en el horizonte unas elecciones presidenciales en Estados Unidos – explica el afán para insuflar artificialmente “aire” a la burbuja y tratar de posponer su estallido final. Esta negación a reconocer las pérdidas, los daños y los errores agravó y propagó la crisis.

Para el caso de México, dada la estrecha integración de la industria manufacturera con la de Estados Unidos, la caída de la demanda ha sido el factor detonante de la recesión importada, cuyas manifestaciones estamos viviendo con un atraso de uno o dos trimestres.

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miércoles, 27 de mayo de 2009

La economía mexicana NO cayó 5.6% en marzo, sino 1.4%

Hoy en la tarde se dieron a conocer en México las cifras del IGAE (Indicador Global de la Actividad Económica) a marzo de 2009, y de inmediato algunos medios "leyeron" mal la información y difundieron que la economía cayó 5.6% en marzo contra febrero. Error. Las cifras desestacionalizadas, que son las que se deben atender, indican que el descenso fue de 1.43% en marzo contra febrero, ambos de 2009.

Las cifras corrobaran lo que ya conocemos acerca de la caída del PIB, pero nos permiten situar dónde está pegando más fuerte la crisis, cuándo empezó a sentirse en la economía mexicana y conjeturar si estamos cerca del "piso" (me parece que sí lo estamos).

1. La crisis, mediante el desplome de la demanda mundial, ha pegado de lleno en la industria, sector secundario o actividades secundarias.

2. Paradójicamente, el sector primario muestra buenas cifras, en términos de variación anual, un avance destacionalizado a marzo de más de 6 por ciento, pero es una especie de espejismo estadístico.

3. También se ha visto afectado el sector de servicios (actividades terciarias), pero a mi juicio se está defendiendo más o menos bien, sobre todo en comercio al menudeo.

4. El golpe para México - en términos de actividad económica- llegó al final del verano y principios del otoño de 2008. Hay que tomar en cuenta que desde el verano de 2007 empezaron los problemas serios de las hipotecas subprime en Estados Unidos, pero estos NO tenían necesariamente que propagarse y convertirse en una crisis global, a menos que hubiese - como la hubo- una pésima gestión de la crisis en Estados Unidos.

Los datos duros, para que cada cual haga sus cálculos y elabore sus conjeturas, son:

1. A marzo el índice de actividad económica global de laas actividades secundarias - serie desestacionalizada- es 103.7 y la caída mensual - marzo contra febrero- fue de 2.04 por ciento. No tan mal...

2. Por su parte el IGAE de las actividades terciarias (comercio y servicios, para simplificar) fue a marzo de 112.8 en la serie desestcionalizada y el descenso mensual (marzo contra febrero) fue de sólo 0.95 por ciento. Bien.

3. Poniendo las cosas en perspectiva y para alimentar cierto optimismo toda la economía (hasta el sector primario, que ya es decir por sus problemas propios y ancestrales) está POR ARRIBA de como estaba en 2003, que es el año base del índice y cuyo promedio es, por tanto, 100. La industria (actividades secundarias) está 10.9 por ciento por arriba de 2003 (serie destacionalizada, dato a marzo), el comercio y los servicios (actividades terciarias) están 12.8 por ciento ARRIBA que el promedio de 2003 (serie desestacionalizda a marzo de 2009) y el sector primario está 13.9 por ciento arriba que en 2003.

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Que quiebren las líneas aéreas que deban quebrar...

Totalmente de acuerdo con Julio Serrano hoy en "Milenio". Si los políticos quieren salvar empresas privadas que lo hagan con su dinero no con el de los contribuyentes...

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Una buena señal

Durante abril se vendieron 200 mil casas más en Estados Unidos de las que los expertos habían pronosticado que se venderían. Una buena señal, camino a la recuperación; donde empezó el problema, deberán empezar a registrarse las señales de que retorna la confianza y, con ella, la demanda.

Van los datos:
VENTA DE CASAS EXISTENTES EN ESTADOS UNIDOS (abril)
Previo (marzo): 4.55 millones de unidades
Pronóstico: 4.66 millones de unidades
RESULTADO: 4.68 millones de unidades

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El tal-Hugo Chávez alérgico a la libre expresión

Copio un boletín urgente enviado por el Cato Institute:

CAUCAGUA, VENEZUELA— El gobierno venezolano intentó clausurar un seminario educativo del Cato Institute por expresar ideas críticas al regimen de Chávez.
Varias agencias del gobierno venezolano amedrentaron a los organizadores y participantes del evento del Cato Institute, llamado Universidad ElCato-CEDICE, el cual ocurrió en Caucagua, Venezuela entre el 24 y el 26 de mayo. El evento es co-auspiciado por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico por la Libertad (CEDICE) y fue organizado para enseñar y promover los principios liberales de gobierno limitado, libertad individual, mercados libres y paz.(Boletín enviado por el Cato Institute)

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¿Cómo empezó esto? (VI)

El 29 de diciembre de 2007 un muy buen amigo y excelente economista corrigió con gran cordialidad y por escrito el optimismo que yo había manifestado apenas el día anterior (¡día de los santos inocentes!). Estas fueron sus palabras, para el registro de esta crisis:

“Creo que puedes pecar de optimista. Nadie tiene la bola de cristal, pero me temo que la que intentamos usar en esta ocasión está más empañada que nunca. No hemos podido apreciar aún la magnitud y duración de esta crisis pero mi impresión es que se va a agudizar y a extender geográficamente, particularmente hacia nuestro país.
“Es cierto que la depreciación del dólar nos ayuda y que la economía de Estados Unidos ha mostrado una fortaleza sorprendente. Eso nos hace desear y pensar que esta ocasión puede ser distinta la influencia de una crisis hipotecaria-financiera.
“También ayuda el exceso de recursos en manos de los países exportadores de petróleo. Sin embargo, una contracción mundial del crédito no es algo que podamos descartar. Si esto sucede sus efectos pueden ser devastadores.
“Parte del problema para evaluar apropiadamente la magnitud del problema que vivimos es que nadie conoce la magnitud de la debilidad financiera de las instituciones bancarias ni del colapso relacionado que se vendrá en la situación de los deudores. El problema de la solvencia de las aseguradoras de crédito por ejemplo, el verdadero nivel de riesgo de créditos mal calificados, etc.
“Cada día nos trae una sorpresa desagradable de enorme magnitud y el alud de malas noticias parece imparable.
“Sin embargo, estoy de acuerdo contigo en que México podría salir airoso de este trance. Para eso sin embargo hacen falta reformas que aumenten la productividad. Y ese renglón todavía no se ha tocado, o, más bien, hemos dado unos pasos hacia atrás en aspectos críticos relacionados con una mayor productividad.”


A toro pasado, sabemos que se cumplió el peor escenario previsto por mi amigo. Mañana desglosaré cada elemento de su atinado pronóstico. Desde luego, en esos días, ¡diciembre de 2007!, esos asuntos ni siquiera merecían la atención de los “perspicaces” – es ironía – editores en la mayoría de los medios de comunicación. Con todo hay que admitir que, desde entonces, el gobierno mexicano a través de la Secretaría de Hacienda, introdujo un fuerte componente contra-cíclico en el proyecto de Presupuesto de Egresos para mitigar lo que podría venir.

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En España también se cuecen habas...

"Está visto que nuestros políticos han decidido pasar a la acción para movilizar a ese electorado que ha manifestado en más de una ocasión su intención de no ir a votar ... Y para ello, están recurriendo a las frases gruesas, los vídeos arrojadizos, el golpe bajo y el escándalo, si es preciso."

No, no es una frase de un editorial en algún diario de la ciudad de México, sino el párrafo inicial de un artículo de opinión en el recomendable diario digital español "El Confidencial Digital" y por supuesto se refiere al ambiente electoral en España. Lo dicho: "En todas partes se cuecen habas" y todos los políticos parecen cortadas con la misma tijera.

Propagandistas analfabetos

No cabe duda que, como decía mi abuelo, estos políticos "ya no saben qué inventar" para llamar nuestra atención en tiempos electorales. Algún propagandista menor de un candidato menor a un puesto menor en la capital de México tuvo a bien enviar a mi correo esta pieza de "información" que sólo es propaganda disfrazada ¡con un error de ortografía monumental que es un verdadero insulto!. Va el primer párrafo del "spam electoral":
"EN LA DELEGACION CUAJIMALPA, LOS MOMIOS HAN CANVIADO, EL PAN CON CARLOS ORVAÑANOS AVENTAJA A ADRIAN RUBALCAVA CON MAS DE 1...."

martes, 26 de mayo de 2009

¿Cómo empezó esto? (V)

La crisis global puso al descubierto decenas de prácticas financieras absurdas – que persisten, como comenté ayer respecto del banco en México que le otorga tarjetas de crédito no solicitadas ¡a los desempleados!, en plena sequía crediticia- que fueron como otras tantas cargas explosivas que contribuyeron a diseminar la calamidad económica.

Philip Delves Broughton, periodista británico que cursó el famoso MBA en Harvard, acudió a uno de sus compañeros de clase, Vivek, tratando de entender por qué el estacionamiento de los alumnos de la Harvard Business School (HBS) estaba repleto de automóviles BMW. Vivek, que sabía todo sobre finanzas y sobre autos, le explicó:
- “Muy sencillo, muchos compran un BMW porque quieren entrar a la HBS y obtener ayuda financiera”.
- “¿Qué?, ¿compras un BMW para que te den una beca?”
, preguntó Philip incrédulo.
- “Sí, porque cuando tú enlistas tus activos en la solicitud de ayuda financiera, no tienes que mencionar tu auto, pero sí debes mencionar todo el dinero que tengas en cuentas de ahorro o inversión. Si tú compras un auto de $30,000 dólares, tu cuenta de banco tendrá $30,000 dólares menos que probablemente recuperaras mediante la ayuda financiera. Así, básicamente la HBS te compra un BMW para que estudies aquí tu MBA”.
- “Pero eso, ¿no es mentir?”
- “No, como tampoco es tomar todo el dinero que tienes en cuentas a tu nombre y pasarlo temporalmente a las cuentas de tus padres mientras tú estás solicitando la ayuda financiera.”


No resulta muy edificante saber que la prestigiada HBS, presunta cumbre de la sabiduría en administración y finanzas, acaba subvencionando autos de lujo a sus alumnos, con la peregrina ilusión de que está subsidiando a estudiantes necesitados. Pero eso, exactamente, es lo que suele suceder con los créditos de algunos bancos de desarrollo en todo el mundo: El banco de fomento, por ejemplo, cree subsidiar a un necesitado agricultor para que haga la perforación de un pozo (algo que, de cualquier manera, habría hecho el agricultor con su propio dinero), pero en realidad le está facilitando al agricultor comprarse una camioneta Cheyene con sus ahorros.

Incentivos perversos.

(El muy recomendable libro de las experiencias de Broughton como estudiante de MBA en Harvard se llama “Ahead of the curve. Two Years at Harvard Business School”, Penguin Press, New York, 2008.)

Seguiré mañana.

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Sarmiento exhibe a los "bendecidos por la suerte"

No tiene desperdicio el artículo de hoy de Sergio Sarmiento - se publica en "Reforma" y en varios diarios de México - acerca de lo "suertudos" que son algunos políticos mexicanos, tales como Demetrio Sodi - candidato al que la televisión le "regaló" una entrevista durante un partido de la semifinal del futbol mexicano, algo que, se supone, en tarifas "normales" costaría una fortuna y además está prohibido por la dichosa ley electoral- o como Fidel Herrera, gobernador de Veracruz, que se ganó dos veces el premio mayor de la loteria...Cuando quiere, Sergio Sarmiento usa la ironía como los mejores...Ojalá lo hiciese más seguido y le perdiera el miedo a incomodar a los poderosos...

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lunes, 25 de mayo de 2009

El "Lo-Lo" y la hipocresía de una "izquierda" de pastiche

Dos citas del estupendo artículo de Luis González de Alba hoy en "Milenio":

Cita uno: "El gran error de Ahumada fue que esos cientos de millones los dio a la tribu perredista de Rosario Robles, no a la del Loco López, LoLo para abreviar, que fue luego la tribu que le puso una patada a los Cárdenas y a Rosario".

Cita dos: "Y ahora LoLo va por esos andurriales gritando que Ahumada le da la razón, que sí hubo compló: ¡pero claro, idiota!, por supuesto que te querían acabar, como tú los querías, y los quieres, acabar a ellos. Te hicieron lo que tú les habrías hecho con videos en los que el secretario particular de Fox recibiera maletas de dólares y su secretario de Hacienda jugara millones en Las Vegas. Pero tú lo habrías hecho bien. Estos fallaron el golpe porque, como dijo Rosario, LoLo es un gato con nueve vidas".

Es un alivio leer, en medio del estruendo de mediocridad periodística y deshonestidad intelectual que abruma a los medios de comunicación, opiniones como las que cada lunes entrega a sus lectores Luis González de Alba.

Y es una buena opción recordar a ese siniestro personaje - mal villano de mala telenovela, que por desgracia fue y sigue siendo una amenaza real, no de telenovela, para México- con el apócope de Lo-Lo - el Loco López-, ya que es una denominación que a la ventaja de la brevedad sintáctica añade la virtud de la más estricta precisión.

Una cita adicional de Luis Gonzalez de Alba de ferocidad inusitada pero, a la vez, estrictamente justa:

"El mismo Alejandro Encinas, que (González de Alba habla de 1968-1969 y tal vez 1970)sacaba sin problema documentos escritos, a máquina, en la cárcel por los dirigentes del Partido Comunista —su partido entonces, ahora es el PRID— llevó a un empresario mexicano extorsionado por el gobierno del DF a coserse los labios en protesta por el silencio que se le impuso. No tienes madre, Alejandro, y te pudrirás en el Infierno oyendo los discursos ñoños del Loco López por toda la eternidad para tu tortura".

Puede leerse el artículo completo, vale la pena, haciendo "clic" aquí.

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¿Cómo empezó esto? (IV)

Varias instituciones financieras de los Estados Unidos han sufrido, durante esta crisis, la injusticia de las generalizaciones. Ahora sabemos, porque cada institución ya fue probada en medio de las turbulencias financieras de 2007, 2008 y 2009, que J. P. Morgan Chase y Bank of America, por ejemplo, siguieron una administración de riesgos más responsable que Citigroup, Merrill Lynch o Bear Stearns. Estas diferencias pueden parecer notables cuando se considera que todas jugaron, en términos de regulaciones y legislación, en la misma cancha de juego y con las mismas reglas, ¿por qué en unas entidades sí funcionó con alguna eficiencia la autorregulación y en otras no?

Tal vez la respuesta radique en el aprecio que el Consejo de Administración de cada una de ellas tuvo, o no tuvo, hacia la importancia de conservar una sólida reputación y, consecuentemente, a la propensión, o no, de privilegiar los resultados de largo plazo por encima de las oportunidades coyunturales.

Es, en el fondo, un asunto de buen gobierno corporativo y de que la administración tenga incentivos debidamente alineados con los objetivos de los accionistas.

Un ejemplo reciente, y local, de incentivos perversos: En noviembre de 2008 uno de los grandes bancos que operan en México (Santander) declaró que su estrategia sería disminuir su exposición al riesgo, especialmente en crédito al consumo, muy por debajo de los niveles promedio de sus competidores en el mercado mexicano. Suena bien. Empero, en mayo de 2009 – es, desde luego, un caso real y documentado- uno de sus clientes es informado de que, sin jamás haberla solicitado, se le ha otorgado una tarjeta de crédito con un límite de endeudamiento superior a 40 mil pesos. ¿Correcto? No, ¡terriblemente mal!, el cliente, cuya única relación con el banco era haber sido director general de una empresa cuya nómina manejaba ese banco, desde el fin de enero renunció a ese puesto directivo y no ha ingresado un solo centavo en esa cuenta, ¡el parámetro para darle un crédito a un “desempleado” (alguien en cuya “cuenta de nómina” ya no se ingresan depósitos es un “desempleado”), que jamás lo solicitó, fue el saldo promedio de una cuenta de cheques en la que no se había recibido un solo depósito en más de tres meses!

Esta pésima práctica sólo se explica por una administración incompetente, que seguramente padece de mala alineación de objetivos e incentivos. Ese mal acabará por corregirlo dolorosamente el mercado, pero las regulaciones deben contribuir a las sanciones del mercado, no obstruirlas.

Mañana seguiré con otros ejemplos.

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¿Cómo empezó esto? (III)

Se ha insistido, con razón, que también en el origen de esta calamidad jugó un papel decisivo una inadecuada regulación. Si lo que se quiere decir con ello es que las agencias reguladoras no hicieron bien su trabajo, la afirmación es totalmente cierta; si, en cambio, se quiere decir que faltó regulación o que el desastre se habría evitado con mayores regulaciones, la afirmación es totalmente errónea.

No faltaron regulaciones, ni agencias reguladoras. Por el contrario, la crisis en ciertos casos fue alimentada por el protagonismo de algunos reguladores actuando como brazo ejecutor de políticas ruinosas, el mejor ejemplo fue la presión de los reguladores hacia los bancos para impulsar el otorgamiento de hipotecas de baja calidad.

Por otra parte, la regulación falló también por estar mal diseñada en términos de incentivos. Es incuestionable que los bancos deben incrementar su capital y sus reservas conforme incrementan su exposición al riesgo; eso es lo que señalan los Acuerdos de Basilea (“Basilea II” en este caso), pero dicha regulación global tiene un diseño endeble que le permite a las instituciones financieras eludirla colocando activos de alto riesgo, como las hipotecas de baja calidad, fuera del balance del banco, por ejemplo en los llamados “vehículos estructurados de inversión” administrados por fondos de cobertura en los “bancos-no bancos”, o banca de inversión.

Todo mundo en el medio financiero sabía de la existencia de esa zona gris. Los reguladores la aceptaron tal vez suponiendo que las agencias calificadoras harían su trabajo y que serían ellas las que se encargarían de sancionar tales riesgos; si se trataba de activos de alto riesgo así los calificarían. Pero las calificadoras fallaron miserablemente, no hicieron su trabajo.
¿Por qué? Porque al igual que los bancos sus incentivos no están alineados con lo que pretende la regulación. El muy defectuoso diseño de las agencias calificadoras no es una novedad. Todos sus incentivos están alineados para complacer a los emisores y colocadores de valores en el mercado, no los intereses del inversionista-acreedor. Este último está indefenso frente a las fallas de las calificadoras. Aún ahora, después de su desastroso desempeño, siguen teniendo un exorbitante poder – sin contrapeso alguno - para premiar o castigar con sus calificaciones a los emisores (empresas, bancos, fondos, gobiernos y países). ¿Quién califica a las calificadoras?, ¿quién garantiza la integridad y solvencia de sus análisis? Gran asignatura pendiente.

Aun en dicho entorno de regulación fallida, hubo bancos que actuaron con mayor responsabilidad que otros.

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jueves, 21 de mayo de 2009

¿Cómo empezó esto? (II)

La elite política de Washington siguió cocinando el desastre de las hipotecas de baja calidad – o subprime – presumiendo de las más buenas intenciones.

En 1995 el Congreso le dio aún más fuerza a la ley (“Community Reinvestment Act”) de 1977 que incentivaba a los bancos a otorgar créditos hipotecarios a personas con bajos ingresos o incluso sin ingresos fijos comprobables, a cambio de facilitarles, a los bancos, autorizaciones para fusiones y expansiones; en contraparte, a los pocos bancos reacios a entrar al negocio de las hipotecas de baja calidad la burocracia reguladora les obstaculizó el crecimiento.

Aun sin existir “premios” y “castigos” ideados por los políticos, para los bancos las hipotecas de baja calidad resultaron un gran negocio, porque Fannie Mae y Freddie Mac – lo más similar a grandes bancos de fomento a la vivienda con aval gubernamental – garantizaron cada vez más hipotecas de baja calidad que podían ser comerciadas fácilmente en un amplio mercado secundario; y que pudieron ser empaquetadas y vendidas como productos de inversión fuera del balance de los mismos bancos.

Otro ingrediente, si bien indirecto, que estimuló la euforia-manía fue una política monetaria acomodaticia por parte de la Reserva Federal.

Todo ello hizo crecer los cocientes de endeudamiento de muchas familias en forma casi exponencial.

En 2003 se promulgó la “American Dream Downpayment Act” con el objeto de subsidiar aún más créditos hipotecarios para familias de bajos ingresos. Orondo, y presumiendo del “conservadurismo compasivo” de “su” Partido Republicano, George W. Bush proclamó que la nueva ley permitía por fin satisfacer “el interés nacional de que cada vez más personas tengan una casa propia”. Con gélida ironía el profesor Meltzer comenta que a Bush se le olvidó, al hacer esa declaración, añadir cinco palabras: “If they invested in them”. Esto es: Grandioso que cada vez más estadounidenses tengan casa propia, “si esas mismas personas invierten – trabajan – para lograrlo”.

Este rápido vistazo a la larga historia de leyes, incentivos, reglamentos y discursos que produjo la elite política de los Estados Unidos – de 1931 a 2003- presuntamente para dar casa propia a cada familia, permite comprobar cuál fue el caldo de cultivo para el desastre de las hipotecas de baja calidad que estalló en el verano de 2007: Las presuntas “buenas intenciones” de los políticos.

Desde luego, hubo muchos otros factores que contribuyeron a que ese virus se volviese pandemia causando estragos mundiales; los comentaré a partir del lunes.

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miércoles, 20 de mayo de 2009

¿Cómo empezó esto? (I)

El origen de la recesión global que padecemos está en la capital de los Estados Unidos, Washington, D.C.

Y, en términos morales, antes que a la codicia de los capitalistas habría que culpar de este desastre a las “buenas intenciones” de los políticos que predican el igualitarismo a ultranza; codiciando, también ellos, el poder.

Hay dos edificios emblemáticos de Washington donde podemos rastrear los orígenes de esta calamidad: El Capitolio y la Casa Blanca.

Este desastre lo cocinaron a fuego lento, desde hace muchos años, tanto los miembros de la Administración o Rama Ejecutiva del gobierno – empezando por varios de los Presidentes-, como los legisladores y lo hicieron, si hemos de creerles, llenos de buenas intenciones para ayudar a los débiles y desprotegidos a tener una casa propia.

El problema es que para lograr tan noble fin se emplearon procedimientos ruinosos que sólo podían conducir al desastre.

En el verano de 2007 se encendieron las luces de alarma en el mercado financiero de las hipotecas de baja calidad; era previsible una reacción cadena aun cuando nadie podía prever que las autoridades estadounidenses manejarían con tantos desatinos el problema hasta convertirlo en recesión mundial. Pero la calamidad se empezó a cocinar mucho antes. Para bosquejar la historia me sirve de guía de una excelente exposición del profesor Allan Meltzer.

Al inicio de la Gran Depresión, en 1931, el Congreso de Estados Unidos urgió al banco de la Reserva Federal a que ayudase a los más necesitados comprando las hipotecas en mora de deudores desempleados. Con toda razón la Reserva Federal respondió que no, que comprar hipotecas no formaba parte de su misión. El Congreso creó, entonces, el “Home Loan Bank System” para que subsidiase a los pobres en la adquisición de sus viviendas, de una manera enrevesada que es comprando sus hipotecas.

Desde entonces, tanto el Congreso como el Ejecutivo de Estados Unidos, así como varios gobiernos locales, han repetido la fórmula ruinosa. Así nacieron Fannie Mae y Freddie Mac, y así en 1977 James Carter promovió la “Community Investment Act” una ley que fomenta los préstamos para la adquisición de vivienda para la población de bajos ingresos, dándoles generosos incentivos a los bancos que coloquen tales hipotecas y promoviendo su bursatilización en los mercados.

El Congreso, a su vez, en 1986 hizo deducibles del pago de impuestos los recursos destinados al pago de intereses de préstamos hipotecarios. Otro incentivo más para el endeudamiento irresponsable.

La calamidad siguió cocinándose a fuego lento. Mañana: Cinco palabras que olvidó decir Bush.

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martes, 19 de mayo de 2009

Desmemorias famosas

La mayoría de los mexicanos ilustres (o famosos, que no es lo mismo) parecen más afectos al arte de escribir sus desmemorias que al de consignar fielmente sus avatares en memorias para ser leídas. Otra forma de decirlo: Prefieren borrar episodios bochornosos, aun cuando ello les imponga renunciar al cuento de sus presuntas epopeyas.

Esta afición a las desmemorias famosas explica, por ejemplo, que Carlos Fuentes, a la sazón embajador de México en Francia, negase enfático que Luis Echeverría hubiese tenido algo que ver con el aciago 2 de octubre de 1968, como si el Secretario de Gobernación del Presidente Gustavo Díaz Ordaz no hubiese ocupado tal puesto en ese día, sino el de inspector de parques y jardines en San Juan del Río.

También explica amnesias gigantescas – algo que los maliciosos llaman “tener una cara más dura que el granito”- como las de ex presidentes famosos por su imprevisión que sin empacho dan lecciones enojadas acerca de cómo evitar la propagación de crisis financieras.

La desmemoria parece un mal general entre los mexicanos. Los mismos que en agosto pasado pontificaban que los precios del petróleo seguirían subiendo sin pausa – los genios de “el barril estará a $200 dólares para diciembre de 2008, ¿cuánto apuestas?” - desdeñan hoy la previsión del gobierno federal que contrató coberturas (opciones) para ponerle un piso de $70 dólares por barril a los ingresos petroleros. Y además de tener el tupé de calificar de imprevisores a quienes fueron prudentes y hasta visionarios, se embarcan de lleno en el juego de los pronósticos de a dedo: mientras peor, mejor para ellos.

Cuando nos regalan unas memorias – abultadas como tumor pernicioso – algunos, como José López Portillo, naufragan en la desmesura egocéntrica y en los disparates. Pero tienen el cuidado de dejar – ¿olvidado entre las místicas azucenas de San Juan de la Cruz? – cualquier episodio incómodo: “¿a qué horas dije yo eso de administrar la abundancia?, no me acuerdo de veras”.

Otros desmemoriados son de estirpe multinacional. Digamos, las agencias calificadoras que hoy posan de rigurosas y de implacables jueces de riesgos cuando, hace unos meses apenas, nada malo vieron en AIG o en la Comercial Mexicana y bendijeron inescrupulosamente los más variados “vehículos estructurados de inversión”, ayuntamientos contra natura de activos financieros de variopinta calidad y origen. En este caso hay mucho de una obsesión por lavarse la cara y las manos; émulos baratos de Lady Macbeth.

Hoy la desmemoria tiene mejor aceptación social que una corbata: “No inventes, ¿Tesobonos?, ¿error de diciembre?, no sé de qué me hablas”.

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Los doctorcitos, otra vez atrasados

Los mismos personajes sabelotodo que en julio de 2008 profetizaban que para el fin de ese año veríamos precios de $200 dólares el barril de petróleo, hoy se empiezan a enterar de que hay una fuerte contracción de la demanda en el mundo – recesión- y profetizan que, para el caso de México, esta caída será peor que la debacle de 1995.

Estos doctorcitos – que lo mismo opinan sobre derecho canónico que acerca de la genética del manatí – tienen la costumbre de llegar tarde.

La crisis recesiva global (a ver si se ya se enteran) adquirió su peor cariz a partir del 15 de septiembre de 2008, no ayer. Y la misma crisis tuvo un claro punto de inflexión, para bien, a mediados de marzo de 2009 cuando por fin se vio claro cómo podría funcionar el plan de subasta de activos tóxicos de las instituciones financieras.

El retraso noticioso de los profetas locales en los medios viene a ser de unos seis meses… en el mejor de los casos.

En realidad es tranquilizador que los doctorcitos hagan hoy vaticinios tan sombríos. Dado su pobrísimo porcentaje de aciertos lo más probable, entonces, es que lo peor de la crisis global ya haya pasado o esté a punto de pasar.

Por supuesto, todavía veremos cifras muy malas, porque, amén del episodio de la influenza que frenó temporalmente el cambio de tendencia a nivel local, las cifras que conocemos hoy – digamos las de la producción industrial del primer trimestre de 2009- se refieren a lo que ya pasó; no a lo que va a suceder. Son resultados, doctorcitos, no pronósticos.

También se cosechan algunas cifras positivas justo ahí donde se originó la crisis: el sector de la vivienda en los Estados Unidos. El índice de “sentimiento de confianza” de los constructores de vivienda mejoró y llegó a su registro más alto de los últimos ocho meses. Los mercados bursátiles tomaron nota y subieron. Aun así, el índice está aún muy lejos de su pico más alto alcanzado en junio de 2005. Lo que se consigna es el cambio de tendencia, no el fin de la crisis.

En 1929 se decía que si el encargado del ascensor te recomendaba comprar acciones era señal para vender de inmediato.

Lo que no sucedía en aquellos tiempos es que los encargados del ascensor fuesen también doctorcitos de opinión en los periódicos, en radio y en televisión. ¿Subimos o bajamos?

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viernes, 15 de mayo de 2009

El negocio del melodrama

Hace muchos años aprendí una lección horrenda: “Rueda que chilla, le ponen aceite”. En culturas mercantilistas, como las que siguen prevaleciendo entre los negociantes y los políticos en América Latina, ese dicho se ha convertido incluso en modo de vida para los cazadores de rentas.

Por casualidad, y por un deber de cortesía hacia mis anfitriones, la noche del jueves pasado vi, por primera vez en años, uno de los noticiarios de televisión prototípicos de México, el de Joaquín López Dóriga. El lector de las noticias reiteradamente criticó a las autoridades educativas por haber decidido prolongar el periodo escolar a raíz de los días perdidos a causa de la epidemia de influenza. ¿Por qué, a juicio de este influyente noticiario, esa decisión habrá de ser nefasta para México? Pues porque los dueños de hoteles, restaurantes y líneas aéreas, que padecen la caída generalizada de la demanda, amén de las consecuencias de la alarma sanitaria por la aciaga amenaza de la influenza, conjeturan que las vacaciones escolares no tienen otro fin que darle una “ayudadita” a la muy alicaída demanda turística. Resulta pues que para lo que sirven los niños y los jóvenes mexicanos que asisten a escuelas de educación básica, media y hasta media superior es para contribuir con su holganza a “salvar” a la industria turística. Enrevesado razonamiento instrumental.

Al día siguiente leí un mal pergeñado comentario periodístico (de Enrique Quintana en "Reforma") que calificaba de pernicioso y fatuo el supuesto optimismo del gobierno acerca de los incipientes signos de recuperación de la actividad económica en Estados Unidos y en el mundo. Para quienes se tomen la molestia de verificar directamente las declaraciones de los funcionarios – que son los menos- tal acusación de optimismo artificioso no sólo es infundada sino manifiestamente tramposa. No hay tal optimismo candoroso, sino la constatación sobria de señales puntuales de que lo peor de esta calamidad económica global ha pasado. Pero quemar en leña verde – en sentido figurado- a los funcionarios “optimistas” rinde frutos en la lógica mercantilista: Hay que chillar y seguir chillando para que te pongan aceite (es decir: para que te den más subsidios, te perdonen más impuestos y contribuciones, te den más créditos blandos y hasta te paguen con dinero de los contribuyentes la propaganda de tu empresa), un negocio de ocasión en las crisis es “tírate al suelo para que te levanten”, “el melodrama también deja dinero” y “mientras peor, mejor”.

Una lección horrenda típica del capitalismo de cuates o de compadres: Mientras más chille la rueda, más aceite le ponen. ¡Qué vergüenza!

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jueves, 14 de mayo de 2009

El enigma de la recuperación

La econometría es una herramienta más en la lucha de los economistas por entender la realidad de la que se ocupan – que no es otra que discernir cuáles asignaciones de recursos resultan más o menos eficientes, entre varias opciones, para enfrentar la escasez- e incluso, para algunos optimistas incorregibles, la econometría podría ser útil para elaborar pronósticos acertados.

Esto último es mero abuso de la econometría. Es ponerle numeritos a los horóscopos. Una variante del “wishful thinking”, ensoñación que el diccionario Webster describe así: the attribution of reality to what one wishes to be true or the tenuous justification of what one wants to believe

Hay indicios de que los mercados mundiales creen que lo peor del golpe recesivo ya pasó. Los mercados – que no son otra cosa que personas de carne y hueso arriesgando recursos propios- suelen ser más acertados que los econometristas de laboratorio y mucho más certeros que los profetas interesados en que la realidad se ajuste a sus cartabones ideológicos.

La economía, comparada con otras ciencias, tiene pocas certezas que ofrecer. En el terreno de las disciplinas que estudian la conducta humana, con el auxilio de herramientas matemáticas y a través de métodos más o menos experimentales, terreno al que pertenece la economía, el principio de incertidumbre del físico Werner Heisenberger (enunciado en 1927) se vuelve algo así como el principio de lo incognoscible.

Sabemos que habrá recuperación, sospechamos, gracias a los mercados y a un puñado de indicadores – digamos la venta de nuevas casas en Estados Unidos –, que ya se “tocó piso” o casi, pero no sabemos mucho más. Ponerle numeritos a esas u otras conjeturas podrá ser, en todo caso, un juego divertido o una estratagema para defender o atacar a tal o cual gobierno, a tal o cual ideología, a tal o cual creencia, pero nada tiene que ver con la ciencia.

Mucho menos hemos logrado, en economía, dilucidar con exactitud la cadena de causas y efectos detrás de las recuperaciones.

Cuando se verifique el repunte de la actividad económica en Estados Unidos no sabremos a ciencia cierta si fue por las carretadas de dinero público o porque alguien atinó a las palabras que hicieron recobrar la confianza o simplemente porque millones de personas siguieron trabajando, se ajustaron el cinturón, aceptaron pérdidas y se levantaron…

Es la “ciencia” de muchos enigmas no resueltos. Por lo pronto, hay indicios de recuperación y la mayor parte de las carretadas de dinero público aún no se ejercen…Tal vez lo más honesto sería ahorrarle todo ese dinero a los sufridos contribuyentes.

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miércoles, 13 de mayo de 2009

Chrysler y GM: Quiebras politizadas

Para el gobierno de Barack Obama todos los ciudadanos son iguales, pero unos son “más iguales que otros”, como sucedía entre los animales de la granja que imaginó George Orwell para satirizar el comunismo soviético.

Obama sin duda está lleno de buenas intenciones, pero su afán de proteger a quienes la gastada retórica izquierdista identifica como “débiles” le inclina con frecuencia a torcer la regla de la ley.

Chrysler entró el 30 de abril al capítulo once de la ley de bancarrotas y la administración de Obama ya se las ha arreglado no sólo para que el proceso sea excepcionalmente rápido, sino para que tenga resultados definidos de antemano. Sin mayor escrutinio, el juez a cargo dictaminó que los acreedores de deuda garantizada sólo recibirán 28 centavos por cada dólar que se les adeuda, en cambio los miembros del sindicato automotriz (United Auto Workers, UAW) recibirán 43 centavos por cada dólar invertido en el fondo de salud que estableció la empresa.

Liquidar los activos y repartir a partes iguales lo que quede – otra opción legal-, está descartado: es “políticamente incorrecto”.
Sólo en la falsa retórica “progresista” la poderosa UAW puede considerarse como “débil” y sólo en la misma retórica los acreedores pueden ser vistos como “buitres”. Pero esa es la retórica que ha empleado Obama al calificar de “especuladores” a los tenedores de bonos. En realidad, la mayoría son pequeños ahorradores que cometieron el error de creer en Chrysler.

La UAW ha sido un sostén permanente de la meteórica carrera política de Obama, un bastión del Partido Demócrata al que Obama se ha empeñado en complacer; de ahí, por ejemplo, que comparta el discurso de la UAW calificando a los inmigrantes extranjeros de ladrones de empleos y denunciando al TLCAN como un mal arreglo que se llevó los empleos a México con el señuelo de los bajos salarios.

Ya desde hoy se sabe que la historia de la inminente bancarrota de GM será similar: Los miembros de la UAW recibirán 50 centavos por cada dólar, mientras que los acreedores, en este caso de bonos no garantizados, tendrán que conformarse con 5 centavos por cada dólar. Los acreedores ya saben que sólo habrá esa sopa en la mesa.

Un nefasto precedente cuando lo que urge son fondos frescos de inversionistas privados (“especuladores” les diría Obama) para rescatar empresas estadounidenses en problemas, como advirtió The Economist en su edición de esta semana.

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martes, 12 de mayo de 2009

Una de vendedores electorales

Entre cien compañeras y compañeros suyos del “marketing” español han elegido a Juan Campmany, presidente de la agencia DDB en aquél país, como “el publicitario de la década”. Uno de los grandes logros del elegido fue “vender” a José Luis Rodríguez Zapatero como jefe de gobierno de España en 2004.

Zapatero fue vendido entonces como ZP y se dice, a toro pasado, que la dichosa marca – como de menjurje antioxidante rejuvenecedor – es la que explica su triunfo; pero no fue así: el evento que catapultó a este socialista parecido a “Mister Bean” fue el atroz atentado en las terminales de trenes de los suburbios de Madrid el 11 de marzo, tres días antes de las elecciones.

Ahora el exitoso vendedor habrá de soportar los comentarios sarcásticos de sus compatriotas, en particular los de los muchos que ya no están tan satisfechos con el producto político que les colocaron en la canasta de la compra.

Van algunos ejemplos de las puyas dirigidas al insigne creativo por algunos navegantes en la red:

“Te has lucido, chato. Como vendedor serás una máquina, pero el producto (ZP) que nos has vendido no pasa ni el peor control de calidad existente. Como todos los productos que publicites sean de la misma calidad, lo tuyo no es la publicidad, ¡son los milagros!”
“Cuando tengas un ratito a ver si te pasas por casa y preparas una campaña para vender a mi suegra como embajadora electa (sic) en las antípodas”
“De cualquier forma ZP (nada por delante, nada por detrás) ni una mala palabra, ni una buena acción. Es un resultado de laboratorio que demuestra que un candidato GAS puede anestesiar a toda una sociedad. Candidato GAS es igual a Guapo, Amable, Simpático”.

Y algunas peticiones al prodigioso publicitario para que les eche una mano a los “productos” electorales de la competencia, los del Partido Popular:

“Ya que con Zapatero lo hiciste bien, a ver si te pasas por casa de (Mariano) Rajoy y le quitas la cara de empanado que tiene”.
“A ver si le hacéis un lavado de cara a la Esperanza (Aguirre), le quitáis 20 años, le ponéis unas buenas (referencia vulgar a los pechos) y muchos españoles le votaremos, porque Rajoy no tiene solución”.

La pregunta, desde luego, es ¿el “marketing” astuto puede vender lo que sea y los consumidores- electores se lo tragarán?, ¿usted qué opina?

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lunes, 11 de mayo de 2009

La barrera que no debió saltar la Fed

Si la Reserva Federal de los Estados Unidos se ha convertido en el brazo monetario del Tesoro estamos en gravísimos problemas.

Allan H. Meltzer, espléndido economista, considera que así ha sucedido. Meltzer escribió en The New York Times, que a pesar de la solvencia académica de Ben Bernanke (presidente de la Fed, como se conoce coloquialmente a la reserva) y de las impecables credenciales de Paul Volcker como banquero central independiente que luchó sin titubeos contra la inflación (hoy Volcker es consejero del presidente Barack Obama), el compromiso del gobierno de Obama para evitar un disparo de la inflación y la independencia del banco central de los Estados Unidos están en entredicho.

Todo eso significa una cosa: En el mediano plazo la economía mundial sufrirá las terribles consecuencias de una espiral inflacionaria, alimentada por la complacencia de la Reserva Federal a las demandas de billones de dólares por el gobierno de Estados Unidos, otorgados mediante un endeudamiento casi simbólico, a una tasa de interés cercana a cero.

Everardo Elizondo tuvo al acierto de difundir ayer, en sus colaboraciones habituales en Reforma, fragmentos de las reflexiones de Meltzer. Es un gran acierto porque se trata de un asunto que nos dará muchos dolores de cabeza.

El arreglo institucional en las democracias impide que los déficit fiscales sean financiados mediante la impresión de dinero porque los bancos centrales son independientes. Esto ha sido analizado ampliamente por James M. Buchanan y Richard Wagner (“Democracy in déficit: The political legacy of Lord Keynes” , 1977, capítulo ocho). Así, lo normal es que si hay déficit el gobierno tenga que recurrir a la emisión de deuda y pagar una tasa de interés remunerativa, por encima de la inflación. Si esta barrera se rompe – si, como ahora en Estados Unidos, el banco central se vuelve un mero brazo del gobierno que imprime dinero, es decir: deuda sin costo-, la inflación generada por el déficit será mayor, habrá una irrefrenable propensión al derroche de gasto público y los ciudadanos estarán desprotegidos contra una estafa monetaria a gran escala.

Más temprano que tarde, todo el entramado de legitimidad del Estado se verá cuestionado por los ciudadanos. Al profundo deterioro económico se sumará una fuerte tendencia hacia la desestabilización política. No es asunto menor que el banco central del país más poderoso del mundo se haya saltado esa barrera.

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domingo, 10 de mayo de 2009

Déficit fiscal: ¿Listos para la “cruda”?

Durante los próximos años el principal problema de la economía de Estados Unidos y de la mayoría de las economías europeas NO será la recesión, sino el déficit fiscal.

Tomemos el caso del Reino Unido. Hace unos días Martin Wolf, columnista de Financial Times, citaba algunas estimaciones de la Comisión Europea que son para estremecerse: El año próximo, 2010, el gasto gubernamental en el Reino Unido será equivalente al 52.4 por ciento de su Producto Interno Bruto, mientras que los ingresos fiscales serán de sólo 38.7 por ciento del PIB. La conclusión es obvia: Un déficit fiscal gigantesco. Incluso si se ajusta cíclicamente el déficit fiscal será como de irresponsable “país bananero”: 12.2 por ciento del PIB.

Otros países europeos, como España, tendrán a la vuelta de la esquina descomunales déficit fiscales, lo que, junto a las elevadísimas cifras por desempleo (y contando), mostrará el estrepitoso fracaso del gobierno “socialista”. El problema, en España, es que no está claro que al actual Partido Popular, que es la única alternativa viable al PSOE, le funcione la brújula.

Algunas notas para la agenda:

1. Ningún déficit fiscal es inocuo. Invariablemente provocan inflación, mala asignación de recursos y pobreza.

2. Dada la mecánica que siguen las decisiones públicas en las democracias, y dada la desconexión en el discurso político entre los déficit y sus consecuencias, los déficit tienden a crecer y retroalimentarse. En menos de 18 meses el gobierno de George W. Bush y el Congreso (republicanos y demócratas, a la par) esfumaron el superávit y lo transformasen en un déficit fiscal que hoy es incontenible.

3. No hay soluciones mágicas: O aumentas impuestos o recortas gastos; probablemente ambas. Los déficit fiscales que hoy se enfrentan provienen sobre todo de un gasto descontrolado.

4. Las clientelas del gasto tendrán que sufrir los recortes y el doloroso reacomodo político. El problema político-social no es menor, dado que los propios programas de gasto “temporal y extraordinario” crean clientelas permanentes; así sucederá en Estados Unidos con el “paquete” de estímulos fiscales.

5. ¿Se acuerdan de “la dama de hierro”, Margaret Thatcher? Pues deberían acordarse, porque la previsión de Wolf es que el siguiente Primer Ministro de la Gran Bretaña tendrá que ser aún más duro y draconiano que Thatcher…

6. Conclusión: Las borracheras keynesianas pasan rápido, lo que dura años, y es inolvidable, es la cruda para remediarlas.

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jueves, 7 de mayo de 2009

Mientras más lejos, mejor

Dije que esto de las corbatas patógenas se pondría bueno. No me imaginé cuánto. En lo que estuve totalmente equivocado es en haber conjeturado que la corbata es inocua. Me lo aseguran múltiples lectores.

Por lo que dicen numerosos testimonios la mayoría de las corbatas se usan lo mismo para sonarse los mocos que para enjugarse el sudor, sopear los frijolitos o hacerle sospechosas carantoñas a los compañeritos de trabajo. ¡Qué horror!

Juan Ignacio Zavala las calificó de armas de destrucción masiva y comentó que las corbatas suelen meterse en los platos de la sopa; tal vez, supongo, porque tales comensales comen de cuclillas con el plato en el piso o se abalanzan sobre la mesa para abrazar al compadre recién llegado y meten la corbata en el caldo de lentejas. Quitarse la corbata no los hará mejor educados.

Estas encendidas condenas a la corbata, por parte de personas que tienen una vasta y cara colección de ellas (y que antes solían presumirlas como sinónimo de “ya te diste cuenta de con quién estás habando”), me han persuadido de dos cosas:
1. Las corbatas sí son peligrosos focos de infección.
2. Estamos rodeados de gente muy sucia. “Para cochinos, los humanos”, dirían los cerdos que tienden a ser animales limpios e inteligentes.

Que la corbata, supuestamente bien anudada al cuello de la camisa, termine chapaleando en mole poblano sólo le puede suceder a personas muy torpes – con problemas severos de coordinación- o a personas muy sucias.

Que haya personas en las oficinas que durante las juntas de trabajo – varios testigos juran haberlo visto- usen la corbata para enjugarse el sudor o hacerle coquetos saluditos al vecino (que se está durmiendo) agitándosela en el rostro, sólo es atribuible a la mala educación y a la bajísima productividad.

Que haya personas que “limpien” con sus corbatas la “grasita” acumulada en un disco compacto, en unos anteojos o en otros objetos (no sin antes arrojar sobre los objetos a “higienizar” su fétido aliento como si se tratase de un desinfectante todopoderoso) es simplemente vomitivo.

Sí, ya me convencieron: hagamos una quema pública de todas las corbatas. Pero también me convencieron que 2.25 metros de distancia entre mí y toda esa bola de prójimos “cochinos” es poco. Demando que el “espacio vital e inviolable” de tres metros mínimo se incluya como garantía individual en la Constitución.

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miércoles, 6 de mayo de 2009

¡Es la escasez!

No falla. Cualquier paquete de apoyo a la economía siempre, siempre, siempre, será insuficiente.

Por eso no falla. Los supuestos representantes de los beneficiarios o los sesudos comentaristas dictaminarán de inmediato: ¡No alcanza!

Esa es la noticia más vieja en la historia de la humanidad, al menos desde que Adán y Eva fueron expulsados del paraíso y Dios les indicó que tendrían que ganarse el pan con el sudor de su frente. (Nota: Si usted, estimado lector, no cree en el pecado original, puede omitir el episodio bíblico, pero no podrá escabullir algunos hechos básicos de la vida humana, duros como piedras, que son el dolor, la enfermedad, la muerte, la escasez, la sed o el hambre). Y siendo la noticia más vieja no tenemos empacho en posar de sagaces y avispados para repetir, como si estuviésemos descubriendo el mediterráneo, que ¡no es suficiente! y para censurar al gobierno – el que sea- que no atinó a ofrecernos todo y de inmediato, que no halló el camino para que a partir de ya desapareciese la escasez.

Habrá que reconocer que los propios gobiernos frecuentemente siembran la semilla de la queja porque, antes, nos ofrecieron un viaje directo al paraíso terrenal sin más requisito que el de presentarnos a las urnas y votar por ellos.

He releído en estos días el libro insignia de J. M. Keynes – la teoría general del empleo, el interés y el dinero- y no recuerdo ninguna observación del ilustre economista acerca del hecho básico e inexorable que da origen a la economía: la escasez. Es como leer una introducción a la medicina en la que no se mencione la enfermedad, o en donde la enfermedad no sea un hecho con el que hay que lidiar, sino tan sólo una falla teórica de los economistas “clásicos” que el señor Keynes ha tenido a bien corregir.

Por contraste recuerdo el postulado inicial de la pequeña obra de Gary Becker (“Teoría Económica” en FCE, Bogotá, 1997) en que se recogen algunas de sus clases en la Universidad de Chicago, que dice: El hallazgo fundamental de la economía es la pendiente negativa de la curva de la demanda.

En otras palabras: La escasez.

La mala economía es “suponer” la abundancia (supongamos que sí tenemos un abrelatas en la isla desierta para abrir las conservas que se salvaron del naufragio), la buena economía es atinar en la asignación más eficiente, menos ruinosa, de los recursos escasos.

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martes, 5 de mayo de 2009

Corbatas patógenas

Esto se va a poner bueno. Si alguien, que debería saber lo que dice, ha desaconsejado el uso de la corbata por considerarlo peligroso para la salud pública, resultará que ahora el uso de la corbata será señal de transgresión al orden establecido, desafío a la autoridad, descortesía hacia el prójimo que vive aterrorizado por invisibles microorganismos nocivos, conducta rayana en lo criminal.

En emergencias de salud pública una recomendación de este jaez adquiere visos de ley o decreto. Es así porque un buen porcentaje de la población tiene propensión a la beatería: Disfruta juzgando si el prójimo – recordemos que hoy todo prójimo debe estar a 2.25 metros de distancia, mínimo – cumple con la letra de la ley, y disfruta aún más si de ese juicio puede derivar una condena o un reproche despiadado.

Quien use corbata mientras dure este episodio (es decir, mientras no haya un valiente, al que le hagan caso, que diga que la recomendación-orden es una tontería) corre el riesgo de recibir una andanada de insultos (“incivil”, “desconsiderado”, “subversivo”, “rebelde”, “delincuente”, “patógeno”) y de que, además, lo corran de su empleo.

Entre otras instrucciones a sus empleados, ante la inminente reanudación de sus labores normales, una institución oficial indica: “No usar corbata porque ésta actúa como reservorio de microorganismos”. En biología se le llama reservorio a una “población de seres vivos que aloja de forma crónica el germen de una enfermedad, la cual puede propagarse como epidemia”. Ignoro si el autor de la ocurrencia tomó la precaución de consultar un diccionario antes de decir lo que dijo, pero si así fue me parece que el siguiente paso es clausurar las corbaterías y promover una sanitaria y edificante quema de corbatas en alguna plaza pública.

Si cualquier corbata alberga de forma crónica microorganismos nocivos, ¿qué guardan los tapabocas?, ¿microorganismos beneficiosos?

Habrán querido decir que incidentalmente la corbata podría ser receptora de minúsculos, o no tan minúsculos, residuos nocivos (y asquerosos) provenientes de estornudos o toses. Pero, ¿cuántas personas acostumbran usar la corbata como pañuelo o cuántas personas tienen el extraño hábito de llevarse a la boca, a la nariz o al rostro su propia corbata o las corbatas del prójimo?

Esta tácita prohibición de las corbatas es fácil de cumplir y hasta suena “kosher”, como no mezclar lácteos con carne. Parece totalmente irrelevante en términos de salud pública pero, eso sí, no deja de ser divertida.

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lunes, 4 de mayo de 2009

Obsesión por el empleo, relectura de Keynes (II y final)

Se dice que en 1927, con la formulación del principio de incertidumbre por Werner Heisenberg, la ciencia tomó un rumbo insospechado, que la alejó del determinismo mecanicista y del positivismo. No basta con que contemos con un modelo racionalmente coherente para afirmar que hemos aprehendido la realidad. Por el contrario, el mismo afán del científico racionalista puede alejarlo del conocimiento de la verdad, al encorsetarlo en esquemas de los cuales la realidad se escapa. Es preciso la constante confrontación de las teorías con los datos que arroja la experiencia, aun cuando ello nos confine a la incertidumbre.

J. M. Keynes -en su teoría general del empleo, el interés y el dinero – pretende formular una “teoría del empleo” sustentada en un recurso argumentativo (los supuestos) que ha dado motivo a un cáustico chiste acerca de los economistas que dice así:
“Un economista naufraga en una isla desierta y cuenta, entre lo que se ha salvado del naufragio, con varias latas de alimentos en conserva, ¿cómo resuelve el problema de abrir las latas para poder comer? Muy sencillo: el economista postula: ‘supongamos que tenemos un abrelatas’”.


Keynes “supone” la existencia de sucesivos “abrelatas” para que su teoría camine. El “supuesto” básico de Keynes es el de una “ley psicológica fundamental” que “explica” la propensión marginal a consumir (es decir que ante un aumento del ingreso, el consumo crece, pero menos que lo que ha crecido el ingreso), lo que a su vez “explica” a juicio de Keynes porqué antes de que se alcance el “máximo volumen de empleo” los empresarios dejan de invertir, lo que a su vez se traduce en que la demanda agregada siempre será insuficiente a menos que, ¡y aquí es a donde Keynes quería llegar!, el gobierno la estimule mediante intervenciones fiscales (gasto) o monetarias (descenso deliberado de la tasa de interés).

En realidad Keynes no explica – en el sentido de revelar la realidad – nada. Ha elaborado un itinerario de “supuestos” para llegar a su meta prefijada: el Estado debe intervenir en la economía para garantizar el pleno empleo. La “ley psicológica fundamental” ni es ley, ni es psicológica, ni tiene fundamentos en la realidad.

Eso sí, la teoría keynesiana resultó una de las mayores delicias para los políticos que nos siguen vendiendo el “pleno empleo” como el nuevo paraíso terrenal.

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Obsesión por el empleo, relectura de Keynes (I)

Cada primer día del mes de mayo me pregunto lo mismo: ¿Por qué festejamos “el trabajo” con un “asueto” que además es “obligatorio”? El primero de mayo no celebramos el trabajo, sino el empleo subordinado, un concepto que la mayoría de los economistas, con arrogancia, hacen sinónimo absoluto de “trabajo” (quien no está “empleado” no “trabaja”). De ahí, por ejemplo, las dificultades que tienen para encajar otras ocupaciones en su esquema; como las de ama de casa, empresario, estudiante o las otrora ocupaciones “liberales” (médico, abogado, artista, escritor) en las que no hay salario, no hay patrón, no hay sindicato, no hay contrato colectivo o individual, pero sí hay generación de riqueza.

Tal vez la economía requiere de una sacudida desde sus cimientos, como la sucesión de sacudidas, sismos y cismas que experimentó la física a principios del siglo pasado con magníficos resultados.

Tomemos, por ejemplo, esa figura reverenciada por la ciencia económica y vuelta a poner en circulación en versiones condensadas, precocidas, “para llevar” y simplificadas por la ideología, que se llamó John Maynard Keynes y su obra insignia: “Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero” (originalmente: “The General Theory of Employment, Interest and Money”). A Keynes le habría encantado que se le tomase como un revolucionario de la ciencia semejante a Albert Einstein; nótese la “humilde” pretensión keynesiana de haber establecido una teoría “general” tal como Einstein en 1905, en uno de cinco brevísimos ensayos, estableció las bases de la teoría “general” de la relatividad y en otro las bases de la teoría “especial” de la relatividad. Nótese su insistencia, rayana en la terquedad, de que “su” teoría desmiente para siempre a los economistas “clásicos”.

Sin embargo: ¿Por qué no la “Teoría General del Consumo, el Trabajo y el Intercambio”?, ¿por qué la obsesión por el empleo remunerado y subordinado que es sólo una de las modalidades del trabajo y de la creación de riqueza?, ¿por qué hacer girar la economía alrededor del empleo y no alrededor de la riqueza o del esfuerzo humano para remediar la escasez?, ¿por qué no preguntarse si acaso tenía razón Aristóteles cuando decía que trabajamos para poder disfrutar del ocio (“estamos no ociosos – en el neg-otium – para poder estar ociosos”), y no a la inversa? Esta reducción del trabajo al empleo nos viene del tatarabuelo Hegel y hace de Keynes otro más de los hegelianos rudimentarios. (Seguiré mañana).

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