¿Tuvieron razón?
Los actuales legisladores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos esperan ser reelectos el próximo 4 de noviembre. No debe sorprender que orienten su voto en función de los deseos de la mayoría de sus electores quienes se oponen, según las encuestas de opinión, al paquete de rescate propuesto por el gobierno de George W. Bush.
En lugar de culpar a los legisladores, que actuaron en todo caso conforme a lo que los electores esperan de ellos (así era la democracia, cuando me hablaron de ella), el atribulado equipo de rescate que encabeza el Secretario del Tesoro, Henry Paulson debe admitir que no ha persuadido al ciudadano común de que es indispensable firmarle un cheque en blanco.
De hecho, Paulson ha logrado convencer a muy pocos fuera de Wall Street y del gobierno. Varios economistas prestigiados, como Gary Becker, han criticado con sólidos argumentos la fragilidad de la propuesta, destacando entre otras cosas el inmenso estímulo a la irresponsabilidad de bancos e instituciones financieras – “riesgo moral” – que supone. Invito al lector a consultar las reflexiones de Becker y de Richard Posner aquí.
Decenas de economistas y de observadores, por ejemplo, critican que el plan de rescate proponga comprar “activos tóxicos” con dinero de los contribuyentes (una forma enrevesada e improbable de capitalizar a las instituciones en problemas), en lugar de obligar a la capitalización de los bancos con dinero fresco de los actuales accionistas o de otros inversionistas o de capitalizarlos directamente, mediante la compra de bonos convertibles en capital.
Esta propuesta – la de la capitalización- tiene mucha más lógica y probabilidades de éxito que la de endosar a los contribuyentes la compra de activos tóxicos cuyo valor es incierto (por eso son ilíquidos). Si el gobierno comprase esos activos en lo que hoy los valora el mercado NO resuelve nada, porque prácticamente estaría cambiando “nada” por “nada”. Si, como una forma tortuosa de capitalizar a los bancos, compra los activos tóxicos a un precio “inflado”, está regalándole el dinero de los contribuyentes a quienes administraron mal los bancos.
Vuelvo a preguntar, los opositores del lunes ¿tuvieron razón? A mí me parece que sí, y por partida doble. Como políticos en busca de la reelección y como ciudadanos defendiendo el dinero de los contribuyentes.
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